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Crítica / La Filarmónica de Gran Canaria inaugura temporada con Puccini - por Juan F. Román

Las Palmas de Gran Canaria - 23/09/2024

La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria abrió la temporada 2024-2025 con una gala lírica dedicada a Puccini como celebración del centenario de su fallecimiento. Se seleccionaron fragmentos de 4 de sus obras más afamadas: Manon Lescaut, el famoso intermezzo al acto III, La Boheme, Tosca y Madama Butterfly encomendados a un cuarteto de cantantes jóvenes, soprano y tenor ya con auspiciosa carrera internacional, junto al titular de la agrupación Karel Mark Chichon.

Como ha demostrado en repetidas ocasiones, Chichon es un excelente director operístico, que ofrece en este terreno algunas de sus mejores prestaciones. Junto a una Filarmónica de Gran Canaria que comienza temporada en excelente forma, nos ofreció  lecturas de gran sentido dramático, deleitándose en las amplias frases melódicas puccinianas, dúctil en el rubato y con dinámicas casi siempre bien calibradas, exponiendo la amplia variedad de situaciones a la vez que destacaba la opulencia, colorido y virtuosismo de la orquestación pucciniana, permitiendo a los cantantes desarrollar su tarea cómodamente, gracias a un fraseo flexible que respiraba con los cantantes y se adaptaba a las necesidades de cada situación y a las peculiaridades de cada cantante.

Stefan Pop es un tenor lírico de voz cálida, rica en armónicos y canto extrovertido, que no terminó de sacar todo el partido que sus medios le permiten, sobre todo en la primera parte del programa, por una tendencia al exhibicionismo vocal típicamente tenoril, y un fraseo genérico y escaso de matices. Además sonó constreñido en el agudo, lo que le restó brillantez en “Recóndita armonía” de Tosca, que intentó remediar alargando hasta el exceso la nota conclusiva.

El final del primer acto de La boheme mejoró su prestación con un “Che gélida manina” donde alternó pasajes acertados con otros más desmañados. Ayudó a ello un registro agudo más suelto, especialmente en el do agudo alternativo que cierra el duo “O soave fanciulla” emitido con potencia y mayor redondez.

Eri Nakamura es una soprano lírica que, sin contar con un timbre tan agradecido como Pop, lo aventaja en musicalidad y capacidad para el matiz. Nos dejó una delicada Mimi, pese a que su voz no terminaba de correr, acusando un cierto vibrato en las notas más altas y cierta falta de cuerpo en el registro central-grave, tan demandado en Mimi. Afortunadamente su prestación subió muchos enteros en la segunda parte con una entregada Butterfly, donde proyectó el sonido con mayor soltura, haciendo gala de un registro agudo pleno que reducía a voluntad en hermosos filados y un canto expresivo, certeramente modulado, al que ayudó un movimiento corporal veraz, potenciado por un físico apropiado a la pequeña heroína japonesa. Su Butterfly, como le sucede a las sopranos líricas que abordan el papel, ganó en vulnerabilidad y verosimilitud tímbrica lo que perdió en contundencia y unos graves algo escasos. También es cierto que la batuta no le ahorró ninguno de los grandes tutti. Popov también se creció en Pinkerton, con una voz emitida con mayor soltura, agudos mejor enfocados y una expresividad apasionada que casaba al personaje. Especialmente reseñable el gran dúo de amor del final del primer acto.

El barítono grancanario Román Bordón fue un bien perfilado Angelotti y sacristán en Tosca, con una voz fresca y de clara dicción italiana, mientras la mezzo holandesa Iris Van Wijnen como Suzuki dio acertada réplica a Butterfly en el dúo de las flores.

Juan Francisco Román Rodríguez

 

Eri Nakamura, soprano. Iris Van Wijnen, mezzo. Stefan Pop, tenor. Román Bordón, barítono.

Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Karel Mark Chichon.

Obras de Puccini. 

Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.

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