No conocía la obra de la compositora Raquel García-Tomás, pero después de escuchar Je suis narcissiste, tengo que mencionar como primera de sus virtudes que elude la pedantería y el distanciamiento al que son tan afines la mayoría de los compositores de nuestros días y sortea el aburrimiento, lo que es casi milagroso.
García-Tomás muestra un buen dominio de las claves con las que evitar que el público se sienta aplastado por el experimento musical y deje de comprobar los minutos que quedan para que concluya el espectáculo, por eso la duración del espectáculo es de 75 minutos. La otra creadora de la obra, Helena Romero, evita los tediosos parlamentos pseudo filosóficos, engolados y pretenciosos y logra un texto a veces un tanto farragoso, con evidentes críticas a tantos tics de nuestros días, pero que, salvo excepciones, sirve de vehículo eficaz a la música de García-Tomás que ha compuesto una partitura collage en la que escuchamos ecos de Rossini, en la primera escena, de su famoso dúo de los gatos, de ragtime, de Kurt Weill, incluso Chopin y Puccini, en la escena de los adeptos a la meditación hoy tan en boga, que recuerda el pasaje nocturno del pueblo de Beijin que precede al “Nessun dorma” y sin tapujos a una literal reproducción del “Mi chiamano Mimi” de La boheme.
Esto, perfectamente integrado con una partitura de tintes contemporáneos que muestra una notable habilidad para lograr de una orquesta de 15 miembros, incluido un piano, un sonido brillante y actual sin caer jamás en sonidos que hieran el tímpano. Je suis narcissite es una obra muy eficaz y con capacidad para ser trasladada a un teatro de comedia musical sin problemas.
La producción es muy de nuestro tiempo; pocos elementos escénicos pero muy eficaces, de Fernando Ribero. Vestuario colorista y desmesurado, pero idóneo, de Pier Paolo Álvaro y una excelente dirección de escena de Marta Pazos, que logra resultados óptimos del entregado elenco vocal, una tronchante Elena Copons; una verdadera maestra en la transformación, María Hinojosa, y dos más que cumplidos varones Toni Marsol y Joan Ribalta, no inferiores a sus logros vocales, aunque la megafonía sea siempre algo que me irrita en una ópera.
Los miembros de la Orquesta del Teatro Real, lo hicieron francamente bien y tanto ellos como los cantantes encontraron en Vinicius Katt el director idóneo para llevar el barco a buen puerto.
El público, como siempre en ocasiones similares, en las que abundan las invitaciones, se mostró sumamente complacido y aplaudió con fervor.
Francisco Villalba
Elena Copons, María Hinojosa, Toni Marsol, Joan Ribalta.
Orquesta del Teatro Real / Vinicius Katt. Escena de Marta Pazos.
Je suis narcissiste de Raquel García-Tomás.
Teatro Español (Teatro Real producción), Madrid.
Foto acred: Javier del Real