La voz fue la gran protagonista del programa que la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) y Stephanie Childress, su principal directora invitada, ofrecieron el pasado 22 de febrero. El concierto se abrió con las Siete canciones populares españolas de Manuel de Falla, en la orquestación de Ernesto Halffter. Como solista actuó Alexandra Lowe, una soprano de nacionalidad británica, pero nacida en Mallorca, lo que puede explicar su excelente dicción, tanto catalana a la hora de presentar su actuación, como castellana en su interpretación de las propias canciones. En ellas lució por la incuestionable belleza de su voz, su sólida técnica y una forma de cantar que seduce por su naturalidad. Faltó, eso sí, ese toque “popular” que estas canciones requieren, algo que se puede aplicar también a la cuidada y exquisita dirección de Childress, más francesa que española.
De Falla se pasó a los Cuatro interludios marinos de la ópera Peter Grimes, de Benjamin Britten. Ahí sí, la directora se sintió en terreno más conocido y supo extraer la amplia paleta de atmósferas, colores y matices de la partitura, desde el evocador amanecer del inicio hasta la arrolladora tempestad del final. La OBC, a pesar de la ausencia de buena parte de sus primeros atriles, empezando por el concertino, estuvo a la altura.
La segunda parte se abrió con una miniatura para coro a cappella: The Lamb, del británico John Tavener. Su deliberada simplicidad, tan evocadora como emotiva, sirvió como preludio para que, sin solución de continuidad, Childress atacara el Stabat Mater de Francis Poulenc. La joven directora (¡solo tiene veinticinco años!) dio una lectura vívida de esa obra, jugando con habilidad a la hora de mostrar sus contrastes, pero sin olvidar su carácter sacro.
Aunque la orquesta respondió de manera impecable, los verdaderos protagonistas fueron los dos coros, el Cor Jove de l’Orfeó Català y el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana, por la pulcritud de su sonido, su versatilidad interpretativa y su capacidad para el matiz, con momentos tan intensos como el Fac ut ardeat y otros tan delicados como el Quae moerebat. A las dos formaciones se unió en el Vidit suum, el Fac ut portem y el final Alexandra Lowe, quien, de nuevo, mostró su calidad como intérprete. Entre todos, lograron una versión tan pletórica como lúcida de una partitura que se interpreta demasiado poco.
Con este concierto, tercero de esta temporada que dirige al frente de la OBC, Stephanie Childress confirma que es una batuta que justifica plenamente la etiqueta de “emergente” que le acompaña. Su capacidad comunicativa es innegable, sabe en todo momento lo que quiere y cómo conseguirlo, y si algo le falta es esa madurez necesaria para afrontar ciertos repertorios y que solo el tiempo y la experiencia dan. De momento, va por buen camino y, si bien por esta temporada ha finalizado ya sus colaboraciones con la OBC, le queda aún un año de contrato como principal directora invitada; un año, pues, para verla crecer como artista. Todo un lujo.
Juan Carlos Moreno
Alexandra Lowe, soprano.
Cor Jove de l’Orfeó Català. Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana.
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya / Stephanie Childress.
Obras de Falla, Britten, Tavener y Poulenc.
L’Auditori, Barcelona.
Foto © May Zircus