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Crítica / La noche ha pasado (OCNE) - por Simón Andueza

Madrid - 28/06/2021

La Orquesta y Coro Nacionales de España clausuraron una de las temporadas más complejas en su realización con esperanzadores y luminosos versos bíblicos. Entre ellos no podemos más que destacar el tranquilizador fragmento Die Nacht ist vergangen -La noche ha pasado-, toda una ilusionante declaración de intenciones al programar esta formidable sinfonía-cantata de Felix Mendelssohn como cierre de la temporada 2020/2021, que nos anticipa el ocaso de estos tiempos tan funestos para el mundo de la cultura.

Mendelssohn compuso esta imaginativa pieza como parte de un encargo para celebrar los 400 años de la invención de la imprenta por Gutenberg, invento que permitió la popularización de la biblia luterana, perfecta excusa para la creación de una gran obra que aunara lo mejor que el luteranismo ofrece al creyente: sus fabulosas plegarias de agradecimiento, alabanza y esperanza, aunadas con la inclusión de la música, eje fundamental de esta creencia, representada por sus populares corales y llevada a su máxima expresión con la obra de Johann Sebastian Bach, de quien Mendelssohn fue su principal redescubridor.

Todos estos factores mezclados en la mente del genial y joven compositor de Hamburgo dieron como resultado esta formidable conjunción de ideas y estilos, protagonizada por los brillantes textos bíblicos especialmente de los Salmos, pero también con algunas partes de Efesios, Isaías y Romanos, conjugados con el leit motiv del coral luterano del Salmo 150 Alles, was Odem hat, lobe den Herrn, que da unidad a cada fragmento de la obra.

Comenzó la Sinfonía con Maestoso con moto solemne, sereno y contenido, lleno de bellos colores ejercitados por los solistas de viento madera, especialmente del oboe y clarinete. David Afkham con gesto contenido y con muy buena forma musical contuvo a una cuerda muy bien conjuntada. El Allegreto un poco agitato fue quizás el momento de más esplendor sonoro, con una gran delicadeza en las melodías de los violines primeros que fueron ejemplarmente acompañadas de uso precisos y musicales pizzicati por parte de los violines segundos y los contrabajos. Terminó esta primera parte instrumental con el Adagio religioso con un fabuloso equilibrio sonoro entre la cuerda que permitió escuchar el denso ideario de Mendelssohn, contrastante con la transparencia y exactitud de las flautas conjugadas por el preciosismo del oboe solista. Las cuatro trompas dieron una magistral lección de acompañamiento con sus acordes límpidos de perfecta ejecución y afinación.

Comenzó la parte sinfónico-coral del concierto con la interpretación de movimiento que sirve de enlace a la cantata en sí misma, el movimiento destinado al coro, soprano y orquesta, Alles was Odem hat lobe den Herrn, meine Seele, con el hándicap de la velada: el gran desequilibrio entre la sonoridad orquestal, especialmente en la sección de viento metal y percusión, y coral. Los brillantes metales, de una espectacularidad sonora formidable, dificultaron en demasía la escucha de un Coro Nacional de plantilla reducida y provisto de mascarilla higiénica en su interpretación. No debemos olvidar la gran masa coral que se necesita en esta pieza, debido a  su rica orquestación, pese a la escritura tradicional a cuatro voces.

La sección masculina del coro fue la que más brilló en todo el concierto, con unos poderosos tenores y unos compactos bajos que destacaron en sus pasajes con brillantez, empaste y seguridad.

El tenor Werner Güra, de intachable calidad vocal y musicalidad, y uno de los grandes especialistas en el repertorio barroco, así como muy demandado en el lied, también sufrió del balance orquestal en sus intervenciones al no poseer una voz de especial amplitud sonora, a la vez que demostró una gran expresividad e introspección del texto en Stricke des Todes hatten uns umfangen, especialmente en el recitativo Hüter, ¿ist die Nacht bald hin?

Uno de los momentos más delicados y especiales de la velada fue el dueto entre la soprano Camilla Tilling y la mezzosoprano Maite Beaumont, de una dulzura y musicalidad exquisitas, que fueron arropadas y contestadas excelentemente por el coro femenino, de etérea y pulcra sonoridad. Beaumont tan solo tuvo su momento solista en este fragmento, una verdadera lástima, puesto que hubiéramos deseado disfrutar en más ocasiones de su precioso timbre e impecable fraseo.

Camilla Tilling en todas sus intervenciones se reveló como una voz de soprano ligera de alta elegancia musical y de un buen manejo del fiato, destacando su delicada expresión de los textos, aún portando la inevitable mascarilla.

El Coral a capella Nun danket alle Gott encomendado al coro como todo un homenaje a la figura de Johann Sebastian Bach permitió escuchar al fin las equilibradas, afinadas y conjuntadas voces del Coro Nacional de España que tuvieron algún desajuste de tempi, ocasionado por la gran separación entre sus integrantes, sumada a la sutil dirección de David Afkham que dificultó su precisión rítmica con esta distancia tan grande a la que los cantantes deben someterse.

El movimiento final Ihr Völker, bringet her dem Herrn resultó de gran espectacularidad debido a su gran masa sonora capitaneada por una fabulosa sección de trombones que fue contestada valientemente por los bajos y tenores del coro, maximizando su volumen a través de un gran empaste y de un fraseo idéntico, que denota un gran trabajo por parte de su director, Miguel Ángel García Cañamero.

El clímax apoteósico de la obra se encuentra en un momento de gran tensión y crescendo, a unos 23 compases de su finalización, subrayado por el si bemol agudo que las sopranos deben sostener durante siete pulsos, excepcionalmente interpretado por la cuerda aguda del Coro Nacional de España, enfrentándose de un modo óptimo a la masiva sonoridad del tutti.

El público asistente no pudo más que agradecer a todos los intérpretes su excepcional desempeño, no solo por la interpretación de este concierto que cierra la actual temporada, sino por el soberbio esfuerzo desarrollado durante este insólito año que ha permitido con una inteligente programación y un titánico esfuerzo un desarrollo de sus ciclos con una calidad y actividad envidiadas por el resto del planeta. Ojalá que de verdad esta noche oscura haya pasado para la temporada 2021/2022 y no sea más que un funesto recuerdo del que todos hayamos aprendido mucho.

Simón Andueza

Orquesta y Coro Nacionales de España. David Afkham, director. 

Camilla Tilling, soprano, Maite Beaumont, mezzosoprano, Werner Güra, tenor.

Felix Mendelssohn. Sinfonía número 2 en si bemol mayor, ‘Lobgesang’.

26 de junio de 2021, 19:30 h.

Ciclo Sinfónico núm. 24 de la OCNE.

Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid.

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