Kirill Gerstein fue solista con la Orquesta Sinfónica de Galicia del Concierto del Concierto para piano de Thomas Adès, estreno en España, al que se añadió la Sinfonía nº 1, en Re M. (Titán), de Gustav Mahler.
El pianista ruso-americano fue receptor del Gilmore Artist Price, en sexta edición y con doce años, había obtenido el premio del Concurso Int. Bach de Gorzów (Polonia). En aquellos años primerizos descubrirá sus posibilidades en el mundo jazzístico gracias a un casual encuentro con Gary Burton, quien le facilitará su ampliación de estudios en el Berklee College de Boston, para ampliar en la Manhattan School of Music, con Solomon Mikowski. Una carrera en la que repartirá especialidades entre ambos mundos por sus responsabilidades como director y profesor en la Stuttgart Musik Hochschule (2007/17) y la Berlin Hans Eisler Hochschule. En su condición de pianista, fue importante su etapa en la Escuela Superior Reina Sofía, con el añorado Dmtri Bashkirov, mientras asistía a cursos de Ferenc Rados, en Budapest.
La obra de Thomas Adès nació como encargo de la Boston Symphony Orchestra, en atención preferente a este intérprete para su estreno en el Symphony Hall, de esa capital en marzo de 2019, quedando resuelta en tres movimientos: Allegremente, Andante gravemente y Allegro giocoso, tiempo que remitía en su trato a obras precedentes del autor.
Thomas Adès había recibido una retrospectiva de obras suyas en el Barbican Arts Center, de Londres, en 2017, que sería ampliamente divulgado a través de los medios, idea pues de una trayectoria confirmada con ejemplos como Asyla, estrenada en el Symphony Hall (Birmingham), bajo la dirección de Sir Simon Rattle; Arcadiana, primer cuarteto en siete tiempos; Concentric Paths, concierto para violín, destinado a Anthony Marwood , con la Chamber O. European; Tevot, confiada a Simon Rattle y estrenado como parte del Berlin in Light Festival, en 2007; In Seven Days, para piano y orquesta, además del complemento de seis escenas videográficas, con la London Sinfonietta a la que él mismo dirigiría o Polaris, obra que dinamizaría con recursos de soporte en vídeo, de Tal Rosner, un proyecto para la apertura del Frank Gehry´s New World Arts Center (Florida). Quedémonos a mayores con sus óperas Powder Her Face, con libreto de Philip Henssher, para el Almeida Opera, un insolente ejercicio de provocación desvergonzada o The Tempest- libreto de Meredith Oaks- en un nuevo desafío a la obra de W.Shakespeare, estrenada en la Royal Opera House (Covent Garden), que repetirá en Frankfurt, con puesta escénica de Keith Warner y dirección de Johannes Debus.
Entramos aquí y por lo que podía atañernos, con un Thomas Adès, en el estreno de The Tempest, con Rattle, quien había fijado sus preferencias por el compositor como había sido el caso de la ópera de cámara Powder her face o la propia Asyla con la Berlin P.O. Una producción que arrastraría enfrentamientos con alguno de los intérpretes, como el de la soprano Cyndia Sieden ya que el rol de Ariel, quedaba como una Zerbinetta, en el exilio. Adès se apartaba de los convencionalismos al uso, recreando elementos escénicos de urgencia, envueltos en un halo de contracción que sugeriría en Richard Tarus- profesor en la Universidad de California.
Adès igualmente por El Ángel exterminador buñueliano, en otra osadía operística que destinará al Festival de Salzburgo, el Buñuel de 1962, y que el músico repartirá pareceres entre los aficionados. Una obra vanguardística y ecléctica, que emparentará con el George Benjamin de Written on the Skin, con una propuesta musical compleja e inteligente, en la que la tensión del texto, será magnificada por la música en un encadenamiento de ideas que le aproximarán a Monteverdi y B.Britten. Más de veinte intérpretes mostrarían su flexibilidad en las exigencias cantables y teatrales, en un esfuerzo denodado. Obra que llegará a Madrid al Auditorio Nacional y con la ONE, en versión de concierto para un orgánico de cien intérpretes, incluyendo la Octava Sinfonía de Beethoven. Vivíamos el período del confinamiento y el autor reconocía lo que podría parecer como un cuento fantástico o quizás un documental, propicio para situarnos en el espacio claustrofóbico que se recrea en El Ángel exterminador.
