En la fría noche prenavideña del 21 de diciembre de 2023 las calles en torno al Auditorio Nacional de Música de Madrid se encuentran acordonadas por la Policía Nacional, y muestran una frenética actividad que denota un acontecimiento singular y de la máxima expectación.
Tras varios controles policiales, listas de invitados y largas colas, logramos acceder al querido edificio de José María García de Paredes, que tantas alegrías y buenos recuerdos nos sigue regalando, para asistir al Concierto de Clausura de la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea. Las máximas autoridades españolas, comandadas por el Rey y el Presidente del Gobierno asisten a la cita junto a los centenares de invitados de un evento único que no contó con venta de entradas.
Este excepcional concierto reunió en su escenario a la Orquesta y Coro Nacionales de España junto a varias solistas, contando con una extraordinaria maestra de ceremonias, la actriz Marisa Paredes.
El programa que pudimos disfrutar huyó del populismo y de la búsqueda del placer inmediato para contentar a una concurrencia no habitual en este tipo de eventos musicales. Y es que el responsable de la selección musical del programa acertó de lleno en su singular búsqueda de la calidad musical, aunando en una misma velada obras y autores de indiscutible calidad musical y que pertenecen a nuestro patrimonio cultural más exquisito, reivindicándolo con el mayor de los orgullos.
Tras escuchar el Himno de España con el Auditorio puesto en pie, nuestro Coro y Orquesta atacaron el Himno de la Unión Europea, que no es más que un fragmento abreviado del Cuarto Movimiento de la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven(1770-1827).
El Himno a la Paz de Pau Casals (1876-1973), encargado al inmortal violonchelista catalán en 1970 por el secretario general de las Naciones Unidas a partir del Preámbulo de la Carta de Naciones Unidas, con texto finalmente escrito por el poeta británico Wystan Hugh Auden (1907-1973). Esta grandiosa partitura sonó rotunda, pero desprovista de la emoción necesaria.
Marisa Paredes comenzó la primera de sus intervenciones solicitando un minuto de silencio en memoria de los tristes sucesos acaecidos en la Facultad de Filosofía de la Universidad Carolina, en el centro de Praga.
El primer bloque que presentó Paredes correspondió a las tres primeras obras programadas. Así, el Preludio para Madrid 92 de Cristóbal Halffter (1930-2021), obra escrita con motivo de la Capitalidad Cultural de Madrid en 1992, y que se basa en la rica armonía del fandango español. La pieza, festiva y brillante, es una suerte de invención a medio camino entre las variaciones sobre nuestra querida escala descendente frigia y una fantasía con original orquestación sobre ella, con el clave como singular evocación temporal.
La pieza que homenajea a nuestro Luigi Boccherini (1743-1805), Quattro versioni originali della Ritirata Notturna di Madrid, realizada por Luciano Berio (1925-2003), consistente en un discanto jovial sobre la pieza de Boccherini de diversos instrumentos solistas, como las formidables intervenciones de la concertino Valerie Stenkeen y de la solista de violines segundos, Laura Salcedo, a los que se sumaron unos ágiles y brillantes pasajes del oboe y la flauta que dieron paso al efectivo e hipnótico recurso que ya imaginó Ravel en su Bolero, permitiendo a la caja erigirse como motor y dueño dinámico del tutti orquestal, que finaliza en un diminuendo que realmente evoca esa retirada nocturna tan afamada.
La pieza, estreno absoluto para la ocasión, de Alicia Díaz de la Fuente (1967), Resonancias de las Folías de España, para coro, orquesta y soprano solista, sorprendió en sus primeros compases con evocadores efectos ornitológicos, que dieron paso a un inquietante texto germánico que el coro declamaba hasta la irrupción de la solista, la soprano Margarita Rodríguez, quien con una intachable y loable intervención sin partitura, mostró su impoluta afinación, a la vez que su precisión rítmica permitió su escucha en la compleja escritura de Díaz de la Fuente sin dificultad alguna, permitiendo el disfrute de su bello timbre a través de una inteligente textura orquestal que lo permitía. Finalmente, con el texto en castellano de “Todos los hombres son hermanos”, la obra se convirtió en nexo de unión con la efeméride celebrada.
