Un Donizetti entre lo bufo y lo agridulce por L´elisir d´amore, dentro de las programaciones de Amigos de la Ópera de A Coruña, para un espectáculo en el que fueron solistas la soprano Ruth Iniesta- Adina, tierna y enamoradiza-; el tenor Ramón Vargas- el inseguro y burlado Nemorino-; el barítono Damián del Castillo- pendiente en sus exigencias como Belcore-; el barítono Luis Cansino el -Dulcamara dispensador de efectivas pócimas sin efectos reales, un bufo en grado sumo- y Susana García- Giannetta- compañera fiel y cumplidora de Adina-, para secundar en roles irrelevantes, el papel mudo del Notario y el servil asistente de Dulcamara Moretto. Para completar la parte propiamente musical, la OSG, y el Coro Gaos, de Fernando Briones, disfrutando a sus anchas durante los dos actos, no se recató Víctor García Sierra en lo relativo al asunto escénico entre zancudos, saltimbanquis, contorsionistas y la figura de Botero cual excelente inspirador con una paleta de colorido que no dejaba de levantar el ánimo, dirigidos musicalmente por Guillermo García Calvo. L´elisir d´amore esa ópera bufa, en dos actos, tramados en lo sustancia por Felice Romani, quien recurría a Le philtre, de Eugène Scriabin, con estreno el 12 de mayo de 1832, en el Teatro la Cannobbiana milanés, una ambientación que nos traslada a un pretendido origen bucólico, para mostrarnos al cuadro de personajes que burla- burlando, no dejó de entretenernos y sorprendernos. El caso del menospreciado Nemorino, con el peso a cuestas para soportar esa trama ligeramente gratuita.
Donizetti supo aprovechar los detalles bufos de Il Barbieri di siviglia rossininano, siendo esta ópera un derivado de ella, al igual que lo que realizará en Don Pasquale posteriormente, combinando con astucia los elementos cómicos y los sutilmente serios. El filtro de amor: elisir di si perfetta, di si rara qualità…, es la exclamación colectiva expresada por Amina, Nemorino y otros figurantes al recibir el anuncio de tan milagroso bebedizo. El filtro de Dulcamara, no pasará de ser un buen burdeos para endilgar a los incautos crédulos engañados. Un truco pues, de lo más trivial y que funciona de perlas para esta comedia agridulce remarcada por ribetes burlescos. Es Nemorino un Don Nadie crédulo e ingenuo y que nos dejaría traspuestos en su embaucadora romanza Una furtiva lacrima- curiosamente que no aparece en la versión de Scribe y que fue añadida por el autor y Romani. Un devaneo asumible entre lo solemne y lo necesariamente cómico. Adina Ruth Iniesta contrapunto de esa sensibilidad sencilla, puso en quite al pretendiente Nemorino y a los piropos de Belcore, aunque estuvo en el momento propicio para responder a su demandante con el aria Prendi, per mer siei libero- también un añadido de compositor y libretista, con respecto al original y que para entusiastas estaba cercana al belcantismo de Bellini. Agridulce, por condición casual, fue Dulcamara Luis Cansino- con su brebaje que camelaba a los incautos de paso-, la especie de dottore astuto procedente de la ancestral commedia dell´arte quien sirvió de perlas a dotadas voces de bajo, igualmente con precedente en otro Donizetti, la efímera operita I pazzi per proggetto (1830).
El bueno de Nemorino Ramón Vargas sorprendido y ajeno, asistía casi impasible a la especie de parada militar mientras la adorada Adina se entregaba a una lectura apartada precisamente del relato mítico de Tristán e Isolda, entre un gesto de sonrisa esquiva. De bruces, saltaba la cavatina de nuestro incauto Quanto è bella, quanto è cara…preparando el encuentro entre ambos en el recitativo dúo y cabaletta: Una parola, oh, Adina…Chiedi all´ aura…Per guarir di tal pazzia. Detalle que por su interpretación, caló entre el entusiasmo de los aficionados. Fue Luís Cansino, un Dulcamara que rompió el embelesamiento con su súbita aparición con el recitativo, aria y lustrosa cabaletta Udite, udite, o rustici…Benefattor…Così é chiaro, signo de identidad de las claves de esta comedia- bufa, un pregonero de vieja estirpe con todas sus artimañas en el magín quien captaría de inmediato la fragilidad del talante de Nemorino, vendiéndole la pócima mágica por excelencia- una botella de vino Burdeos sin mayores secretos, cuyas exigencias se limitan al plazo de un día sin más, para conseguir el efecto prometido-, Nemorino y Dulcamara se enredaban en el dúo cabaletta Dottore, perdónate..Voglio dire…Obligatto, ah sí, obligato. Un alarde verdaderamente superfluo e inútil de autoestima por parte de Nemorino para suscitar la atención de su ansiada Adina, quien no dudaría en mostrar su sorpresa ante tan insólita actitud. Fue Giannetta Susana García, con su desparpajo juvenil quien rompió la situación con el anuncio de la llegada de la tropa de un escuadrón de visita, mientras Belcore se preguntaba por la fecha del desposorio anunciado, cerrando el acto el trío de Nemorino, Adina y Belcore Adina credimi
El Segundo acto, se adornaba con la barcarola y el dúo de Dulcamara y Adina Io son rico e tu sei bella…en una escena de confraternización sin límites ni condicionamientos, mientas Nemorino hacía su aparición, participando en la escena, dúo y cabaletta cara a cara con Belcore Veinti scudi…Qua la mano, giovinotto, preludio de la escena con dúo y cabaletta Come se´n va…Quanto amore…Una tenera occhiattina…entre Adina y Dulcamara, en medio de la desesperación de Nemorino. No dejaron de surgir situaciones necesariamente chocantes para otorgar gracejo a los aspectos bufos de ingenioso acicate, situación que romperá los aspectos más chocantes con la romanza de Nemorino Una furtiva lacrima…la guinda para el lucimiento y complacencia de Ramón Vargas, para mayor prestancia por su tierna y rendida lectura del personaje. Vendría de inmediato el recitativo y dúo de nuestro Nemorino y Adina: Nemorino! Ebbene? …Rendi, per me sei libero, mientras Belcore hacia mutis por el foro y se corría el telón.
Ramón García Balado
LXXII Amigos de la Ópera, A Coruña
L´elisir d´amore. G. Donizetti
Ruth Iniesta, Ramón Vargas, Damián del Castillo, Luís Cansino, Susana García
Coro Gaos / Víctor Garcia Sierra
Orquesta Sinfónica de Galicia / Guillermo García Calvo
Teatro Colón, A Coruña
Foto © Alfonso Rego