Las Danzas del ballet Don Quijote de Roberto Gerhard fueron la tarjeta de presentación de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya dirigida por Juanjo Mena, en el ciclo sinfónico de la Orquesta y Coro Nacionales de España, dentro del intercambio el mismo fin de semana de ambas formaciones, una en Madrid (la que citamos) y la OCNE en Barcelona (ver crítica también en esta web).
Un piano concertante con momentos de relativo realce dentro del elenco orquestal, decisivo en lo rítmico en uno sus postreros episodios danzables, junto a una sucinta (2) pero activa y eficaz percusión y, sobre todo, un interesante planteamiento armónico, trufado de ingenio, dominio técnico y sentido, levantaron esta magnífica obra.
Un cierto "quijotismo musical" ambiente, de inicio, para un personaje y un símbolo que, por cierto, terminaba también sus peripecias, decisivamente, en playas de Barcelona.
Partiendo de un perfilado Don Quijote de Gerhard se mantuvo este tono "trascendente" con un Shostakóvich de concierto solista: Primer concierto para violonchelo y orquesta.
Una traducción ajustada al papel, transparente y bien trabajada desde el violonchelo de Narek Hakhnazaryan, encarnado en dicho papel. Dinámico y sólido en su rigurosa virtud solista, se combinó con flexibilidad y reflejos a unos ajustados orquesta y podio copartícipes.
En la propina con que respondió a la efusiva respuesta del público presente en este viernes de temporada en el Auditorio, ofreció una canción popular armenia: El árbol del albaricoque (un albaricoquero, también de origen armenio, como lo fuera este destacado músico).
No se perdió este intenso tono en torno a variantes en el uso de la tonalidad (¿"extendida"?) en el siglo XX, con la Cuarta sinfonía «Inextinguible» de Carl Nielsen. Una obra poderosa y comprometida instrumentalmente, bien dispuesta sobre las tablas que, así, entroncó con relativa facilidad con las piezas anteriores, y sirvió como resuelto broche final.
Un programa, pues, que partió del Quijote de Gerhard hasta llegar a esta Inextinguible transitando sobre el versátil puente de Shostakóvich, siempre en aquella amplia frontera de la tonalidad, que hace guiños a todos, a los más tradicionales y a los que buscan una permanente evolución progresiva.
Una interpretación labrada y conforme estuvo en todo momento a tono, también, con este consistente contexto estético.
Luis Mazorra Incera
Narek Hakhnazaryan, violonchelo.
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya / Juanjo Mena.
Obras de Gerhard, Nielsen y Shostakóvich.
Auditorio Nacional de Música. Madrid.