Fue una noche brillante por parte de Anna Netrebko y algo desconcertante por varias circunstancias: se tituló “Concierto 20 aniversario” y fue un producto de una gira recorriendo varias ciudades, entre ellas Madrid; el programa decía que cantaban Verdi, mientras que en la segunda parte solo hubo un dúo de este compositor, lo demás fue verismo, con la excepción de un inspirado pero fuera de lugar dúo de Die Lustige Witwe y, finalmente, en principio era solo soprano y su marido tenor, y al final apareció un barítono… También el programa fue algo extraño, porque la diva cantó solo tres arias, además de cuatro dúos y un terceto, pero pocas arias para tan gran cantante…
De Netrebko se guardaba en el Liceu un gran recuerdo cuando cantó Iolanta, en versión de concierto en 2013; sus grandes cualidades le han permitido convertirse en una de las sopranos más brillantes por su calidad vocal e interpretativa. Lamentablemente no la hemos podido ver en una ópera escenificada y su segunda actuación en Barcelona ha sido nuevamente en concierto. En el trascurso del tiempo ha ido evolucionado desde su voz de soprano lírica hasta roles más spinto, incluso dramáticos. Es una cantante y artista de excelsa calidad y lo demostró desde el Don Carlo inicial, lleno de temores y decisiones, con un gran fraseo, mientras que en La Wally y en Gianni Schicchi fluyó su gran musicalidad, en una versión que faltaba quizá un poco de profundización del estilo.
Yusif Eyvazov, marido de la soprano, tiene un timbre no excesivamente bello, de colores variables, no siempre homogéneos, un sólido registro agudo que a veces pierde brillantez, con una técnica muy elaborada y una limitada capacidad de contrastes y comunicación real. Interpretó arias de Luisa Miller, a la que dio una cierta desesperación, al igual que en la despedida de Cavalleria Rusticana, mientras que en Tosca le faltó una cierta teatralidad ante la muerte. Conocíamos a Christopher Maltman por su actividad liederística y nos sorprendió la voz potente con timbre, que a veces abre excesivamente, cantando con buena línea la escena de Macbeth y brillando en el monólogo de Andrea Chénier.
El programa comenzó con el dúo de Otello, con Netrebko en una visión lírica y Eyvazov fuera de repertorio, pero surgió la magia en el acto II de Macbeth, por la intensidad y capacidad expresiva de la soprano y por la versión intensa de Maltman, acabando la primera parte con el terceto de Il trovatore, en una interpretación donde destacaron los tres intérpretes.
Se reanudó con La forza del destino, con otro dúo al que faltó fiereza. En medio del verismo apareció el dúo de Die lustige Witwe, bien cantado por soprano y barítono, para acabar de forma brillante con la difícil escena final de Andrea Chénier, donde Netrebko y Eyvazov superaron las dificultades, con total entrega. Al acabar el programa oficial solo se dio un solo bis, a trío, de O sole mio, que fue un final de concierto con un cierto desconcierto. La Orquestra Simfònica del Gran Teatre del Liceu, dirigida por Denis Vlasenko, acompañó a los cantantes y además las oberturas de Nabucco, Macbeth (en lugar de la prevista I Vespri Siciliani) y el intermezzo de Cavalleria Rusticana, en versiones extrovertidas, que buscaban más el efecto que la sutileza, con tempi algo lentos.
Albert Vilardell
Anna Netrebko, Yusif Eyvazov, Christopher Maltman. Orquestra Simfònica del Liceu / Denis Vlasenko.
Obras de Verdi, Catalani, Mascagni, Lehár, Puccini, Giordano…
Gran Teatre del Liceu, Barcelona.
Foto: El trío protagonista de la velada vocal: Yusif Eyvazov, Anna Netrebko y Christopher Maltman / © A. Bofill