El pianista valenciano Josu de Solaun (n. 1981) es uno de los solistas con una trayectoria más ascendente dentro del panorama español. Un ejemplo lo tenemos en el reconocimiento al mejor álbum para instrumento solista, de 2022, que recibió el pasado enero por parte de los prestigiosos Premios Internaciones de la Crítica Musical (ICMA).
Y es curioso como en esta presentación, en el ciclo Grandes Intérpretes, nuestro pianista optara por no incluir ninguna pieza de Haydn en su programa, como queriendo transmitirnos que es, ante todo, un pianista “todo terreno”. Porque el programa que eligió no fue sencillo. De Solaun dejó muy claro, desde el inicio del recital con las Cuatro Baladas op. 10 de Brahms, que su piano está impregnado de pasión y que esta se apoya, con absoluta rotundidad, en un uso extremo de las dinámicas. Algo que en Brahms resulto un tanto borroso (probablemente la acústica de una sala sinfónica no se adapta plenamente a tales postulados), con un uso del pedal intencionadamente intenso. En la primera Sonata de Schumann, que cerraba la larga primera parte, sí que esa concepción extrema y pasional de acopló mucho mejor. Soberbio. Con un Finale que dejó a los asistentes (algo menos de media entrada) casi sin respiración. Es cuando mejor entendimos los cimientos de su piano, en el repertorio romántico.
En la segunda parte, quizás en menor medida, de Solaun nos volvió a sorprender por sus interpretaciones de Chopin (Vals op. 34 nº2, Preludio op. 28 nº4, Mazurka op. 17 nº4, Estudio op. 10 nº6 y Preludio op, 45), en este caso profundamente leves. Un piano con sordina. Íntimo y, en muchas ocasiones, intencionadamente extremo. Desde luego, sin dejarse influir por los estándares actuales en la interpretación de la obra del polaco. Eso no se lo podemos negar.
Desde mi punto de vista, donde mejor se acopló el espíritu extrovertido y radical de su piano fue en la Sonata nº 8 de Prokofiev. Vibrante y arrebatador, desde el Andante. Esta Sonata parece escrita para intérpretes rusos, como nos recuerda Arturo Reverter en las notas del programa, al citar las imbatibles versiones de Richter o Gilels. Habría que incluir, en una soberbia trinidad, la versión que Trifonov (nuestro próximo visitante en este ciclo, el próximo día 30) grabó recientemente para Deutsche Grammophon. Pues bien, la versión de Solaun no se quedó muy lejos.
El éxito fue indudable, para una pieza que no es fácil de escuchar (Hubo muchas salidas de sala, a mitad de interpretación. Algunos se debían pensar que estaban en la Fundación Juan March…). Nuestro pianista retornó a su versión más calmada, permitiéndonos normalizar nuestras pulsaciones, con dos Preludios de Debussy como propinas finales. Un concierto distinto. En muchos sentidos, inesperado. Pero realmente estimulante.
Juan Berberana
Josu de Solaun, piano
Obras de Brahms, Schumann, Chopin y Prokofiev
Ciclo Grandes Intérpretes (Fundación Scherzo)
Auditorio Nacional, Madrid
Foto: Cartel del concierto.