A continuación, el segundo de los bloques en que Marisa Paredes dividió el programa, comenzó con La pianura castigliana de María de Pablos (1904-1990), figura indiscutible de la composición española felizmente reivindicada, y que mostró la gran labor de orquestación de la pieza. Las trompas se erigen como la melodía principal a la que se suman el resto de metales y la cuerda en una suerte impresionista de melodías y armonías netamente ibéricas.
EL fragmento de la Suite orquestal Don Quijote de Georg Philipp Telemann (1681-1767) sirvió como el perfecto ejemplo de la internacionalización de la cultura española, de uno de sus grandes iconos culturales, y que sonó plácido y pleno de belleza, con evocadores arpegios sabiamente realizados en el clave por Daniel Oyarzabal en los momentos más sutiles.
Este bloque concluyó con la primera escena del segundo acto de la ópera D.Q. (Don Quijote en Barcelona) de José Luis Turina (1952), quien actualmente es el compositor residente de la presente temporada del Centro Nacional Musical de Difusión Musical (CNDM), todo un guiño a la actualidad del panorama musical nacional que supo reivindicar y mostrar una de las obras más interesantes de la prolífica producción del autor madrileño. En esta escena de la ópera, que inauguró el Gran Teatro del Liceu barcelonés tras su reapertura, los violonchelos sitúan al espectador en medio de una onírica situación, con impactantes fabordones que al unísono el coro va declamando y que hacen palpable la locura de Don Quijote, con textos como “Es monstruo viejo, miren al resplandor”, y en donde por momentos la orquesta se arrebata, creando momentos de verdadera tensión que evocan la locura.
El último conjunto de piezas programado de la velada ahondaba en las raíces más populares de la cultura española, a través de tres magníficos diversos ejemplos de nuestro acervo folclórico. Primeramente, la obra escogida, la Marcha de la ópera Bequeriana, de María Rodrigo (1888-1967), autora de una relevancia fundamental para nuestra cultura, quien compuso esta ópera estrenada en el teatro de la Zarzuela en 1915, quien plasmó una ecléctica creación que aúna ópera, zarzuela y ballet. La orquesta nacional mostró un bello sonido em una interesante pieza, con una cuerda de violines en estado de gracia, a los que se sumó la inspiradora y vital dirección de Jordi Bernàcer. Las flautas y oboes fueron delicados y evocadores, a la vez que los metales dotaron del brillo y vigor necesarios a estos momentos de la noche.
El momento que mostró el guiño más popular hacia el público fue el que protagonizó la reputada cantaora María Toledo interpretando una selección de las Canciones españolas antiguas que Federico García Lorca (1898-1936) reuniera en su formidable labor musicológica y folclorista. Pudimos disfrutar de una interpretación verdaderamente sentida de Toledo, quien contó con la apropiada sonorización de su voz mediante micrófono y quien hizo las delicias de la audiencia congregada en la sala interpretando las afamadas Anda jaleo, Zorongo, Las Morillas de Jaén, Los pelegrinitos y las Sevillanas del siglo XVIII, con acertadas e inspiradas orquestaciones de Feliu Gasull, Lluis Vidal, Josep Pons y Joan Albert Amargós.
El concierto concluyó con la segunda Suite de El Sombrero de tres picos de Manuel de falla (1876-1946), verdadera genialidad que aúna genialmente las raíces populares con un exquisito conocimiento del instrumento orquestal, aderezado todo ello con una inspiración verdaderamente inconmensurable. La modélica interpretación de la Orquesta Nacional de España puso en pie al Auditorio Nacional, que fue agasajado con una pequeña selección orquestal y coral de El Barberillo de Lavapiés de Francisco Asenjo Barbieri (1823-1894), de quien este año se cumple el segundo centenario de su nacimiento, perfecto cierre para el concierto con un fabuloso ejemplo de uno de nuestros géneros musicales más queridos y que tanta personalidad confiere a nuestra singular cultura.
Simón Andueza
Orquesta y Coro Nacionales de España.
Marisa Paredes, presentadora.
María Toledo, cantaora, Margarita Rodríguez, soprano.
Jordi Bernàcer, director.
Concierto de clausura de la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea.
Obras de Obras de Pau Casals, Cristóbal Halffter, Luciano Berio, AliciaDíaz de la Fuente, María de Pablos, George Philipp Telemann, José Luis Turina, María Rodrigo, Federico García Lorca y Manuel de Falla.
Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid. 21 de diciembre de 2023, 19:30 h