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Crítica / La JONDE, Richard Egarr y la pasión contagiosa por el Barroco - por Simón Andueza

Madrid - 01/12/2024

Hemos vuelto a vivir una de esas experiencias únicas que nos ofrece el Ciclo Universo Barroco del CNDM en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional gracias esta vez, y de un modo muy especial para ellos, a la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE) y a su carismático y arrollador director invitado, el clavecinista británico Richard Egarr, que ha estado de gira por España a finales de noviembre.

Las jóvenes orquestas se han establecido en España desde hace décadas como una de las experiencias educativas más fascinantes en la vida de cualquier músico efervescente en plena ebullición vital y de aprendizaje. Yo mismo comencé como contrabajista mi andadura musical cercana a los círculos profesionales en una de estas fascinantes formaciones, la EGO (Euskal Herriko Gazte Orkestra), que por aquellos años se encargó su dirección musical a un ilusionado, excepcional y fabuloso músico, Juanjo Mena.

En esta ocasión, la JONDE ha realizado un inusual ejercicio centrado en el estudio e interpretación de uno de esos repertorios que habitualmente han quedado al margen de la formación tradicional de los actuales músicos de orquesta: la música del barroco y su aproximación siguiendo los criterios históricamente informados.

No deja de ser este concierto, pues, un perfecto ejemplo de que lo que hasta hace muy pocos años se alejaba de un modo peligrosamente desdeñoso del concepto interpretativo que engrandece la visión global de la música y que complementa cualquier aproximación a los repertorios posteriores, el historicismo.

Para lograr un óptimo resultado en este proyecto de una orquesta que asiduamente no practica la música en conjunto, a modo de una selección nacional deportiva, los responsables de la JONDE acertadamente escogieron a uno de los músicos más extraordinarios que podamos concebir. Richard Egarr mostró sus cualidades de ensueño para cualquier agrupación musical de estas características. Y es que su intachable valía artística de preminencia musical mundial en su terreno, como clavecinista y director de algunos de los grupos instrumentales más reconocidos del planeta, ya de por sí garantía irrefutable de su desempeño como director invitado, quedó a la sombra de su entusiasmo y comunión artística con los jóvenes intérpretes mediante un fuerte compromiso inspirador en su vitalista interpretación, a la vez que demostró, pieza tras pieza, una comunicación asombrosa con el público a modo de cercano pedagogo de amena locución, gracias a la presentación de sus discursos previos a la ejecución musical.

La orquesta se presentó en escena como un grupo camerístico de reducidas dimensiones, exigido tanto por el repertorio interpretado como por las dimensiones de la sala. Así, nos encontramos con una formación de 4, 4, 2, 2, 1 en la cuerda, junto a 2 oboes, 3 trompetas y el percusionista en los timbales. Seguramente esta con será una de las formaciones más reducidas de la historia reciente de la Joven Orquesta Nacional de España.

Si este hecho ya de por si pudiera parecer insólito, lo es más la propia composición de los instrumentos que pudimos observar y escuchar en la velada, puesto que toda la cuerda ejecutó la música con arcos barrocos, los violonchelos aparecieron despojados de sus picas y el vibrato desempeñado en todos ellos fue el empleado habitualmente en cualquier agrupación especializada, es decir, como recurso expresivo o de articulación, no como medio de elaboración de cada sonido, a lo que se sumó sorpresivamente la utilización de tres trompetas naturales y de unos timbales de época. Todo ello confirió a la interpretación del correcto cauce para cualquier aproximación a la ejecución barroca con criterios históricamente informados, a la vez que en el encuentro de preparación para este proyecto los músicos contaron con la inestimable colaboración de las enseñanzas de algunos de los músicos especializados más insignes en estas cuestiones: Leo Duarte, oboísta principal de la Academy of Ancient Music, Daniela Helm, violinista en la Freiburger Barockorchester y Joseph Crouch, violonchelista principal de The English Concert.

