Cada seis meses, en coincidencia con la navidad y las vacaciones de julio distintos estudiantes de música se agrupan en torno a la Joven Orquesta de Euskadi (EGO) y ofrecen un programa en distintas localidades vascas. Esto ocurre desde 1997 y supone una cita ya instaurada para el melómano vasco. En el caso que nos ocupa los conciertos han sido cuatro: Tolosa, Donostia, Vitoria-Gasteiz y Bilbao. Conviene apuntar que hoy en día esta orquesta está supervisada por la dirección artística de Rubén Gimeno.
El director responsable de esta edición, Unai Urretxo, fue en 1997 trombonista de esta misma orquesta, manera bien hermosa de ver la evolución profesional de muchos de los que han participado en este evento. Por cierto, aquel primer director fue el hoy internacionalmente reconocido Juanjo Mena.
El programa ofrecido ha sido curiosamente sucinto, apenas cincuenta minutos de música, y ofrecido de forma continuada. Eso sí, cada una de las dos obras fueron presentadas, micrófono en mano, por el director de la formación de forma informal y amena, tratando de facilitar a los espectadores menos habituados la escucha de las dos obras. Se llegó incluso a “autorizar” el aplauso entre movimientos durante la sinfonía, por aquello de hacer más llevadera la velada.
De las dos obras programadas, la primera era la célebre obertura de la ópera rossiniana La gazza ladra, chispeante y que fue bien delineada por la batuta. Toda la segunda a una más adusta Sinfonía nº 4 en mi menor, op. 98, de Johannes Brahms. Quizás en esta segunda obra se necesitaba un mayor recogimiento, sobre todo en el andante moderato, que pecó de cierta exhibición sonora. Hubiera sido deseable crear un mayor contraste entre movimientos pero, en cualquier caso, el rendimientos de los estudiantes es digno de aplauso. Así, la reacción popular fue muy espontánea y fervorosa y la orquesta hubo de asumir los inevitables bises, en este caso, dos de las Danzas Húngaras del mismo Brahms.
El teatro presentaba un lleno casi absoluto y un años más se ha confirmado que esta cita es una de las formas más hermosas de comenzar el año musical. Un ambiente distendido, música bien interpretada y decenas de jóvenes frente a sus atriles viviendo una experiencia que, a buen seguro, les dejara huella.
Enrique Bert
Teatro Principal, de Vitoria-Gasteiz.
Euskal Herriko Gazte Orkestra / Joven Orquesta de Euskadi.
Obras de G. Rossini y J. Brahms.
Dirección musical: Unai Urretxo