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Crítica / Josep Vicent, una batuta en imparable proyección - por José Antonio Cantón

Alicante - 09/10/2023

Con la reciente nominación a los Latin Grammy Awards 2023 por el disco Ritmo. The Chick Corea Symphony Tribute, dedicado a temas del insigne teclista de jazz, Josep Vicent, fundador y titular de ADDA·Simfònica, consolida su imparable proyección artística como una de las figuras más relevantes actualmente en el panorama musical español. Prueba de ello ha sido el éxito alcanzado en el concierto inaugural del ciclo sinfónico del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) que llevaba por sobrenombre Muerte y transfiguración, en directa alusión a uno de los poemas sinfónicos más sobrecogedores compuestos por Richard Strauss, músico que será hilo conductor en la programación del ADDA a lo largo de la temporada que ahora se inicia.

Dicha obra abría el concierto generándose una atmósfera inquietante en el inicio del Largo que sirve al compositor para presentar el abatimiento de un hombre moribundo postrado en su lecho y que finalmente va a ser vencido por la muerte, que lleva a su ser a entrar en nuevo estado de energía, la transustanciación, enigmático misterio que Josep Vicent logró transmitir al auditorio, exprimiendo las mejores esencias de su extraordinario instrumento orquestal hasta llegar a un dominio dinámico sorprendente en el Moderato-Tranquillo, en el que la concertino invitada para esta ocasión, la japonesa Ayaco Tanaka, tuvo una relevante función inductora. En la conclusión de este poema sinfónico, cuyo sustrato literario era transmitido con una calidad musical que superaba cualquier emoción trascendente, se materializó la transfiguración posterior a la muerte, esencia sonora de esta obra cumbre del romanticismo, gracias a una traducción conceptualmente esclarecedora transmitida desde el pódium.

Siguiendo en esta línea introspectiva, el director afrontó la interpretación de la cantata profana La muerte de Cleopatra de Héctor Berlioz contando con la muy valiosa colaboración de la mezzosoprano alemana Stefanie Iranyi que, asumiendo con absoluta convicción lírico-dramática el último trance de la reina ptolemaica, logró una verdadera recreación del personaje dando a la imaginable escena una gran energía emocional y un intenso carácter operístico, que contrastaba en paridad con la vitalidad y el diversificado color de la orquesta en su función de reflejar la esplendorosa instrumentación que propone Berlioz en esta más que interesante obra. Josep Vicent elevó su valor estético  llevando a ADDA·Simfònica a un protagonismo dramático que hacía recordar el alcanzado en la representación de La Bohème de la pasada temporada.

La segunda parte de la velada estuvo ocupada por la Sexta Sinfonía, Op.74 “Patética” de Piotr Ilyich Tchaikovsky, obra que había despertado una gran expectación entre los seguidores de la orquesta desde que fuera anunciada para este concierto inaugural. Con una clara intención de alcanzar una versión novedosa, Josep Vicent ha trabajado su montaje buscando los mayores contrastes emocionales posibles que contiene este testamento musical del gran compositor ruso. Incorporar nuevos postulados recreativos a tan conocida, admirada y referencial obra supone asumir un riesgo que debe romper con las interpretaciones al uso. El maestro lo ha logrado con tan resolutiva y aparente naturalidad que, para el oyente, significó una nueva experiencia de escucha motivada por una lectura que en todo momento buscaba nuevas significaciones en las relaciones armónicas y las mixturas tímbricas. Solamente desde la posibilidad de un instrumento de la calidad técnica de esta orquesta y la vinculación sensitiva con su titular se puede pretender montar esta pieza sinfónica generando sensaciones nuevas en el auditorio.

Retrayendo el tempo a límites que generaban la impresión de una inminente inestabilidad en el solo de fagot del Adagio que abre la obra a modo de prólogo, el director introdujo en el inconsciente del oyente ese profundo sentido sombrío que anima la estética de esta composición. ADDA·Simfònica se transformó en el intenso tutti determinado en el desarrollo con agitado apasionamiento, que fue seguido de una repetición condensada y un tratamiento tranquilo y sosegado de la coda. Josep Vicent tuvo el acierto de simultanear en el segundo movimiento un manifiesto sentido melancólico con la viveza de su aire de vals, realzando la paradigmática creatividad balletística de Tchaikovsky, de la que fue un consumado maestro.

El scherzante tercer tiempo, marcado en Allegro molto vivace, fue una auténtica explosión dinámica en desenfrenado ritmo sin el más mínimo instante de reposo, donde se percibía un perfecto ajuste instrumental que recordaba la precisión que requiere la música de cámara, que llegó a desembocar en un final inquietante ante el adagio subsiguiente, que fue un dechado de concentración expresiva, como contraste trágico de la tensión vivida en el movimiento anterior. El sonido discurría con claridad y transparencia, deseando así el director acentuar el sentimiento trágico de su contenido, sensación incrementada en la introducción de la coda en su trascendental coral a cargo de la espléndida sección de metales, antes de afrontar el sobrecogedor final de la sinfonía.

Con esta versión, Josep Vicent ha querido explorar los nuevos horizontes que sigue presentando esta obra generando un grado de subliminal tensión emocional, que llevan a esa gratificante y particular escucha que invita a un meditativo silencio, como bien entendió el maestro evitando bis alguno.                                        

José Antonio Cantón

 

ADDA·Simfònica

Solista: Stefanie Irányi (mezzosoprano)

Director: Josep Vicent

Obras de Héctor Berlioz, Richard Strauss y Piotr Ilyich Tchaikovsky

Sala Sinfónica del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) / 29-09-2023

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