Nos visita de nuevo Anna Netrebko, la reina expulsada de la Metropolitan Opera de Nueva York por razones de todos conocidas e injustificadas, pero que en el resto del mundo, incluido el Teatro alla Scala de Milán, sigue manteniendo el cetro y el trono de las cantantes de su cuerda.
Tras superar el pequeño bache que ha supuesto su interpretación de la temible Gioconda de Ponchielli en Salzburgo y Nápoles, ha demostrado, una vez más, que es una enorme soprano, que en el antes mencionado Teatro alla Scala, el pasado diciembre, tras su “Tu che le vanita” del Don Carlo verdiano, recibió la ovación más estruendosa que he escuchado en dicho teatro en los muchos años que acudo al mismo.
Aquí regresaba con un homenaje a Puccini en el centenario de su muerte; la acompañaban su pareja hasta hace poco, el tenor Yusif Eyvazov, la soprano Daria Rybak, que cantó con voz penetrante pero sin la menor dulzura la bellísima aria de Liu “Tu che di gel sei cinta”de Turandot, estando más acertada en su segunda intervención como la Musetta de la Bohème en el cuarteto del tercer acto de dicha ópera. El barítono Jérôme Boutillier mostró cualidades apreciables como intérprete y una voz digna , como el Mandarín, en “Popolo di Pekino”; muy bien como Marcello en la Bohème en el antes citado cuarteto y, en solitario, en la hermosa y casi desconocida aria de Edgardo ”Questo amor,Vergogna mia”. Además como Ping, Pang y Pong de Turandot, el bajo Cristian Díaz, el tenor Mikeldi Atxalandabaso y el también tenor Pablo García-López cumplieron a las mil maravillas con su breve cometido.
Eyvazov nunca ha sido un dechado de refinamiento canoro, pero desde sus balbuceantes inicios ha ido puliendo su estilo y, a pesar del timbre poco agraciado de su voz, ha logrado, merced al estudio y una entrega total a los papeles que interpreta que se contagia al auditorio, ocupar un puesto destacado entre los cantantes de su cuerda. Sus intervenciones en solitario fueron dignas con “Donna non vidi Mai” de Manon Lescaut y, algo menos, con la “Recondita armonía” de Tosca. Como propina ofreció el inevitable “Nessun dorma” de Turandot que tuvo más decibelios de los debidos pero que aun así entusiasmó al público.
Y la Netrebko, un caso excepcional de supervivencia canora, aquella maravillosa lírica bel cantista de los primeros tiempos, aquella inolvidable Lyudmila de la ópera Ruslan y Lyudmila de Glinka, de 2003; Anna Bolena, Norina de Don Pasquale, Susanna de las Bodas de Figaro, Doña Anna del Don Giovanni, poco a poco ha ido abordando un repertorio más pesado, incluyendo, a pesar de su dicción alemana, una inolvidable Elsa de Lohengrin. Su carrera ha sido imparable y planteada con una inteligencia fuera de serie. Su voz ahora es poderosa sin haber perdido su bellísimo timbre; su seguridad en los agudos, sus graves rotundos y sus pianos escalofriantes la convierten ya en una soprano legendaria.
Al Teatro Real ha llegado con un “aquí estoy yo” ofreciéndonos como aperitivo el “In questa reggia” de Turandot, resuelto sin problemas y con mínimas vacilaciones, atacando los peliagudos agudos del aria con una soltura inusitada. Estupenda también en el “Sola, perduta, abbandonata” de Manon Lescaut, con la que mostró que, además de cantar maravillosamente, es una gran intérprete a niveles teatrales. Cosa que reafirmó con un “Vissi d’arte” de Tosca que encendió al teatro que la aclamó. Maravillosa y exquisita en su intervención como Mimi en el cuarteto del tercer acto de la Bohème y rozando lo sublime como Butterfly en el dúo con Eyvazov “Vogliatemi bene” de Madama Butterfly.
Finalmente ofreció, a mi gusto, un bien cantado, pero en absoluto convincente “O mio babbino caro” de Gianni Schichi.
El éxito fue apoteósico y merecido. Hay Netrebko, todavía, para rato.
Denis Vlasenko al frente de los coros reforzados y la orquesta fue un buen acompañante en exceso sonoro, pero logró que la velada funcionase.
Francisco Villalba
Ana Netrebko, Yusif Eyvazov, Daria Rybak, Jérôme Boutillier, Christian Díaz, Mikeldi Atxalandabaso y Pablo García-López.
Coro y la Orquesta Titulares del Teatro Real, Coro de RTVE / Denis Vlasenko.
Teatro Real, Madrid.
Foto © Javier del Real | Teatro Real