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Crítica / La Filarmónica de Gran Canaria y un Pinnock romántico - por Juan F. Román Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria - 08/10/2024

El tercer programa de abono de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria nos trajo la primera de las dos visitas de Trevor Pinnock al conjunto grancanario en esta temporada.  Las obras propuestas establecieron un recorrido desde el clasicismo de la Sinfonía nº 92 “Oxford” de Haydn hasta el “Idilio de Sigfrido” de Wagner, pasando por el primer romanticismo de la Sinfonía nº 1 “Primavera” de Schumann.

De el Idilio de Sigfrido de Wagner el británico nos ofreció una lectura diseccionada al milímetro, certeramente planificada en su juego de tensiones y distensiones, donde cada uno de los temas se desplegaron con espontaneidad, huyendo de cualquier ampulosidad, con alguna caída de tensión, atribuible en mi opinión al menos en parte a la propia obra más que a la tersa y lírica dirección de Pinnock.

Haydn es de esos autores que el director británico domina con maestría. La Sinfonía nº 92 “Oxford”, última de las escritas por Haydn en Eszterhaza y uno de los más perfectos exponentes de la sinfonía clásica, sonó en manos de Trevor Pinnock como una amalgama ideal de profundidad y ligereza. Desde el amplio movimiento inicial, inusualmente elaborado incluso para un maestro de la forma sonata como Haydn, la batuta mostró una energía incombustible que se retroalimentaba a sí misma, pasando por el adagio en forma de lied, que plasmó con  delicadeza y poesía, destacando certeramente el enérgico contraste de la sección central, para desembocar en el minueto, síncopas y silencios hábilmente expuestos, y concluir en el exultante finale, que propició una exhibición de agilidad y precisión por parte de la cuerda.

La Sinfonía nº 1 “Primavera” de Schumann, como anteriores incursiones de Trevor Pinnock en el primer romanticismo con nuestra orquesta, presentó unas características particulares, derivadas de su amplio bagaje en el barroco y clasicismo, que se apartan de las tradicionales en este repertorio, sin dejar de estar justificadas en una práxis interpretativa, expuestas con lógica y rigor.

Su Schumann se caracterizó por tempi generalmente vivos, no precipitados, que la batuta reguló con acierto, evitando la monotonía de un tempo inflexible, una extraordinaria claridad de planos, que dotó de un realce poco frecuente a las voces intermedias -las 8 violas y las maderas resultaron especialmente beneficiadas- y un admirable equilibrio sonoro que propició la escucha del complejo tejido contrapuntístico y de las diversas familias instrumentales sin interferencias, con unos metales integrados naturalmente en el tejido orquestal que descollaron por su redondez y belleza tímbrica. Es cierto que en el Larghetto se podría haber fraseado con algo más de reposo, o que eché en falta mayor rotundidad en los graves, solo 6 cellos y 4 contrabajos, pero el resultado final tuvo sentido, fue musicalmente impecable y en consonancia con la visión de Trevor Pinnock en este repertorio.  

Juan Francisco Román Rodríguez

 

Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Trevor Pinnock.

Obras de Wagner, Haydn y Schumann. 

Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.

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