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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / La sombra de Ucrania gravita sobre la música - por Juan F. Román Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria - 08/03/2022

El primer concierto de abono de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria en este 2022 no pudo abstraerse a la actualidad política internacional que nos rodea. Tras unas emocionadas palabras en un esforzado y meritorio español de la directora invitada Kery-Lynn Wilson, canadiense de ascendencia ucraniana, se interpretó el Himno Nacional de Ucrania, cuya sombra gravitó sobre todo el programa, que pivotó en torno a dos grandes compositores rusos del siglo XX que sufrieron personalmente la intransigencia del régimen soviético y es que parece que el paso del tiempo no puede con algunas cosas.

La velada prosiguió con la suite de ballet El tornillo de Shostakovich, que sin ser una de las grandes obras de su autor se escucha con agrado, especialmente en una lectura como la de Kery-Lynn Wilson, que dotó a la pieza de un certero sentido rítmico y una acertada diferenciación tímbrica, bien que la claridad de planos no siempre fue la deseable, con numerosas intervenciones solistas admirablemente resueltas por los músicos de la Filarmónica de Gran Canaria, destacando el infrecuente xilófono.

El Concierto para bandoneón y orquesta de Piazzolla consta de los tres movimientos tradicionales de los conciertos con solista y requiere una orquesta de cuerdas a la que se añade piano, arpa y percusión, en el personalísimo estilo de su autor, con una vistosa parte solista que estrenó el propio Piazzolla. La pieza tuvo una impecable lectura por parte de Ksenija Sidorova, precisa en la compleja digitación y Keri-Lynn Wilson, atenta los complejos ritmos quebrados tan queridos por el autor argentino y tan arduos de reproducir.

El concierto concluyó con la Séptima Sinfonía de Prokofiev, última de las suyas. Sin los grandes climax rugientes de otras sinfonía suyas, teñida de un aura de lirismo otoñal, que la batuta supo situar en primer término, destacó la nostalgia que impregna el hermosísimo tema principal del primer movimiento, aunque no siempre logró la necesaria continuidad en el desarrollo, que a veces parecía avanzar a trompicones, ni la apetecible claridad de texturas de una pieza engañosamente sencilla, aun contando con la relevante respuesta instrumental de la Filarmónica de Gran Canaria.

Juan Francisco Román Rodríguez

 

Ksenija Sidorova, bandoneón.

Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Keri-Lynn Wilson.

Obras de Shostakovich, Piazzolla y Prokofiev.

Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.

 

Foto: Tras unas emocionadas palabras en un esforzado y meritorio español de la directora invitada Kery-Lynn Wilson, canadiense de ascendencia ucraniana, se interpretó el Himno Nacional de Ucrania.

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