En su tercer concierto de Temporada, la OSCyL tuvo como invitada a la BOS, Bilbao Orkestra Sinfonikoa, con su Titular Erik Nielsen (Iowa, 1977) y Joaquín Achúcarro, bilbaíno internacional, como solista del Concierto para piano y orquesta en La m., op. 16 de Grieg.
J. Achúcarro, intérprete y didacta reconocido, solista con las mejores orquestas y Directores en todos los escenarios y Festivales del mundo, tiene con los suyos como con Valladolid una muy buena conexión (aquí por su amistad con Max Bragado, 1er. Titular de la OSCyL), y por ello nos brindó una versión quintaesenciada de la obra de Grieg, acorde con su situación actual de hacer música íntima, a su buen gusto y con una calidad y calidez sólo al alcance de quienes mantienen ese toque exquisito y esa imaginación sonora, que hace más alto aún el nivel de lo escrito. Su cadencia del Allegro inicial fue sentida, creativa, imperial, dando emoción a la BOS que se tornó más ligera al unirse ya a él, respetándole, con Nielsen procurando fundirse en su sentir, tras alguna reciedumbre inicial; el Adagio sonó con máxima expresividad de mano de la dicha finura de toque del pianista, sin prisas, buscando un color nórdico para cada nota; el “marcato” lo fue por ajuste y distinción de sus secciones y el Andante final tuvo adecuada brillantez. Si el público ya lo recibió con calor, estalló ahora en una gran ovación agradecida, alabando trayectoria y versión y repetida varias veces con Orquesta y Director, hasta lograr que sonara el Nocturno, op. 54/4 del mismo compositor, que D. Joaquín hizo tierno y profundo, para nuevas emociones y ovaciones.
La 2ª parte fue ocupada por la Sinfonía nº 7 en Mi M. de Bruckner, gran obra por tantos motivos, que se mostró apropiada para la BOS por su excelente trabajo de conjunto, mostrándose rotunda, ajustada y sólida, mejor incluso que en Grieg por precisar menos finura en cuerdas y estilo. Además Nielsen estuvo conocedor, sin buscar riesgos baldíos, sino dando a cada tempo su valor y a cada familia lo suyo en una más que correcta planificación, apoyándose en algún solista notable (como el oboe en el Allegro o el trompeta en el Scherzo, ambos con bello y noble color, y la timbalera delicada y musical cuando conviene, como en el Final), empastando bien a las 9 trompas y la tuba en el Adagio y construir una interpretación global de gran dignidad. El público (con algunos ineducados que huyeron por lo avanzado de la hora) premió con múltiples aplausos a esta notable Sinfónica de Bilbao.
José Mª Morate Moyano
Joaquín Achúcarro, Orquesta Sinfónica de Bilbao / Erik Nielsen.
Obras: Grieg y Bruckner.
Auditorio “Jesús López Cobos” del CCMD de Valladolid.