La Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música registraba una actividad frenética ya media hora antes del pistoletazo de salida del comienzo de la nueva temporada del ciclo estrella del Centro Nacional de Difusión nacional (CNDM), puesto que el concierto programado para la ocasión bien lo merecía. El concierto de la noche anunciaba a Philippe Jaroussky, el afamado contratenor francés como principal reclamo de este inicio de la andadura del ciclo 2023/2024 en una sala de conciertos que presentó el lleno más abrumador que yo recuerde, y con más expectación y entusiasmo de los últimos años.
Con este espectacular ambiente de las mejores noches de un auditorio expectante, hizo su entrada en el escenario Le Concert de la Loge en el amplio escenario de la sala, en donde a priori parecía un conjunto camerístico que debiera haber engrandecido su orgánico, máxime teniendo en mente ahora mismo el último concierto del ciclo de la Orquesta y Coro Nacionales de España en donde en este mismo escenario se dieron cita unas doscientas personas en un derroche sonoro y abrumador en cuanto a número de artistas.
Pues bien, este excelente conjunto francés en seguida demostró su capacidad para hacer olvidar las dimensiones del recinto contando con una plantilla de ocho violines, dos violas, dos violonchelos, un contrabajo, el par de oboes y de trompas, más un fagot, tiorba y clave, interpretando de un modo lleno de vitalidad, conjunción y lleno de un asombroso sonido exquisito la Sinfonía de la ópera Demofoonte de Johann Adolf Hasse (1699-1783). Su arrebatadora energía en el Allegro inicial y el excelente trabajo de articulación y dinámicas se hicieron presentes en esta y el resto de piezas, mostrando las excelentes virtudes de su fundador, el violinista Julien Chauvin en el Andantino, a través de los pequeños solos que lo permitieron, dialogando con el también magnífico primer oboísta de la agrupación, Jon Olaberria. Terminaron la sinfonía con el mismo derroche enérgico que al comienzo con un Presto de impecable sonoridad en los tuttis, con la cuerda enriquecida por los coloristas timbres precisos e impecables de sus oboes y trompas.
De inmediato hizo su aparición en escena Philippe Jaroussky, entre la emotiva ovación de toda la sala que mostraba su cariño, admiración y entusiasmo por contar en su escenario con la luz que daba comienzo a la nueva temporada de este ciclo que se encontraba en penumbra desde el pasado siete de mayo. La resplandeciente luz de Philippe Jaroussky no es esa que deslumbra y decora distrayendo nuestra atención de lo que realmente importa, como lo que acontece con el reciente alumbrado navideño de nuestras calles, sino que su actual sapiencia musical, carisma y amor por la música conforman una luminosidad que dota de significado verdadero todo lo que interpreta. Que nadie intente encontrar a esa joven figura que nos fascinaba con su perfección de insultante facilidad en las coloraturas y en un registro inalcanzable de fiato abrumador. El actual Jaroussky ha superado esta fase vital, demostrando que los años han mejorado y elaborado su quehacer musical, como bien demuestra el color de la sabiduría que va adueñándose de su cabello.
Las primeras piezas que pudimos disfrutar del contratenor fueron las ideadas por el mismo Hasse que dio comienzo a la velada, y de su misma ópera, Demofoonte IJH34, reivindicando a lo largo de todo el recital, de la soberbia calidad de la música de estos compositores que actualmente ocupan un papel secundario, e incluso marginal, en nuestros teatros y salas de conciertos. Aunque de Hasse ya conocemos varias piezas al tratarse del maestro del archiconocido Farinelli, el resto de autores son raramente interpretados en la actualidad. Con un recitativo accompagnato fue además su aparición en la sala, para dar inicio a su deliciosa aria Sperai vicino il lido, de bella melodía en su comienzo con apasionadas intervenciones en su desarrollo, todo un compendio de lo que sería la velada, un constante contraste de sus plácidas melodías que pugnan con las arrebatadoras efervescencias de los pasajes más tempestuosos. Todo ello fue interpretado de un modo absolutamente magistral, tanto por el solista vocal como por la agrupación instrumental.
La siguiente aria de Hasse nos trajo otra preciosa melodía, Misero pargoletto, que bien podría haberla ideado un creador tan reconocido actualmente como Christoph Willibald Gluck, y de quien nada desdeña el maestro Johann Adolf Hasse.
A continuación, y dando un necesario respiro al solista vocal, la orquesta interpretó dos piezas del maestro de Hamburgo pero afincado en Nápoles que reivindican su capacidad como compositor de música instrumental. La Fuga y Grave para cuerda en sol menor y su Fuga alla breve fueron las obras escogidas por Julien Chauvin para reivindicar a su querido Le Concert de la Loge, conjunto instrumental prácticamente inédito en nuestro país, y toda una revelación para los aficionados españolea, al denotar en cada intervención una calidad y una perfección que raramente solemos presenciar en vivo, haciendo del sonido directo toda una experiencia sonora de filigrana, como la que consiguen tras innumerables tomas de sonido los ingenieros de sonido en un excelente registro discográfico tras arduas sesiones de grabación.
