Las 2 citas de la Filarmónica de Gran Canaria en mayo estuvieron en manos de 2 jóvenes directores hispanos. En el primer caso, Domingo Hindoyan, producto del prestigioso “sistema” venezolano de José Antonio Abreu, abrió programa discretamente con el Segundo concierto para piano de Chopin, acompañando a la argentina Ingrid Fliter, muy desorientada en el primer movimiento, con notas falsas y descuadres entre ambas manos, que remontó a partir del lento, sin pasar nunca de lo discreto. El Dafnis y Cloe de Ravel, en su versión completa, tras un inicio un tanto confuso, permitió a Hindoyan sacar a relucir sus muchas cualidades.
El venezolano mostró capacidad narrativa, sentido del color, control de las dinámicas y notable capacidad para fundir la parte del coro dentro del discurso orquestal, con admirable desempeño de la orquesta y coros grancanarios.
La segunda cita supuso el debut en los conciertos de abono de Rafael Sánchez Araña, director asociado al titular. Sánchez Araña mostró excelentes maneras y claridad de ideas en un programa iniciado por la Obertura Canaria de Emilio Coello donde trasvasa al lenguaje sinfónico motivos del folclore canario, en mi opinión sin demasiada fortuna. Más interesante resultó el Concierto para clarinete nº 2 de Óscar Navarro que, sin abandonar el ámbito tonal e incluyendo amplios pasajes cantables, desarrolla el virtuosismo del solista enfrentándolo a una orquesta de pujante brillantez que permitió a Radován Cavallín, solista principal de la Filarmónica de Gran Canaria y su músico más activo e inquieto, exhibir sus muchas cualidades: redondez y belleza del sonido en todos los registros, técnica depurada y punzante expresividad, con el atento concurso de la batuta que aprovechó para resaltar una parte orquestal agradecida y bien escrita.
La Sinfonía nº 1 de Chaikovski obtuvo una lectura de perfiles bien delineados, subrayando su rica inventiva melódica y admirable instrumentación, cuidando con mimo las transiciones, que tuvieron su lógica culminación en unos equilibrados tutti, donde metales y percusión nunca ahogaron a cuerdas y maderas.
Juan Francisco Román Rodríguez
Ingrid Fliter, piano. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Domingo Hindoyan.
Obras de Chopin y Ravel.
Radovan Cavallin, clarinete. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Rafael Sánchez Araña.
Obras de E. Coello, O. Navarro y Chaikovski.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.
Foto: Rafael Sánchez Araña, durante su concierto con la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria.