El pasado jueves 18 de enero tuvo lugar el segundo concierto del ciclo Km0, una propuesta de Ibermúsica que busca la cercanía con el público a través de conciertos en los que se programan obras de compositores españoles y se establece una relación con el oyente. La encargada de esta cita fue la guitarrista Laura Verdugo del Rey, y, tras ella, visitarán el Auditorio la clavecinista Silvia Márquez y la acordeonista María Zubimendi.
Las propuestas musicales que sitúan la cercanía de los intérpretes y los compositores en primer lugar son bienvenidas por el público y así lo corroboraba una sala de cámara llena. Pero en esto también tuvieron que ver la intérprete Laura Verdugo del Rey, una reconocida guitarrista cuyos proyectos están acaparando la atención de un gran número de público, y el instrumento, la guitarra clásica, a la que se echa de menos en las salas.
Un primer vistazo al programa dejaba entrever el brillante planteamiento con claridad, obras de corte clásico muy del gusto de los amantes del instrumento junto con otras de reciente creación, que amplían repertorio. Comenzó la velada con Serenade, de Sofía Gubaidulina, una pieza de carácter intimista que el público escuchó mientras terminaba de acomodarse y se habituaba a la calidez del espacio. A continuación, se escuchó la primera intervención de Laura Verdugo, que agradeció su participación en la propuesta de Ibermúsica y explicó la Fantasía elegíaca de Fernando Sor, una música del periodo clásico romántico en la que se refleja el duelo a través del dolor y la rabia. Los conciertos de guitarra clásica tienen una puesta en escena minimalista que sorprende por su predisposición a acercar las sensaciones de la música y el intérprete al auditorio; la elección de esta obra de Sor abrió el camino para que esto sucediera con facilidad y Laura lo aprovechó para suscitar un canal de comunicación que conectó directamente con el público.
Tras los aplausos fue el turno de la música de Consuelo Díez, que intervino para dar unas pinceladas de su Preludio Nel giardino, una obra dedicada a Gabriel Estarellas que recrea un momento plácido y agradable vivido en Roma. Tal y como invitaba la compositora, fue una interpretación libre, casi lúdica, de esta música de finales del siglo XX muy relacionada con la estética descriptiva. Como también lo fue la siguiente pieza, la Suite Castellana de Federico Moreno Torroba, aunque más en la línea folklórica del nacionalismo español, sus tres partes recrean diferentes momentos relacionados con la siembra. Impecable la interpretación del tercer movimiento, la Danza, cuyo tema inicial, tan lírico y ligado a la tradición de la canción popular española, sonó con fuerza y precisión, y resultó precioso.
Y en la línea de la música descriptiva continuaba el programa Arroyos de luz, la obra de Tomás Marco que él mismo describió como una imagen de los arroyos que serpentean por encima de muchos tipos de terrenos, de libre interpretación, hecha para el disfrute del músico y del público. Encargada por la Fundación Ibermúsica, Verdugo la dotó de una enorme variedad tímbrica y jugó con las opciones rítmicas de la pieza, creando una versión que convenció y dejó al público muy receptivo para el final del concierto.
La última parte la conformaban dos piezas en las que la guitarra encuentra su lugar y brilla por sí sola; supo Laura equilibrar las partes y conseguir que el público disfrutara de ellas con verdadero deleite. De hecho, en la sala de cámara no se oían nada más que las seis cuerdas de su guitarra, nadie quería perderse las últimas notas y guardaron suspiros y caramelos para otro momento. Y así comenzó Sur, que presentó su compositor, David del Puerto, y que ya forma parte por derecho propio del nuevo repertorio guitarrístico. El lenguaje cercano al impresionismo y las reminiscencias andaluzas son sus bazas fuertes. Disfrutó la guitarrista y lo transmitió al auditorio, que acogió la última pieza con entusiasmo. Asturias de Isaac Albéniz comenzó con su inconfundible melodía y más de uno tuvo que reprimir sus deseos de tararearla. Fue un broche de oro acompañado de aplausos y ¡bravos! Tantos que hubo bis, el precioso Vals de Antonio Lauro.
A la salida, la iniciativa de Ibermúsica se completaba con los saludos de Laura Verdugo del Rey en el hall del Auditorio, que pareció más pequeño que nunca. Abarrotado, todos querían felicitarla y hacerse con su último disco, Brisas, preludios y tientos... ¡Atención, la guitarra clásica avanza con paso firme!
Esther Martín
Ciclo Km0, Ibermúsica
Laura Verdugo del Rey, guitarra
Auditorio Nacional de Madrid, Sala de cámara
Jueves 18 de enero
Foto © Rafa Martín - Ibermúsica