Este concierto fue el primero de música clásica que se realizó en Madrid después del parón producido por la pandemia del Covid-19. Resultó muy emocionante volver a entrar en el emblemático edificio, esta vez con todos los protocolos sobre higiene y protección, mascarilla incluida. El aforo reducido y la distancia entre las personas no evitaron una sensación de “lleno” pues la sala rebosaba energía y entusiasmo.
El recital que nos iba a ofrecer Yago Mahúgo estaba programado para el mes de abril coincidiendo con la Semana Santa, es por eso que había elegido interpretar “Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz” Hob.XX:1C de Joseph Haydn en su versión para fortepiano. Una obra para el recogimiento y meditación sobre el sacrificio de Jesús. La versión para fortepiano que nos iba a ofrecer era una de autor anónimo, encontrada recientemente en el Archivo de la Catedral de Salamanca y que se interpretaba por primera vez.
Antes de comenzar, el pianista nos hizo un breve análisis de la obra para su mejor comprensión por el oyente. Esta pieza había sido encargada a Haydn para acompañar el Ejercico de las Tres Horas que se realizaba el Viernes Santo en Cádiz, en la Iglesia del Rosario, más concretamente en el oratorio llamado La Santa Cueva habilitado en su interior. En la ceremonia se cubrían de negro las paredes, ventanas y columnas y solo se dejaba una lámpara encendida en el centro. Después de una introducción el sacerdote leía una de las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz según el Evangelio y a continuación se interpretaba la música, y así hasta la séptima palabra.
1. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”
2. “Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”
3. “Mujer, he ahí tu hijo. He ahí tu madre”
4. “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”
5. “¡Tengo sed!”
6. “Todo está consumado”
7. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
Yago Mahúgo quiso reproducir en el escenario este ritual. Colocó siete velas encendidas ante el fortepiano y entre una y otra pieza se apagaba la luz y aparecía una persona vestida de negro como si fuera un sacerdote leyendo el texto, momento en que se aprovechaba a apagar la vela correspondiente.
Quiso también añadir dramatismo al hacer proyectar en el telón de fondo bellas y terribles imágenes de la Crucifixión realizadas por diferentes autores terminando con el de Salvador Dalí que aguantó el Terremoto final.
También Yago Mahúgo exploró las posibilidades declamatorias de la música compuesta por Haydn. La obra consta de una introducción, siete Sonatas –o movimientos lentos que se corresponden con cada una de las Siete Palabras– y un último movimiento a modo de dramático colofón titulado Il Terremoto. A manera de relato el pianista nos iba exponiendo el conflicto de manera expresiva con sentimientos encontrados, entre lo tierno y lo sobrecogedor.
Posiblemente la proyección de imágenes era un elemento de distracción, pues sin mirarlas podíamos sentir mejor todo lo que el pianista era capaz de expresar con solo música. Nos hizo escuchar los suspiros de Jesús, las respiraciones entrecortadas, los latidos del corazón agonizante, el llanto de María y finalmente la ira de la tierra tras la muerte del Crucificado.
Los aplausos resonaron largamente, merecida ovación a un artista que supo emocionarnos y al que estábamos esperando poder volver a oír en directo.
Después de estos meses de encierro y tragedia Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz, Joseph Haydn y Yago Mahúgo sirvieron de catalizador a la tensión acumulada: música, lágrimas y aplausos liberadores. Gracias.
Sol Bordas
Círculo de Bellas Artes, Teatro Fernando de Rojas
Ciclo: “Círculo De Cámara”
Yago Mahúgo - Fortepiano
30 de Junio de 2020 – 19.00h