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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / La calidad de Tamestit iluminó la sesión de cámara - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 04/12/2024

Con Antoine Tamestit, violista en Residencia este Curso en la OSCyL y por ello colaborador en Conciertos, Recitales y clases magistrales, y la pianista Noelia Rodiles (Oviedo, 1985), Premio de Música de Cámara en el Concurso Permanente de Juventudes Musicales de España y Profesora en el Superior de Aragón, como reclamo, se fraguó el cuarto programa del Ciclo Recitales y Música de Cámara que plantea la OSCyL cada Temporada. Naturalmente, había de colaborar también con un Ensemble de sus Profesores, formado esta vez por Gabriel Graells (primer tutti de violines II), Renata Michalek (violín I), Néstro Pou (solista de violas, Héctor Ochoa (ayuda de solista de cellos), Tiago Rocha (solista de contrabajos), Ignacio de Nicolás (solista de flautas) y Marianne ten Voorde (solista de arpas).

La clave del Programa estuvo en el Impresionismo, tanto con su principal figura, Debussy, como de quien bebió de sus aguas para dejar huella en su nacionalismo español, Turina. Del primero escuchamos su Sonata para flauta, viola y arpa en Fa M., CD 145, L 137 (1915), primera de las 3 más tardías que el francés escribió para Trío y dedicada a Emma Debussy, su segunda esposa.  Reúne todas las características de su música: ambigüedad en forma y armonía, frases cortas, ritmo vivo si lo hay específico y dominio absoluto del color. La arpista abrió la lenta Pastoral con leves y musicales arpegios, dando paso a sutiles adornos de la flauta, a los que se unió la viola en unísono para  desarrollar su único tema. La segunda sección algo más viva, con trémolos de viola. El parisino dio muestra de su conocimiento y disfrute de la obra, contagiado a sus colegas que jugaron muy bien su papel. El Interludio, minueto particular del autor, es aún más pastoril por la saltarina melodía campestre que comparten flauta y viola soportadas por el arpa. Más vigor y ritmo presenta el Finale, con ecos de lo oriental que cultivó  desde siempre Debussy, manejando muy bien timbres y colores. Bella obra que permitió a Tamestit exhibir su Stradivarius y su técnica, con un sonido rico, matizado y fulgente, capaz de colorear cada nota. I. de Nicolás aportó seguridad y nobleza en el sonido y Marianne sensibilidad, justeza y acierto, tanto en sus breves momentos a solo como sosteniendo la armonía del Trío, para conformar los tres un conjuntado grupo que hizo las delicias de una Sala muy cercana al lleno.

Joaquín Turina aportó su Escena andaluza para piano, cuarteto de cuerda y viola solista (1911), op. 7, IJT 69, dedicada a Lisa Blinoff, viola del Ensemble que la estrenó en la Sala Pleyel de París, donde vivía entonces. De nuevo la autoridad de Tamestit tiró del quinteto restante, que se superó en concentración y prestación para ofrecer una sobresaliente versión que, incluso tuvo momentos del solista con medido temperamento andaluz. Ese ambiente quedó expuesto por el piano en su inicio de Crepúsculo, para que el solista pusiera voz a los amantes y el cuarteto sus sensaciones, con pizzicati que recuerdan los rasgueos de la guitarra en las serenatas.  A la ventana, describe las conversaciones pasionales y/o íntimas de esos amantes, con la elegancia, gracia y expresividad que caracteriza al compositor sevillano. Con Tamestit al frente, el sexteto fue fuerte y repetidamente aplaudido, más cuanto, como fin de sesión, invitó también a participar del éxito al dúo de la obra anterior.

Por delante de todo, había ido el Concierto para piano y orquesta nº 12, en La m., K 414 (1782) de Mozart, en su versión para piano y quinteto de cuerdas, primero de los tres que compuso para la Cuaresma vienesa, muy clásico, sereno, fluido, elegante y cristalino, en cuyo Andante en Re M., recuerda a J. Ch. Bach, orientador suyo, y le toma prestado el tema de Obertura de "La calamitá de cuori". Bien sea por ruptura de fuego de la sesión o por otras causas, la versión no fue feliz, sólo sostenida por firmes voces graves del cuarteto. Otra vez será.

José M. Morate Moyano

 

Antoine Tamestit, viola

Ensemble de Cámara OSCyL: G. Graells y R. Michalek, violines; N. Pou, viola; T. Rocha, contrabajo; I. de Nicolás, flauta y M. ten Voorde, arpa.

Obras de W. A. Mozart, C. Debussy y J. Turina

Sala de Cámara del CCMD de Valladolid

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