Tras una primera introducción hablada a cargo de Richard Egarr, tan apasionada, contagiosa y empática con el público como su dirección musical para con los músicos, quien incluso llegó a sugerir que la actitud de los espectadores fuera como la que se puede encontrar en cualquier pub irlandés, comenzó el concierto con la interpretación de dos de los Concerti Grossi de George Frideric Haendel de sus dos colecciones principales. Actuaron como solistas los violinistas Almudena Quintanilla Andrade y Jesús Perogil Ostos, y el violonchelista Jairo Rodríguez Visuerte. La belleza de esta música junto a la pasión y vitalidad que encontramos en ella fueron las constantes de todo el programa escogido por Egarr.

Quizás la pieza con la que concluyó la primera parte del recital fue la que más sorprendió a los melómanos congregados en la madrileña sala. Fue la Sinfonía en re mayor BWV 1045 de Johann Sebastian Bach, única composición del genio de Leipzig de una de sus cantatas perdidas. Fue la primera vez que sepamos que se interpretó esta en España, hecho que quedó ensombrecido por la calidad de sus música y la exigencia técnica tan extraordinaria de su partitura, puesto que a la brillante instrumentación de esta, con la trinidad de sus trompetas, sus timbales y su par de oboes, se sumó un fascinante solo de endiablada dificultad técnica para la solista de violín, en esta ocasión encomendado a la líder de la joven formación, Almudena Quintanilla Andrade, quien se mostró con una responsabilidad de máxima exigencia en sus dedos que superó con creces ante sus mil y un pasajes de sorprendente virtuosismo, como sus rapidísimos arpegios de extensión inusitada, un registro extremo en el agudo o unos saltos melódicos dignos de estudio de prolongada duración, sin contar con las sabias argucias armónicas contenidas en la pieza.

La segunda parte comenzó con una Suite de The Fairy Queen de Henry Purcell, personalmente escogida por Richard Eggar, y que como él mismo narró, contó con alguno de sus momentos álgidos, de lo que denominó “una pieza que pueda semejarse a las actuales ‘Cats’ o a ‘The Book of Mormon’, por sus popularidad y fascinación en su música y trama. De la incomparable música purcelliana nos llegaron momentos tan ensoñadores como las inspiradas melodías If Love’s is a sweet Passion, pasando por varias danzas con sus correspondientes y acertados caracteres de arriegados tempi, siempre vitalistas y joviales, pero que aún así permitieron disfrutar a los intérpretes de sus complejos números, como la sinfonía, quizás el más elaborado de los números escogidos en cuanto a instrumentación.

El concierto concluyó con la Suite número 3 BWV 1068 de Johann Sebastian Bach, que contiene su afamada Air, bucólica melodía que no cayó en el fácil recurso del sentimentalismo, y que nos mostró la trabajada labor de todos y cada uno de los enfocados miembros de la JONDE que hicieron una auténtica labor de arduo equipo camerístico, en donde debemos resaltar la labor de los trompetistas Javier Navarro Elizari, José Francisco Rabasco López y Nicolás José Vargas Moreno  con sus instrumentos barrocos, qué dificultad entraña la trompeta natural aunque disponga de sus tres agujeros.

Richard Egarr, conocedor absoluto de estas obras, dirigió en su mayoría de memoria el programa con un desparpajo asombroso y con un dominio de los tempi riguroso, sabiendo dejar la libertad suficiente para los rubatos, realizando en todo momento juegos orgánicos que mantuvieron las tensiones dinámicas y que convirtieron la hora y media del concierto en un efímero suspiro para el público, quien ovacionó con vítores y aplausos a los excelentes jóvenes intérpretes de la JONDE. Estos respondieron agradecidos con la ‘parte B’ de la sinfonía bachiana como propina, ejecutada esta vez con un tempo vivísimo, escogido por su director especialmente para el lucimiento técnico del conjunto ante la audiencia.

Simón Andueza

 

Joven Orquesta Nacional de España (JONDE).

Richard Egarr, clave y dirección.

Obras de George Frideric Haendel, Johann Sebastian Bach y Henry Purcell.  

Ciclo ‘Universo Barroco’ del CNDM.

Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música, Madrid.

29 de noviembre de 2024, 19:30 h.

 

Foto © Rafa Martín

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