Aunque se anunció más tarde Iréne Theorin estaba resfriada, pero es una gran cantante, muy estimada en Barcelona, que destaca por su inteligencia y técnica. Ello quedo demostrado en este recital ya que, salvo pequeños detalles, su gran preparación le permitió dominar su potente voz, con un canto contrastado y su conocimiento le hizo decidir no afrontar la durísima aria de Turandot, que estaba programada como cierre del recital, porqué era correr algún pequeño riesgo, innecesario, obra con la que abrirá la próxima temporada liceísta. Ya impresionó con la entrada de Elisabeth de Tannhäuser, con una interpretación genial donde describió los estados de ánimo de la protagonista, con todo lujo de detalles.
Seguidamente su programa de lieder, que empezaba con cinco partituras de Schubert, es donde dejó claro que, una voz tan potente como la suya era capaz de reducirse y contenerse para alcanzar la poesía y el intimismo que el género exige, con unas versiones muy elocuentes, igual que con las cinco canciones de Strauss, con una musicalidad y sentido de la palabra conmovedor.
La segunda parte estaba prácticamente dedicada a canciones nórdicas, con autores como Gösta Nystroem, Jean Sibelius y Ture Rangström, que supo mostrar su capacidad melódica, con una interpretación sutil, musical y muy expresiva. En ausencia del aria de Puccini, la soprano cantó la canción “Te amo”, de Grieg, a la que dio una frescura y pasión juvenil, con una versión bordada. Como bis interpretó a “capella” una canción sueca muy elegante.
El acompañamiento de Matti Hirvonen empezó algo dudoso, pero se fue asentando con versiones correctas que apoyaban a la cantante.
Albert Vilardell
Iréne Theorin, Matti Hirvonen.
Obras de Wagner, Schubert, Strauss, Nystroem, Sibelius, Rangström y Grieg.
Gran Teatre del Liceu, Barcelona.