Con la ópera ‘La Bella Susona’ que el compositor sevillano Alberto Carretero acaba de presentar en el Teatro de la Maestranza hispalense son ya 187 -según el profesor Moreno Mengíbar- las óperas que tienen a Sevilla como marco ambiental o guardan alguna relación con ella. Sin embargo, esta que ahora se presentaba en estreno absoluto la tiene bien presente, desde alusiones directas a sus calles, su río, sus flores icónicas (azahar, limoneros, arrayán, palmeras…) o sus barrios, que al imbricarlos en la trama que presenta, descubre la Sevilla de las tres culturas, la judía, la árabe y la cristiana, cuya coexistencia -según se ve- no era fácil.
Amores imposibles entre la judía conversa Susona/Leonor y el cristiano Nuño de Guzmán, historia en la que ella descubrirá a su amante el complot que encabeza su padre para asesinar a los principales cargos públicos y caballeros cristianos de la ciudad, contando con la colaboración de los moriscos. Guzmán a su vez lo comunicó al asistente de la ciudad por miedo al número de muertos, incluso entre su familia, que podría provocar la revuelta. La reacción no se hizo esperar y los principales cabecillas fueron apresados y ejecutados. Ella ingresó en un convento hasta el fin de sus días y pidió que cuando llegara la hora, que su calavera se colocase en la puerta de su casa. La antigua calle del Ataúd -por la forma trapezoidal de su frontispicio- en plena judería sevillana, lleva hoy el nombre de Susona.
El planteamiento sobre esta historia de finales del XV y principios del XVI, la implicación en ella de las tres culturas, sus amores y sus luchas proporcionan al compositor el alegato para recuperar cantos antiguos y amalgamarlos con cantos algo más disonantes, en una especie de recitativo y arioso. relegando la música más contemporánea para la orquesta y los medios electrónicos.
Así finalmente oímos la voz dulce, delicada, tan fina que se mecía como los juncos a los que cantaba, por cierto, en un español bastante aceptable y claro. Desde el punto de vista actoral también su trabajo fue notable. A su lado, el Guzmán de José Luis Sola marcaba un contraste pronunciado con ella, por una voz también clara, inteligible, pero poderosa y bien timbrada, aunque de otra manera que la de ella. Quizá este complemento constituyera una pareja muy creíble.
Luis Cansino sigue al pie del cañón y mantiene su registro con corpulencia y redondez, pero hemos notado un vibrato muy pronunciado desde la última vez que nos visitó que desvirtúa el vigor de su canto. A él tocó el difícil papel de Abel Susón, padre traicionado -involuntaria o alocadamente- por su hija. Un personaje que estuvo francamente bien vocalmente es el de Pulgar, rol de relleno, al que el veronés Federico Fiorio dio vida, aunque fuese para el leer el testamento aciago de Susona tras su muerte. Es un contratenor del que diríamos que su voz parece natural a lo largo de todo su registro, con gráciles agudos y un timbre homogéneo y sorprendente.
Marina Pardo encarnó el rol de sor Gregoria, la monja que cuidará de Susona protegiéndola desde el convento. Seriedad y buen hacer en tan adusto personaje. Y por último, el barítono granadino Andrés Merino, quien asumió el papel del asistente con la autoridad y decisión que se espera de tal personaje. Hemos de destacar la labor del coro, no sólo por su calidad, sino porque su excelente afinación cargó con la parte más ‘armónica’ de la obra desde un canto diríamos que homofónico. Nada de esto sería posible sin la intervención de Nacho de Paz, quien aunó tanto lo más ‘acórdico’ como lo más disperso.
Exportable la producción, en la que destacó la videografía (fettFilm) que ilustró y unificó la obra, el vestuario selectivamente de época y la escenografía, que contó con un espacio superior para simultanear acciones (Alejandro Andújar), mientras que la dirección de escena (Carlos Wagner) se mostró eficaz. Como prácticamente todo sucede de noche, la iluminación (Albert Faura) fue meramente puntual.
Carlos Tarín
Daisy Press, Luis Cansino, José Luis Sola, Federico Fiorio, Marina Pardo, Andrés Merino.
Coro Teatro de la Maestranza. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla / Nacho de Paz.
La Bella Susona, de Alberto Carretero.
Nueva producción del Teatro de la Maestranza en colaboración con el Auditorio de Tenerife.
Foto © Guillermo Mendo