El Festival Internacional de Música y Danza de Granada ofrece este año una programación sinfónica de alta calidad tanto por los programas que ofrece como por los artistas que visitan esta primera cita estival con la gran música. Antonio del Moral, un gestor inteligente y conocedor del gran público, apuesta un año más por la calidad y los grandes nombres del repertorio sinfónico, y trae a Granada algunas de las orquestas nacionales e internacionales de mayor proyección.
La Joven Orquesta Nacional de España es habitual en el Festival de Granada, que ofrece a los jóvenes que la forman la oportunidad de tocar en uno de los festivales de verano más reconocidos, en el Auditorio Manuel de Falla, situado junto a la Alhambra granadina. En esta ocasión acude bajo la dirección del veterano director de origen israelí Eliahu Inbal. Juntos ofrecieron un programa que representa la apoteosis del sinfonismo romántico centroeuropeo, con el Preludio y muerte de amor, basado en Tristán e Isolda, de Richard Wagner, y la Sinfonía núm. 7 en Mi mayor de Anton Bruckner.
Eliahu Inbal abordó con maestría un programa nada sencillo, tanto por los amplios efectivos orquestales que requieren ambas partituras como por su complejidad, pues son obras llenas de múltiples planos melódicos y expresivos y de un complejo y denso entramado semántico. Solo un director de gran trayectoria, que se ha especializado en el repertorio centroeuropeo del romanticismo, es capaz de desgranar estas obras ante un grupo de jóvenes músicos. Además, la JONDE fue un valor añadido a la propuesta, ya que su entrega y capacidad para absorber las indicaciones del maestro se hicieron evidentes en una interpretación cargada de pasión y vigor expresivo.
La primera obra del programa, el Preludio y muerte de amor se puede considerar como un poema sinfónico en el que Richard Wagner resume todo el dramatismo de la historia de amor más tarde desarrollada en su ópera Tristán e Isolda. Se trata de una partitura cargada de simbolismo y elementos expresivos que el director supo evidenciar en su interpretación. Desde el primer acorde, toda una declaración de intenciones, se articula un discurso cargado de emotividad que nos conduce de forma contenida hasta una eclosión de emociones ante la que el espectador no puede permanecer impasible.
La JONDE, desde el suave inicio de los chelos hasta la exuberante exaltación de las cuerdas hacia el final, estuvo espléndida, exhibiendo sonoridades sumamente delicadas frente a pasajes de gran potencia y tensión contenida, todo ello articulado en un discurso de gran coherencia artística. En contraposición al empastado discurso de la sección de cuerdas se yuxtapone un complejo entramado motívico de los vientos, poderosos y siempre presentes, destacando sobre todo las trompas wagnerianas y los oboes, pero sin relegar a un segundo plano el resto de las secciones.
No menos impresionante fue la interpretación de la Sinfonía núm. 7 de Anton Bruckner, en la que cada movimiento es en sí un compendio de elementos compositivos, y todos juntos se constituyen como un monumento sinfónico imprescindible para la historia de la música. Eliahu Inbal extrajo de la JONDE todo su potencial, funcionando como un instrumento colectivo perfectamente calibrado del que emanaban los sonidos precisos en su justa intensidad. Con la respiración casi contenida por miedo a quebrar la magia que se desarrollaba en el escenario del Auditorio Manuel de Falla, el espectador pudo sentir la sinergia existente entre los componentes de la JONDE y su director, quien juiciosamente supo disponer en los papeles solistas de las distintas secciones tímbricas a varios de los jóvenes integrantes, dándole la oportunidad de brillar con luz propia.
La ovación del público demostró no sólo el agrado ante la música escuchada, sino también la alta estima en que se recibió el esfuerzo y el vigor de los intérpretes de la JONDE y su director Eliahu Inbal; éste, en agradecimiento a tan calurosa acogida, ofreció fuera de programa una audaz y expresiva interpretación de la obertura de La forza del destino de Verdi.
Gonzalo Roldán Herencia
Festival de Granada
Programa: Richard Wagner, Preludio y muerte de amor, de Tristán e Isolda WWV 90 (versión 1859); Anton Bruckner, Sinfonía núm. 7 en mi mayor WAB 107 (versión 1885)
Joven Orquesta Nacional de España
Director: Eliahu Inbal
Fecha y lugar: Auditorio Manuel de Falla, 24 de junio de 2023
Foto © Fermin Rodriguez