Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / La voz correcta - por Juan Gómez Espinosa

Madrid - 01/12/2021

Existe una diferencia fundamental entre lo correcto y lo excepcional. Sobre todo en el arte. Cuanto mayor es el reto, mayor la posibilidad de conmocionar. La voix humaine supone un reto evidente para intérpretes y público. Sobre la escena, además del acompañamiento instrumental, una soprano y un teléfono; el discurso verbal se desarrolla cercenando cualquier desarrollo, repleto de frases breves, interrupciones, menciones a realidades que quedan fuera de las tablas, réplicas que no se escuchan, y todo en un tono más coloquial que poético.

El público asiste a la confirmación de una ruptura, la que viven dos burgueses (como en una película de Woody Allen), y el peso de la ¿acción? recae sólo en una parte de la pareja. Con semejante material, se construye esta tragedia de la incomunicación, uno de los problemas más dramáticos de la sociedad. Un espectáculo sobre este asunto huele a catarsis por todos lados. Pero, para conseguirla, se necesita ir más allá de la exposición correcta. Antonacci y Sulzen son dos buenos profesionales, eso nadie lo duda, y con técnica suficiente para abordar diversos repertorios con eficacia. La soprano, además, posee un timbre bellísimo. El pianista, limpieza y precisión.

En la jornada del domingo resultaron absolutamente correctos. No apostaron por el riesgo, mucho menos por el juego o el barro. Antonacci encontró una colocación de la voz en la que estuvo cómoda y apenas se movió de ahí; las dinámicas fueron claras, prácticamente de manual; aquellos espacios en los que la línea entonada puede -y debe- caer en la bruma hablada se afrontaron con demasiada pulcritud; el control resultó tan obvio que se echó de menos alguna rotura; tampoco quedó muy clara la relación del personaje con el teléfono, es decir, con el (ex)amante que escuchaba al otro lado del hilo, puesto que en ocasiones la cantante parecía dirigirse más al auditorio que al auricular.

Sulzen dio todas las notas, cumplió con el ritmo casi con exigencia metronómica, y el piano pareció quedar a la mitad de sus posibilidades; tampoco pretendió suplir los timbres que de la versión orquestal, y el resultado fue instrumentalmente plano. Algo más de flexibilidad por parte de ambos intérpretes habría sido deseable. Me recordaron, por poner un ejemplo de música moderna, más a la artesanía o al diseño meditado de una Rosalía que al arte de Lady Gaga. Existe una queja sobre lo poco que parece atraer la música “clásica” a nuevos públicos. Tal vez todos los profesionales de este sector deberían practicar un análisis de conciencia. ¿Se da por hecho que el código tradicional es el único válido, por eso no se busca más que exponer con pulcritud el repertorio canónico?

Esta ópera muestra, como ya he señalado, la ruptura de una pareja burguesa. Con interpretaciones que vayan más allá de lo atildado, se podría trascender una excusa argumental en torno a clases altas, emperadores o dioses y conectar con las entrañas de la ciudadanía. Todos, al fin y al cabo, independientemente de nuestra declaración de Hacienda, amamos, odiamos, tenemos miedo. No arriesgar convierte el arte en una arquitectura burguesa. Y el público no es tonto. De hecho, tras el concierto, los aplausos reconocieron la eficacia de los intérpretes y poco más. Nadie se puso en pie, las palmas no sufrieron. Como hecho entrañable, se pudo ver a algún alto responsable -del ciclo y del espacio- insistiendo en los aplausos para que los artistas salieran una tercera, incluso una cuarta vez a saludar. Pero el público, por muy educado que sea, tiene estómago, y eso no se puede olvidar.

Juan Gómez Espinosa

 

Círculo de Cámara. Temporada 2021/2022.

Obras de: Francis Poulenc (La voix humaine, 1958, ópera en un acto sobre la obra homónima de Jean Cocteau, FP 171).

Intérpretes: Anna Caterina Antonacci (soprano), Donald Sulzen (piano).

Fecha y lugar: 28 de noviemnbre de 2021. Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Foto © Pierre Grosbois

497
Anterior Crítica / Josu de Solaun frente a Prokofiev - por Ramón García Balado
Siguiente Crítica / Un homenaje al recuerdo y al afortunado presente - por Juan Francisco Román Rodríguez