La música de cámara es el género por excelencia. Isla Cristina tiene la dicha de acoger por quinto año consecutivo un festival dedicado a esta categoría. La asociación “Mundo Arte”, que comandan Enrique Adrados y Danka Nikolic, ha hecho realidad un gran proyecto del que se está hablando fuera de la provincia. Este rincón al suroeste de Europa ha dado un paso firme. Doble enhorabuena a juzgar por una pandemia que a todo el mundo tiene en vilo: gracias al esfuerzo de organizadores, músicos y público ha transcurrido la quinta edición.
El nombre Insula designa a instrumentas prestigiosos del panorama internacional que se agrupan en calidad de artistas residentes del Festival. Para esta edición contamos con los violinistas Alexander Sitkovetsky y Matjaz Bogataj, la violista Danka Nikolic y el chelista Valentin Radutiu. A dicho ensemble le debemos dos de los conciertos; uno dedicado al Clasicismo y el otro al Romanticismo. Bastó el arranque del divertimento mozartiano para presagiar la excelencia de toda la noche: un cuarteto de perfecto empaste, amplitud de dinámica y dominio de recursos. Mozart tuvo su mejor rendimiento en un Finale desenvuelto. Fue en el cuarteto opus 76 nº 1de Haydn donde brillaron, con unas cuatro voces deliciosas que hicieron honor al repertorio; la suavidad de su matiz piano consiguió cotas inauditas en el movimiento lento. Y el Razumovsky de Beethoven trajo ese plus de madurez psicológica, como disfrutamos en el drama interior que iba pasando de un instrumento a otro; un detalle era la facilidad de los instrumentistas para cantar la música a media voz.
El concierto del Romanticismo agregó la presencia de Per Rundberg, pianista sueco ya presente en anteriores festivales. Sin duda, el concierto número dos de Chopin en versión camerística había despertado mucha expectación. Parecía desprovista por momentos la partitura del polaco en la desnudez del cuarteto, pero pronto nos cautivamos con la delicia contrapuntística, donde los instrumentos iban asomando para dar luz al discurso encabezado por el piano. Rundberg estuvo maravilloso con un estilo profundo y elegante, equilibrado siempre con la cuerda; la atmósfera del segundo movimiento con el cuarteto en pianissimo fue uno de los irrepetibles regalos que hemos tenido en Isla Cristina…De notable factura el cuarteto Americano de Dvorak, que alcanzó mucha expresividad durante el primer movimiento, eran impecables los agudos de Alexander Sitkovetsky y el rubato del cuarteto fue determinante para los dos últimos movimientos. Contábamos esa noche con el estreno absoluto de una obra de la isleña María José Arenas, die letzte Hand klopft an die Wand, un homenaje a Beethoven mediante un lenguaje rico e intrigante que nos recordaba a Schönberg y Takemitsu: música de amplio desarrollo a cargo de cinco instrumentistas que supieron transmitir al público la inspiración de su autora.
Llegaba a Isla Cristina el cuarteto Quiroga para abordar un programa centrado en el siglo XX. La oración del torero de Turina era una buena tarjeta de presentación con tal de escuchar esa historia sin palabras que sólo los grandes compositores saben lograr con su partitura; aquella música cautivó en el diálogo del cuarteto que brindaba al oído una viva escena que se culminó en un agudo pianissimo del cierre. Con el cuarteto Octavo de Shostakóvich llevó el Cuarteto a lo más alto de la velada pues el realismo del ruso se vivía en cada compás: la veracidad que hiela la sangre en el contraste del primer al segundo movimiento dio paso a numerosos pasajes donde sonaba la desolación en un soliloquio que arropan los otros tres; la conclusión fue antológica. El cuarteto de Ginastera era una obra poco conocida que en manos del Quiroga emocionó al público: el primer movimiento tenía la cantilena propia de las grandes películas de los años cincuenta; después tocaron pasajes que se acercaban a otras familias instrumentales y resolvieron formidablemente un tercer movimiento de intrincada armonía. Para cubrir el expediente se incluyó a Piazzolla, por el centenario de su nacimiento.
Un espacio también para los instrumentistas prometedores en un concierto titulado “Jóvenes Talentos Andaluces”. Ángeles Salas, María de los Ángeles del Valle y Daniel Barbosa acercaron la música de Sarasate, Ravel, Sibelius y Waxman con la mejor impronta y tesón. Conciertos como éstos sientan un precedente en los festivales de música de la provincia de Huelva; el futuro de nuestra cultura musical se encuentra en los cursos superiores y los primeros pasos profesionales de los estudiantes de conservatorios.
¡Ni por muy adversa que sea una crisis, que nunca decaiga el entusiasmo por la música de cámara!
Marco Antonio Molín Ruiz
V Festival internacional de música de cámara de Isla Cristina.
Cuarteto Insula, Per Rundberg, cuarteto Quiroga, Salas, Del Valle y Barbosa. Obras de Haydn, Mozart, Beethoven, Chopin, Dvorak, Shostakóvich, Ginastera, Piazzolla, Ravel, Turina, Sarasate, Sibelius, Waxman y Arenas.
Teatro “Horacio Noguera” de Isla Cristina (Huelva).
Foto: Cuarteto Quiroga en el V Festival internacional de música de cámara de Isla Cristina.