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Crítica / Las dos caras de una misma moneda - por Mercedes García Molina

Granada - 05/07/2023

De nuevo el Palacio de Carlos V fue el escenario de otro debut orquestal en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, el de la Ochestre des Champs-Elysées. Acompañada de su director titular y cofundador, Philippe Herrewghe- él ya nos visitó en 2001 con el Collegium Vocale Gent-ofreció el mismo programa clásico que ha llevado a Santander, Oviedo y Barcelona, la Sinfonía nº 41en Do mayor, K551 piterde Wolfgang Amadeus Mozart y la Sinfonía nº 3 en Mi bemol mayor, op. 55 Heroica” de Ludwig van Beethoven.

Philippe Herreweghe junto a su  Collegium es uno de los mejores directores de Bach pero es importante saber que lleva décadas trasladando los planteamientos historicistas a otros repertorios. En 1991 fundó junto a Alain Durel la orquesta que toma el nombre del Théâtre des Champs-Élysées  y que esta abarca un repertorio muy amplio, desde el Clasicismo hasta los albores del siglo XX.

El objetivo de la Orchestre des Champs-Elysées ha sido desde entonces ofrecer una mirada distinta de obras a las que la pátina de las muchas interpretaciones ha ido alejando del primitivo espíritu con el que fueron gestadas. Para ello, la consulta de las fuentes originales y la utilización de instrumentos de época es primordial.

El programa elegido para esta noche suponía las dos caras de una misma moneda: Por un lado, las dos sinfonías representan cada una a su manera la cumbre de la forma sonata, en las dos alternan elementos dramáticos con otros más luminosos y, curiosamente, ambas utilizan el recurso serio, canónico y difícil del contrapunto  (especialmente en el último movimiento). Por otro lado,  la Sinfonía nº 41 de Mozart cierra el ciclo de sus tres últimas sinfonías y la Sinfonía nº 3 de Beethoven abre su periodo romántico.  

Con su tradicional gesto pequeño y desgarbado dio inicio el maestro a la Sinfonía nº 41 pitercon bastantes desajustes a lo largo del primer movimiento.  Es perfectamente comprensible  que uno de los peajes que hay que pagar por el empleo de instrumentos de época es la afinación, pero los desarreglos fuero más allá de eso con el descuadre evidente entre los violines I y II colocados enfrentados en el escenario. La colocación clásica de la orquesta es la original pero no proporcionó la sincronía necesaria en un patio de acústica complicada y con algo de retorno en el sonido.

Herreweghe llevó con presteza el tempo y el fraseo, lo que acarreó poca diferencia entre el carácter de los dos temas del primer movimiento y en general a lo largo de la sinfonía,  y nulo o casi inexistente contraste entre los distintos movimientos entre sí.  Al segundo movimiento le faltó fuerza dramática, el minueto  perdió su carácter danzable al obviar Herreweghe el compás de 3/4 mediante largas arcadas de fraseo -más propias de la música barroca- y el cuarto movimiento, llevado con tempo vertiginoso, fue toda una carrera que dificultó el disfrute del trabajo fugado tan original y complejo que Mozart trazó. Brillantez, ligereza, chispa, pero también un continuo resbalar de un tema a otro, de un movimiento a otro sin que ningún punto de apoyo de la agógica, el ritmo o el fraseo sujetara el discurrir de la sinfonía a no se sabe dónde.

Con los mismos elementos de partida que la primera parte del concierto, la segunda fue notablemente mejor.  Herreweghe inició de nuevo con brío y ligereza el  primer movimiento de la 3ª Sinfonía “Heroica” de Beethoven pero aquí hubo una mayor coherencia entre la visión del belga y la partitura. La Ochestre des Champs-Elysées tocó con precisa coordinación entre sus grupos orquestales, con mejor afinación y con un sonido realmente bello gracias a la adición de los clarinetes al viento-madera.

Abordaron un primer movimiento de forma arrebatadora y en la Marcha Fúnebre del segundo movimiento consiguieron momentos sobrecogedores a través de un magistral manejo de las dinámicas y del fluido diálogo entre las secciones de la orquesta. Herreweghe dotó de tanta tensión al  carácter trágico de la  Marcha fúnebre, que la explosiva alegría del Scherzo resultó casi liberadora. La trompas naturales interpretaron muy bien virtuosístico trío que le da el aire de música de caza al tercer movimiento. En el último movimiento, fugado como el de la Sinfonía nº 41 de Mozart, de nuevo Herreweghe condujo el contrapunto de las diez variaciones con la sabiduría del experto bachiano, mostrando todos y cada uno de los temas con nitidez hasta llegar triunfal al apoteósico final que puso en pie al público de Carlos V.

Mercedes García Molina

 

Sinfonía nº 41 en Do mayor, K551 “Júpiter” de Wolfgang Amadeus Mozart; Sinfonía nº 3 en Mi bemol mayor, op. 55 “Heroica” de Ludwig van Beethoven.

Festival Internacional de Música y Danza de Granada

Orchestre des Champs-Elysées

Director: Philippe Herreweghe

Palacio de Carlos V, domingo 2 de julio de 2023

 

Foto © Fermín Rodríguez

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