Todo ello, en una sola intervención y además realizada en directo, aderezada con la pasión y el magnífico trabajo conjunto que Chauvin comandaba desde su pequeño podio en el violín. Unas intachables y ardientes obras instrumentales en las que destacó primordialmente la transparencia de la fuga, de cada motivo, en un trabajo concienzudo de cada pasaje y sección, resultando un modélico ejercicio de perfección formal aderezado por su preciosismo sonoro y pasional interpretación.
De las bellas melodías y formidables composiciones de los maestros justamente interpretados en la deliciosa velada, debemos detenernos muy especialmente en la realizada por Giovanni Battista Ferrandini (ca.1710-1791), Gelido in ogni vena, aria número 11 del manuscrito Veinticuatro arias, recopiladas por el mismo Ferrandini para Fernando María Inocencio de Baviera, príncipe bávaro para quien estuvo a su servicio. Ferrandini da muestras de ser un compositor de gran sabiduría en la instrumentación, deja constancia de su oficio como buen oboísta, al realizar un formidable ejercicio orquestal que no se limita a doblar o a acompañar al solista vocal.
Le Concert de la Loge no desaprovechó la ocasión y pudimos disfrutar de una soberbia introducción instrumental que iba a variarse por completo en el Da capo mediante una dinámica opuesta, confiriendo un resultado formidable en el conjunto junto a Philippe Jaroussky quien pudo mostrar su formidable y único timbre de un modo excepcional al no tener que luchar con una orquesta que constantemente dobla su línea. Además de todo esto, el aria es absolutamente deliciosa y contiene una música excepcional, con largas disonancias en los momentos dolientes que denotan la gran sapiencia del compositor de los maestros barrocos y de los afectos, realizando un fenomenal trabajo de la sección A en su Da capo, mediante continuos cambios dinámicos, de articulación y con una realización de bellos e inspirados adornos en la melodía inicial por parte del contratenor francés.
La última intervención instrumental del concierto reivindicó a la figura de Niccolò Jommelli con su Sinfonía en mi bemol mayor, y muy especialmente mediante la interpretación de la soberbia Ciaccona que esta contiene. Se trata de una chachona de estilo galante, que muestra la evolución de esta popular danza, que supo adaptarse de un modo fantástico a los gustos de la nueva estética musical, refinando su motivos y elaborando y sofisticando sus motivos que son cada vez más complejos y que cuenta con un entramado orquestal mucho más variado que lo que se espera de una chacona tradicional. La interpretación del conjunto francés fue, una vez más, encomiable, y nos dejó atónitos en sus perfectos unísonos del tutti orquestal.
Uno de los retoños de Johann Sebastian Bach, y cómo no Johann Christian, tuvo que ser también reclamado en esta noche, del que escuchamos con gusto su aria de la ópera Astaserse, Per quel paterno amplesso, un grato ejercicio del refinamiento melódico lento que tanto gustaba en la época y que hoy nos puede resultar algo demasiado sencillo, pero que es todo un ejemplo de los nuevos gustos estéticos, y que fue toda una dicha de gusto en la interpretación de Philippe Jaroussky, demostrando su dominio del fraseo y de cómo se interpreta una melodía del llamado estilo galante.
El aria que cerraba oficialmente el programa volvía a la figura de Niccolò Jomelli con su aria Fra acento affani de la ópera Astaserse, todo un fin de fiesta para una formidable velada de esas que permanecen en la memoria mucho tiempo, pieza repleta de coloraturas, contrastes absolutos en sus dos secciones, en donde los afectos barrocos campas a sus anchas y que hacen las delicias de público e intérpretes.
Los apasionados vítores del enfervorecido público, puesto en pie, y que como anécdota uno de los espectadores llegó a gritar “te queremos”, obligaron a los intérpretes a realizar dos propinas, la primera la archiconocida pero no por ello menos deliciosa Che farò senza Euridice del Orfeo de Christoph Willibald Gluck, y la vivaldiana Vedrò con mio diletto de la ópera Il Giustino, que como el propio Jaroussky reconoció, tantas alegrías le ha dado en su carrera y que él mismo popularizó en su ya mítico álbum Heroes junto a Jean-Christophe Spinosi, y que parece compuesta para la voz de Philippe Jaroussky, absolutamente deliciosa en su interpretación.
El público, aunque demandaba más música con sus constantes vítores y aplausos, se despidió con gran alegría y disfrute de esta velada que ya forma parte de las grandes noches del Auditorio nacional de Música y del Centro nacional de Difusión Musical.
Simón Andueza
Philippe Jaroussky, contratenor.
Le Concert de la Loge, Julien Chauvin, violín y dirección.
Forgotten arias. Obras de Obras de Johann Adolf Hasse, Leonardo Leo, Michelangelo Valentini, Tomasso Traetta, Andrea Bernasconi, Giovanni Battista Ferrandini, Niccolò Jommelli y Johann Christian Bach.
Ciclo ‘Universo Barroco’ del CNDM. Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid. 28 de noviembre de 2023, 19:30 h.
Foto © Elvira Megías