El Concierto para piano es obra estrenada por Kirill Gerstein con la Boston Symphony Orchestra dirigida por el autor el 7 de marzo de 2019, y que según su acepción, muestra concomitancias con la Sinfonía Titán- que tuvimos de seguido-remitiendo en cierto grado a aspectos estilísticos procedentes del Tercer movimiento plagado de detalles humorísticos que ostentosamente comparten, como es el caso del Allegro giocoso de cierre, con una serie de acordes entre piano y orquesta, condicionados por un solo de clarinete que preparó un canon burlesco dentro de un alud de claras de discrepancias en lo relativo a las tonalidades. El piano tuvo a su costa un permanente punto de inflexión en esta compleja trama discursiva. Para el bis, una transcripción de una pieza de Fritz Kreisler, por Rachmaninov, puro artificio sonoro, para redondear su excelente protagonismo
Gustav Mahler con la Sinfonía nº1, en Re M. (Titán), en una alabanza de agradecimiento para Dima Slobodeniuok, admirado y querido que nos arrastraba en cada gesto de precisión, inmerso en el contexto del sinfonismo mahleriano, obra a la que el compositor no renunció a revisar por una obsesión determinante, y que en su primer tiempo, quedará como Lansam, Schleppend. Wie ein Naturlaut-Im Anfang sehr gemächlinch. Wie ein Naturlaut, había sido un primer título, marcado por un curioso inmovilismo extenso, gracias a un pedal de armónicos tratado por cuerdas, obteniendo un efecto cautivador, en una especie de halagador suspense.
Cuerdas, píccolo y flautas ofrecidod como intermedio preparando la entrada de una fanfarria, que el autor había anotado para trompas y trompetas en un primer tratamiento y que pasará a clarinetes en la definitiva, con el apreciado canto del cuco auspiciando la melodía de chelos y contrabajos, para encontrarnos con una melodía tomada en préstamo del lied Ging heute Morgen (Canciones del camarada errante). Las trompas, en pura transición al desarrollo, apuntó a violines y violas, acordes de arpa y flauta, pasaje sencillo y cantábile con maderas en pianissimi, repartidos en sucesivos protagonismos para llevarnos a un crescendo en fortissimo en plenitud orquestal, con una coda tempestuosa.
Kräftig bewegt, doch nicht zu schnell, ofrecido por la cuerda grave, resultó en toda su extensión un Laender, esa pieza cimbreante en su evolución de raigambre ancestral, dejando argumentos rítmicos gracias a violines y maderas en una temperamental melodía de impregnación popular. El trío Recht gemächlich, fue casi como un scherzo, valiéndose de los detalles aportados por la trompa solista, en salto directo a la recuperación del comienzo, que en su redacción original había tenido distinto título.
Feierlich und gemessen, ohne zu schleppen, partía de la contemplación de un antiguo grabado, perteneciente a Jacques Callot (1592/1635)- Las tentaciones de San Antonio-, que se conserva en el Louvre, recreación en su conjunto de lienzos que describen los horrores de la Guerra de los Treinta Años. Ensueños petrificantes ante los que se encuentra el compositor, en ese acercamiento a lo grotesco en su patetismo si cabe desquiciante y en el que la marcha solemne y hasta majestuosa, pasada por el prisma de lo impensable, redundará en el imaginario mahleriano, recreando para mayor acentuación en la cita insólita de la tonada infantil francesa Frère Jacques, brutal contraste que podrá resultar casi incomprensible si nos situamos fuera de contexto. Un par de repeticiones del tema, brindaron al oboe el tema que expresaba una significativa ironía. Un peculiar trío describendo con una melodía tomada de Das Klagende Lied, con un de timbal que recupera el comienzo.
Stürmisch bewegt, un Mahler desafiante que en la primera versión había titulado Dall´Inferno al Paradiso, refrendando esta nominación de Titán, apoyándose en la poética de Jean Paul. Quizás un síntesis de un humorismo procaz para este Allegro tempestuoso en calidad de revulsivo en su enfrentamiento con el mundo hostil. Una tensa introducción obligando a los violines a expresarse en situaciones apuradas, enfrentándose de inmediato a las trompas. Un segundo tema cual dulce cantinela, con violines y chelos en idílica atmósfera que preparó la asunción del anunciado titanismo explosivo, entre un fortissimo de metales y maderas en plenitud. En este pasaje ascendente que ratificarán las trompetas, se confirmará con las trompas. Una cita de un tema de Fahrenden Geselle, nos situaba ante un fortissimo, orquestal ante un ritmo que se acentúa por acumulación para ceder a la Coda mediatizada por una explosión orquesta de impetuoso poderío sonoro.
Ramón García Balado
Kirill Gerstein
Orquesta Sinfónica de Galicia / Dima Slobodeniouk
Obras de Thomas Adès y Gustav Mahler
Palacio de la Ópera, A Coruña
Foto © Alfonso Rego