Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Las potencialidades de un siglo - por David Cortés Santamarta

Tenerife - 18/02/2025

En algunas ocasiones el planteamiento de un programa no se sostiene simplemente en una mera yuxtaposición de obras, sino que propicia la posibilidad de establecer nexos o relaciones entre obras y estéticas. Eso es lo que posibilitó el concierto que clausuró en el Auditorio de Tenerife la presente edición del Festival de Canarias, donde Midori (entrevistada en RITMO de febrero) y la Orchestre de la Suisse Romande, bajo la dirección de su titular, el británico Jonathan Nott, propusieron la conjunción de Debussy, Stravinsky y Sibelius. Tres partituras dispuestas en el lapso de una década y que, en su diversidad, constituyen una deslumbrante muestra de las potencialidades de un siglo que se iniciaba.

Nott, que ha mostrado desde sus inicios una especial afinidad con el repertorio contemporáneo, parece subrayar en sus aproximaciones precisamente no tanto las continuidades de esas partituras con el pasado cuanto su apertura a inéditas coordenadas sonoras. Si esas novedades resultan obvias en las restallantes texturas y en la complejidad métrica de Le Sacre du Printemps, no lo parecería tanto en el caso del Concierto para violín de Sibelius, cuyas resoluciones formales y tratamientos motívicos resultan, sin embargo, enormemente innovadores con respecto al modelo del concierto de filiación romántica del que inicialmente parte.

El concierto se iniciaba con la asombrosa destilación tímbrica de Claire de Lune, donde Caplet demuestra su capacidad para asumir los resortes de la instrumentación debussysta. Nott logró soslayar la mera delectación sonora para proponer un interesante análisis de las texturas, algo que se hizo aún más evidente en una espléndida lectura de la página de Stravinsky, donde la sección de maderas de la formación suiza respondió con una portentosa e inmaculada perfección a esa suerte de disección controlada, que sin embargo no rebajó la inagotable propulsión rítmica que moviliza la partitura. Al contrario, la relativa lentitud de su lectura se combinó con una adecuada planificación de las tensiones y de las texturas tímbricas.

En una singular organización del programa, la segunda parte estuvo ocupada por el concierto de Sibelius. La comparación entre la Midori que grabara esta página a comienzos de la década de los 90 y la que la interpreta en la actualidad puede resultar desconcertante. Continúa incólume la absoluta perfección y la pulcritud técnica, en una pieza que reclama un inclemente virtuosismo, pero Midori ha relegado casi por completo el vibrato de sus interpretaciones, apostando por una sonoridad más afilada pero que no ha perdido ni un ápice de intensidad.

Con una gestualidad de fascinante concentración, la violinista estadounidense de origen japonés propone un Sibelius introvertido y descarnado, impulsado por un fraseo prodigioso, pero completamente alejado de las adherencias románticas o más evidentemente trágicas de otras aproximaciones. Esa óptica puede resultar discutible pero resulta extraordinariamente atractiva cuando se realiza con tal grado de tensión y con la perfecta complicidad de un Nott que evitó todo efectismo y condujo el fascinante desarrollo casi rapsódico de la obra como otro camino de la modernidad.

David Cortés Santamarta

 

Obras de Debussy, Stravinski y Sibelius

Orchestre de la Suisse Romande

Solista: Midori (violín)

Director: Jonathan Nott

Auditorio de Tenerife, Festival Internacional de Música de Canarias (14-II-2025)

75
Anterior Crítica / Iphigénie en Tauride: la familia en tiempos de guerra - por Javier Extremera
Siguiente Crítica / 41 Festival de Música de Canarias - por Juan Francisco Román Rodríguez