Hay directores a los que nada más verlos te transmiten ser partícipes de una vieja tradición musical y Pinchas Steinberg (1945) ha sido uno de ellos. Sin más ayuda en el atril que su memoria, experiencia y sabiduría el director casi octogenario nos ha regalado un concierto con la Euskadiko Orkestra, en el que sobriedad y claridad han sido las características más remarcables del mismo.
Sobriedad porque el gesto es adusto, nada extravagante ni extrovertido pero sí atento al detalle; pero es que, además, su dirección es clara y diáfana, permitiendo al oyente descubrir todos los planos existentes en una obra tan compleja como la Sinfonía Fantástica, de Héctor Berlioz.
Solo seguir el ritmo danzable del segundo movimiento o la energía escondida tras la tuba en el quinto y último nos pueden servir de muestra para reconocer que su interpretación fue personal y brillante. Pocas obras tan aparentemente inconexas como ésta dentro de la tradición sinfónica y, sin embargo, Steinberg dotó a la misma de enorme coherencia hasta lograr la respuesta fervorosa del respetable.
Antes el director israelita nos deleitó con una Octava Sinfonía de Ludwig van Beethoven, en la que el contraste entre los movimientos quedo claramente definido, además de llevar siempre un tempo de significativa congruencia, dando a la obra un dinamismo notable. Un concierto notable protagonizado por una batuta que nos trasladó hasta la forma marmórea, casi regia, de dirección de la vieja escuela tradicional. Una suerte de velada.
Enrique Bert
Teatro Principal, de Vitoria-Gasteiz.
Euskadiko Orkestra.
Dirección musical: Pinchas Steinberg.
Obras de L. van Beethoven y H. Berlioz.
Foto © Juantxo Egaña