Los seis Conciertos tocados en el Teatro Adolfo Mejía de Cartagena de Indias (Colombia), 4, 5, 6 y 8, 9 y 10 de este mes de Enero y los tres en el Auditorio Nacional de Madrid, 17, 18 y 19 en el Ciclo de la ONE, dejarán memoria en la Historia de la OSCyL y en la de su Titular Thierry Fischer que dirigió todos éllos. De regreso a Valladolid y en su sede, abordaron el 7º de su temporada ordinaria, en el que colaboró como solista de cello Daniel Müller-Schott (Münich, 1976), formado con Nothas, Schiff e Iserlis y un año como alumno particular de Rostropovich; es Premio Aida Stucki y toca el cello “Ex Shapiro” de M. Goffriller, 1727. Hubo de sustituir a la colega Alisa Weilerstein, indispuesta pocos días antes de la fecha, con el Concierto para cello en La m., (1850), op. 129 de R. Schumann (1810-1856). Por delante fueron Pavana “Color del tiempo” (1920), MF 1 del suizo Frank Martin (1890-1974), estreno en España; y dentro del proyecto planteado por Fischer en su 1ª titularidad aquí de ir interpretando sus 9 Sinfonías, esta vez la nº 5, en Do m., op. 67 (1804-08) de L. v Beethoven (1770-1827).
Basada en el cuento de Ch. Perrault, “La piel del asno”, con tempo de Pavana, F. Martin compuso su pieza pensando en el origen de la antigua danza y cómo evolucionaría su color a lo largo del tiempo. Así, un solo de flauta que recordase el origen, inicia la obra bien jugado por el solista, cuyo tema recogen cuerdas y arpa en una primera sección retrospectiva, para pasar a una segunda que, lenta, melódica y suavemente se acerca en la tímbrica, bien orquestada, a los inicios del XX, añadiendo maderas y trompas, sin perder nunca carácter de danza renacentista. Fischer la trató con mesura y cuidado, mostrando el afecto que tiene hacia el autor y su interés en darlo a conocer también en España con esta primicia; la OSCyL le respondió plenamente para hacer pulcra la versión.
El problema sufrido por Alisa Weilerstein, obligó a llamar de urgencia a Daniel Müller-Schott, que respondió afirmativamente a la invitación del Maestro, salvando el programa con la aportación de una de las importantes obras del repertorio cellístico actual y que mejor conoce: el Concierto en La m. de Schumann. El dominio de la pieza, la empatía con Fischer y la excelente prestación de la OSCyL (que también había hecho con anterioridad), consiguieron sobresaliente versión. Aún con sus 3 movimientos habituales parece que fuera uno porque se han de tocar encadenados, dado su gran carácter concertante; de hecho, el autógrafo de la partitura titula “Pieza de concierto”.
El solista, de memoria, inició con medida pasión el No demasiado rápido inicial, en general introvertido, creciente en el 2º tema de la amplia exposición, cantando limpio las melodías y dando el Maestro la debida atención a los diálogos con y entre la orquesta; el desarrollo más tormentoso e inesperada recapitulación con el recitativo del cello en la coda, que prepara el movimiento II, Lento, hecho con el mismo ritmo, que mostró al cellista íntimo, con leves dobles cuerdas, muy bien acompañado por las de la orquesta (que siguen dando mayor nivel cada día). La pasión vuelve a subir y se prepara de nuevo el enlace al Muy animado final, tras el logrado dúo solista-principal de los cellos; este rondó con sus dos temas: atrevido uno y delicado el 2º, hace aparecer al timbal para reforzar la característica marcha y pasar a la coda en mayor que, efectivamente, animó el final como debe; antes Müller-Schott había mostrado su calidad musical en las breves cadencias, acompañadas con gusto y precisión, tal como su autor las escribió y en los musicales y justificados virtuosismos que la partitura exige, aún sin pretendeerlo. Schumann no pudo disfrutar en vida su Concierto, pues se estrenó 5 años después de su muerte, en el cincuentenario de su nacimiento; pero nosotros sí y mucho. La respuesta del público que llenó el Auditorio, fue sonora y repetida para todos, en particular al cellista que nos premió con Prayer, del Jewish Life de E. Bloch (1885-1959), oración que fue tal por sentida y amplia de sonido, mereciendo y repitiéndose las ovaciones.
Expectación por ver y oir qué hacía Thierry Fischer con la 5ª Sinfonía de Beethoven, tan conocida e interpretada de diferentes modos. Sus dos famosas llamadas iniciales atribuidas “al Destino”, dieron pista sobre cómo iban a ir las cosas. El Maestro eligió la nueva lectura musicológica de los originales escritos por el autor, dando brío, movimiento, scherzo con su Trío y enlace al raudo final en los 4 movimientos, bien establecidas relaciones entre éllos y una más que notable aportación de cada uno de los solistas de la orquesta y de sus familias, incluso llevadas al máximo riesgo, como a las voces graves de la cuerda que superaron esa dificultad con ensayo, entrega y perfección; firmes trompas salvando leve duda inicial; muy expresivo el oboe; dulces violas y cellos en su canción; articulados flauta, oboe y fagot; preciso timbal clásico; acertado flautín; fuertes contrastes dinámicos lógicos. En fin, una versión viva, eléctrica, meditada y mantenida, con un 2º movimiento en particular que nos pareció magnífico, dentro del buen hacer general. El éxito fue clamoroso, saludos por solistas, familias y tutti y un Maestro vitoreado en repetidas salidas. Aceptado el criterio y su resultado, nada que decir, salvo agradecer nuevas visiones que nos den lo fundamental: buena Música.
José M. Morate Moyano
Daniel Müller-Schott, violonchelo
Sinfónica de Castilla y León / Thierry Fischer
Obras de F. Martin, R. Schumann y L. v Beethoven
Sala Sinfónica “Jesús López Cobos” del CCMD de Valladolid