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Crítica / La voix humaine y Eine florentinische Tragödie - por Enrique Bert

Bilbao - 20/02/2022

No deja de ser digno de mención que la ABAO, estructura organizativa de tendencias conservadoras en los últimos años, hiciera el esfuerzo de programas estas dos obras significativas del siglo XX, La voix humaine y Eine florentinische Tragödie, siglo sistemáticamente olvidado por los programadores.

Para tal evento se aposto por dos obras de apenas tres cuartos de hora cada una y así mismo la reducción del enorme escenario del Euskalduna hasta dejarlo en un pequeño rectángulo limitado en altura a la mitad y en el fondo, a algo similar. Ello parecía ir en coherencia con el tipo de obras, de uno y tres solistas respectivamente; incluso la orquesta es dispuesta en el escenario en el monólogo de Poulenc, lo que pareció una apuesta inteligente.

Nicola Beller Carbone –sustituta de la inicialmente prevista Ainhoa Arteta- hizo una apuesta por la interpretación actoral, construyendo una mujer que evoluciona en la propuesta de Azorín desde la inicial, paranoica y trastornada hasta la final, entera y preñada de dignidad, que abandona la habitación con la frente bien alta. En la misma, una bañera y un mueble de baño iluminado.

La soprano también apuesta por el erotismo, cambiándose hasta dos veces de ropa en el escenario. La línea de canto central no fue problema para la soprano aunque las pocas notas agudas sonaran ásperas. Un personaje de mucha credibilidad y bien recibido por el público.

El gran protagonista de la breve obra de Zemlinsky es Simone y ahí estuvo el gran problema de la segunda parte. Cartsen Wittmoser nunca pudo con el personaje: voz atrás, nula proyección y color leñoso nada atractivo. Cuando Pedro Halffter abordaba las largas líneas tardorrománticas de la partitura, el barítono-bajo desaparecía totalmente.

La voz de Giorgio Berrugi sonó impetuosa y casi heroica, dejando en evidencia a su compañero; Nicole Beller Carbone dio empaque a su personaje, vestida como terminó la obra de Poulenc.

La segunda ópera se inició en el mismo escenario de La voix humaine para luego pasar a utilizarlo en toda su amplitud, dentro de una desnudez de atrezzo casi absoluta. Buen uso de las luces.

Pedro Halffter llevó a la orquesta bilbaína al éxito, hasta convertirse en el triunfador de la noche. Medido en el Poulenc –no olvidemos que estaba en el escenario, con la consiguiente pelea de planos sonoros- y brillante en el Zemlinsky, con un preludio de altos vuelos.

Las aportaciones videográficas tuvieron nula relevancia. Una velada aceptable que, por desgracia, quedó desequilibrada en lo vocal.

Enrique Bert

 

Palacio Euskalduna, de Bilbao.

Francis Poulenc: La voix humaine / Alexander von Zemlinsky: Eine florentinische Tragödie.

Nicola Beller Carbone (Elle / Bianca), Giorgio Berrugi (Guido), Carsten Wittmoser (Simone).

Orquesta Sinfónica de Bilbao.

Dirección escénica: Paco Azorín.

Dirección musical: Pedro Halffter.

 

Foto: ABAO Bilbao Opera, Eine florentinische Tragödie / © E. Moreno Esquibel

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