La Orquesta de la Comunidad de Madrid dirigida por Álvaro Albiach, ofreció la imponente Novena sinfonía de un Gustav Mahler abrumado por aquella maldición supersticiosa de este ordinal sinfónico. Una Novena "maldita" en un Auditorio Nacional de Música especialmente atento, respetuoso y... en algunos momentos críticos, como el contrito final, especialmente silencioso.
Un efecto, ya que estamos, este insólito silencio en la sala sinfónica del Auditorio, colateral de estas separaciones forzadas por las circunstancias sanitarias, que aplaudimos y esperamos se mantenga en un futuro.
Una gran sinfonía, hora y media larga de música de rebosante intensidad dramática, sin escatimar ni un atisbo temporal de su imagen original, pero limitada en su elenco por efecto de los cánones de distanciamiento. Una Novena servida en versión arreglada para apenas, pues, veintitrés atriles de cuerda (6/5/5/4/3), más uno por cada familia del viento, madera y metal -siete en total-, un arpa y dos ejecutantes en la percusión.
Aunque me pareció ejemplar en todo momento, el control que ejerció el podio sobre los tempi, especialmente los que reproducían en esta versión más desnuda, los más reposado, tensos y expectantes de la partitura original, creo, modestamente, que, en estas circunstancias instrumentales, tan frágiles, debe tratarse la obra de forma diversa al original, sin contagiarse del ingenioso mimetismo del arreglista. De lo contrario se percibe una extraña exigencia sobre los músicos que va más allá de la partitura que, de facto, están interpretando. Esto es, se fuerza un referente externo, que está en la imagen sonora a la que pretende remitirse idealmente. Al margen de que los criterios de instrumentación traten de dar cuadratura a este círculo, remitiendo al original.
Un arreglo, por otro lado, en lo suyo, excepcional, para una Sinfonía compleja; un trabajo de quitarse el sombrero, que fue materializado con determinación, pulso, forma y sentido.
Por cierto, sin desmerecer a nadie, dado el compromiso que supuso para todos esta ajustada tesitura, extiendo estas alabanzas al destacado desempeño de concertino y primer viola en sus breves pero significativos solos, más aún en esta reducción en terreno tan comprometido y fronterizo, al borde, a menudo, de la música de cámara.
Luis Mazorra Incera
Orquesta de la Comunidad de Madrid / Álvaro Albiach.
Novena sinfonía de Gustav Mahler.
ORCAM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto. Cartel del concierto.