El Ciclo Universo Barroco del CNDM de la Sala de Cámara del Auditorio Nacional se despidió de esta insólita temporada 2020/2021 con uno de los conjuntos historicistas más afamados mundialmente, Il Giardino Armonico, bajo las órdenes de su carismático e infatigable líder, Giovanni Antonini. La más notable peculiaridad de esta velada fue la elección de un repertorio bastante alejado a lo que el conjunto italiano suele ofrecer, puesto que, en lugar de ofrecernos un programa barroco o incluso clasicista, Antonini confeccionó una asombrosa propuesta que raramente volveremos a disfrutar.
Rodeado de un formidable elenco de instrumentos verdaderamente inusuales como la bombarda, la dulzaina, el cromorno, la corneta, la familia de flautas de pico, bajones, bajoncillo, sacabuche y órgano positivo, Giovanni Antonini apareció desde la zona de camerinos de la sala tañendo una flauta de pico que improvisaba sobre temas que no pudimos llegar a reconocer del todo, pero que fueron toda una declaración de intenciones sobre la verdadera intención del concierto, tal y como describiría más tarde: un homenaje a la célebre familia Bassano, instrumentistas de viento, pero también luthieres de estos fantásticos instrumentos, que eran conocidos por sus virtuosas improvisaciones sobre las melodías, armonías y demás composiciones más conocidas de toda Europa, y que les llevaría a ser contratados nada más y nada menos que por el propio Enrique VIII, Rey de Inglaterra.
Para llevar a cabo tan ingenioso proyecto, y como muestra de cómo las músicas de los siglos XV a principios del XVII viajaban por toda Europa, el programa se dividió en dos partes, la primera centrada en los compositores franco flamencos tan afamados en toda Europa y que transformaron, adaptaron y divulgaron obras como La Spagna, L’homme armé o canciones como De tous biens plaine.
Ya desde este primer momento, el director e instrumentista milanés mostró toda su personalidad y energía situándose de pie delante del resto de sus compañeros y ejerciendo de absoluto líder y director con esa vitalidad y pasión que le convirtieron en todo un icono en la década de los noventa del siglo pasado, dirigiendo obras emblemáticas del Barroco pleno. El conjunto instrumental se mostró soberbio desde la primera pieza, la archiconocida y parodiada L’homme armé en este caso compuesta por Josquien Desprez.
El grupo estuvo conformado por algunos de los mejores especialistas mundiales de estos instrumentos: Priska Comploi, flautas y la bombarda, Giulia Genini, flautas y dulzaina, Andrea Inghisciano, corneta, Carles Cristóbal, que actúo como traductor de Antonini, dulzaina, bajón y cromorno, Emily White, sacabuche, y Takashi Watanabe, órgano positivo. Mostraron desde el primer instante una conjunción, equilibrio sonoro y articulación asombrosamente iguales, favorecidos por la férrea dirección de Antonini.
La segunda parte del concierto, que no supuso una pausa como tal, sino que fue precedida por el pedagógico discurso de Giovanni Antonini, estuvo dedicada a la familia Bassano en la Corte Real Inglesa y a los compositores británicos que les rodearon, aunque también hubo espacio para homenajear a grandes autores italianos o germanos de la talla de Merula o Scheidt.
Si tuviéramos que destacar alguna pieza de esta sección de la velada podría ser la etérea, virtuosa y espectacular interpretación de A Browning of 3 voices de John Baldwin con un formidable trío de flautas de pico en absoluta conjunción tanto sonora como de articulación. El contraste con la siguiente pieza, Ein Schottistch Tanz de William Brade fue extraordinario, haciendo llegar a la imaginación del oyente las recias y alegres danzas folclóricas escocesas con el empleo de los instrumentos de lengüeta tanto en las partes más agudas, salvo el corneto, y en las graves, con unos poderosísimos bajones desempeñando el bordón a modo de gaitas escocesas.
Giovanni Antonini dispuso de un momento de especial lucimiento de su virtuosismo con la flauta sopranino en la deliciosa La lusignola de Tarquinio Merula, interpretada a solo, mostrando la imitación tan magnífica que Merula idea del canto del ruiseñor. Para ello, Antonini usó toda clase de recursos en el instrumento, como articulaciones cortísimas, trinos ensoñadores o rubatos especialmente melosos que mantuvieron en un sobrecogedor y emocionado silencio al público del Auditorio Nacional.
Tras un formidable desempeño del cornetista Andrea Inghisciano en la Diminuzioni su ‘Introduxit me rex’ di Palestrina en un perfecto diálogo con el organista Takashi Watanabe, el concierto concluyó con la espectacular Bergamasca a 5 de Samuel Scheidt, en donde el conjunto instrumental desplegó toda su riqueza tímbrica y sabiduría técnica, arrancando una merecida y cálida ovación por parte del público.
Simón Andueza
Il Giardino Armonico. Giovanni Antonini, flautas, traverso y dirección.
‘Música y músicos emigrantes en la Europa del renacimiento y el primer Barroco’.
Obras de Josquin Desprez, Heinrich Isaac, Hayne van Ghizeghem, Roelkin, Alexander Agricola, William Cornish, Gioseffo Giuseppe Guami, Augustine bassano, Anthony Holborne, William Brade, John Baldwin, Tarquinio Merula, Giovanni Bassano y Samuel Scheidt.
Ciclo Universo Barroco del CNDM.
Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música, Madrid.
19 de mayo de 2021, 19:30 h.
Foto © Elvira Megías |CNDM