El encuentro de dos personalidades artísticas de tan reconocido talento como el que detentan Carlus Padrissa en la escena y Josep Vicent en la dirección musical genera siempre una gran expectación, cualquiera que sea el proyecto y el motivo, máxime si éste está sustentado en una referencia cultural de primer rango estético como la que significa la figura de Ludwig van Beethoven, creador cumbre dentro de la historia del arte.
En este caso, ambos han puesto la mirada en la Sinfonía Pastoral del compositor para, desde la sugestividad que genera la magia derivada de la gran experiencia dramática de la famosa compañía de teatro La Fura dels Baus, conseguir que el sentido bucólico que sustenta la mencionada sinfonía genere una concienciación en el espectador de los problemas y tensiones que están surgiendo entre la humanidad y el entorno natural, en detrimento de este último, al haberse llegado en estas últimas décadas a los límites de una mínima sostenibilidad entre ambos.
El comunicar y concienciar de tal mensaje, antes de la interpretación de la obra central del espectáculo, ha llevado a la necesidad de montar una primera parte de esta performance que sirviera para que, desde dos pasajes del músico de Bonn y otros de alguno de sus contemporáneos, sirvieran de predisposición a la sinfonía que daba título a la performance en la que el contenido musical fue absolutamente determinante para el mensaje pretendido.
Con un despliegue de energía, que se mantuvo a lo largo de toda la actuación, realmente destacado, Josep Vicent inició la velada con el episodio de La tempestad perteneciente al ballet Las criaturas de Prometeo del músico de Bonn, que ocupa el segundo lugar de la suite orquestal del mismo nombre y que servía de anticipo para el cuarto movimiento de la Pastoral que llegaría a escucharse en la segunda parte. Con tan estimulante pasaje se puso en marcha una acción dramática que sorprendía por su audacia escénica a cargo de cuatro bailarines de La Fura, que acompasaban sus movimientos al pulso musical con raro y singular acierto. Siguiendo el discurso del espectáculo, la orquesta, situada en un particular foso que ocupaba algunas primeras filas de asientos de la sala, afrontó una impactante interpretación del episodio de la Tormenta de la cantata profana Leonora del músico checo Anton Reicha, que cargaba el recinto del auditorio de espectral fantasmagoría, lo que aumentaba su efecto plástico trasladado a la escena.
La tensión se rebajó con una contenida dirección de la obertura Hero y Leandro en Re menor Op. 11, que compuso el berlinés Julius Reitz, que supuso disfrutar de un extraordinario grado de transparencia sonora de la espléndida sección de viento-madera de ADDA·Simfònica, que favorecía la acción sin dejar de mantener la atención en la delicadeza de su discurso musical, complementando la serenidad que desprende el Allegretto de la Septima Sinfonia de Beethoven, autor que volvía a hacerse presente en el desarrollo del espectáculo.
Para terminar la primera parte se pudo admirar la voz de la soprano belga Sophie Karthäuser interviniendo en la escena lírico-dramática titulada Hero y Leandro compuesta por Fanny Mendelssohn, que supuso un bálsamo ante las tensiones habidas anteriormente como la que contiene Batalla y Victoria de Carl Maria von Weber que antecedió al precioso movimiento sinfónico beethoveniano.
La performance adquiría su máximo interés en la segunda parte con la excelente versión que construyó Josep Vicent de la famosa Sinfonía “Pastoral”, que daba nombre y más que sentido a este concierto magistralmente escenificado.
Con una vitalidad determinante, el director musical se dispuso desde el primer pentagrama a impulsar su desarrollo influyendo claramente en la dinámica de la acción escénica protagonizada por dos parejas de bailarines que se encontraban siempre al límite de la acrobacia con una fluidez de movimientos que enriquecía el sustrato musical de cada momento y situación que. desde el planteamiento que surgía del pódium, puede quedar resumido del siguiente modo: Josep Vicent consiguió ese carácter liederístico que pide el Allegro inicial, estimuló a la orquesta a expresar un estado de dicha en el Andante subsiguiente sin caer en momento alguno en ese decaimiento de tempo al que tanto se presta habitualmente la ejecución de este movimiento, aprovechó en el tercero para destacar su carácter popular de danza antes de afrontar la tormenta haciendo de ésta todo un alarde en la descripción de tal meteoro que, aprovechando el carácter tenebroso que posibilita el modo menor de su tonalidad, llevó a la orquesta a mostrarse en toda su efectividad sonora y musical con especial realce en la percusión.
La maestría que el director supo transmitir en el Allegretto final dejó esa sensación del trabajo bien hecho corroborándose la vocación escénica de la formación alicantina que de manera expectante esperamos se vuelva a materializar con la producción de La Bohème de Puccini, que pondrá broche final a la temporada de abono de esta formidable formación orquestal cual es ADDA-Simfònica.
Para terminar y como complemento del programa fueron destacadas una cavatina de la ópera Oberon de Weber, en la que volvió a brillar el arte canoro de la soprano Sophie Karthäuser y una triunfal versión del pasaje final de la obertura Egmont de Beethoven, que dejaban una sensación esperanzadora y reconfortante, después de los inquietantes mensajes expresados sobre la relación de la humanidad con la naturaleza y el medio ambiente.
Música y escena asumen en esta performance, titulada Pastoral for the Planet, una función esperanzadora concienciando, desde una sorprendente fusión estética de elevada sugestividad, sobre la creciente e inevitable inquietud universal respecto al deterioro de la naturaleza provocado por el ser humano sólo superado por el temor a la aniquilación que supondría una gran guerra termonuclear.
José Antonio Cantón
Adda·Simfònica - Josep Vicent (Director)
La Fura Dels Baus - Carlus Padrissa (Director)
Sophie Karthäuser (Soprano)
Macarena Bravi, Luís Garcia, Adriana Palou, Quico Torrent (Bailarines)
Obras de Beethoven, Reicha, Rietz, Fanny Mendelssohn y Weber
Auditorio ADDA, Alicante
Foto © ADDA