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Crítica / Juventud, divino tesoro - por Enrique Bert

Bilbao - 21/10/2022

En tierra de futbol de cantera se entiende muy fácilmente eso de dar una oportunidad a la juventud; algunas veces, acertarás y el joven caminará hacia la madurez y, quizás, el estrellato mientras que en otras, deseando que sean las menos, el proyecto quede en poca cosa.

Pues bien, vista la edad media de los cantantes de esta función pueden desprenderse dos conclusiones bastante obvias: primera, que la ABAO ha acertado en su  apuesta por la juventud; y la segunda, que si estos jóvenes hacen las cosas con cabeza y buen criterio, tenemos a tres grandes cantantes en ciernes. Y como nadie tiene una bola mágica, el tiempo nos dará o quitará razón.

Vaya por delante que la función inaugural con I Puritani, de Bellini, de la LXXI temporada bilbaína fue más que notable y que los cantantes jóvenes tuvieron en ello gran responsabilidad. Y sin tratar de ser desconsiderado, que la más veterana del elenco apenas sobrepase los 35 años dice mucho del riesgo adquirido.

Enorme Jessica Pratt, muy en estilo, con facilidad en el agudo –aunque algún sobreagudo quedó algo destemplado, cosa menor- y creando un personaje creíble a pesar de ser víctima de una dramaturgia difícil de sostener.

Junto a ella y jugando en casa, Xabier Anduaga volvió a demostrar que por medios, puede ser una estrella a nivel mundial. Solo cabe esperar que reciba los consejos y recomendaciones adecuadas. Su A te, oh cara puede ser el ejemplo de lo que es un canto bien fraseado, con agudos proyectados, contundentes y ofreciendo un estilo belcantista sobresaliente. Me imagino a la ABAO tratando de atarlo para un futuro inmediato antes de que su caché se dispare hasta lo inasumible.

Otra gran sorpresa fue el bajo Manuel Fuentes, una voz rotunda de verdad, sonora, de color oscuro natural y que aunque aun aborda las notas más graves con cierta livianidad, hace mucho tiempo que un bajo no me convence tan rápidamente a primera impresión. Su Cinta di fiori fue un momento excelso.

El barítono Andrzej Filonczyk tiene una voz bella y un agudo fácil aunque su fraseo es algo más pedestre. Los tres comprimarios estuvieron a buen nivel, destacando el Bruno Robertson de Josu Cabrero.

El coro estuvo desconcertante por momentos, con falta de empaste sobre todo en la cuerda de tenores e intuyo que algo desorientado por el gesto de la batuta, Giacomo Sagripanti, al que advertí algo falto de tiento para abordar las escenas de conjunto; por ejemplo, el concertante final del acto I, falto de poesía.

La puesta en escena de Emilio Sagi tiene la virtud de ser eficiente sin grandes alardes; se basa fundamentalmente en la iluminación y por este lado el trabajo de Eduardo Bravo fue digno de reconocimiento.

El público de la ABAO, normalmente frio, dedicó rotundas ovaciones a todos, especialmente al “jugador de casa”, a esa estrella local a la que esperamos poder escuchar y ver en los próximos años en este mismo escenario y con el mismo nivel de calidad.

 

Enrique Bert

 

Vincenzo Bellini: I puritani.

Jessica Pratt (Elvira), Laura Vila (Enriccheta)), Xabier Anduaga (lord Arturo), Andrzej Filonczyk (Riccardo), Manuel Fuentes (sir Giorgio Walton) y otros.

Coro de la ABAO, Euskadiko Orkestra.

Dirección musical: Giacomo Sagripanti.

Dirección escénica: Emilio Sagi.

Palacio Euskalduna, de Bilbao.

 

Foto © E. Moreno Esquibel

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