Vale la pena reseñar esta primera reposición de producción de Aida presentada por Robert Carsen en el Covent Garden el año pasado. Vale la pena, primeramente, por la vuelta a la casa de Mark Elder, uno de los decanos de la dirección orquestal inglesa que extraer el multi-cromático sinfonismo de esta magnífica partitura, y todos los detalles orquestales, desde los más recónditos de la escena del Nilo hasta la pasión y la arrebatadora urgencia del concertante al final del segundo acto.
Y vale la pena, también, reseñar un nuevo reparto de alto nivel. De altísimo nivel, más bien en la inolvidable caracterización de Amneris de Elina Garanca, no solo por la impostación y calidez de timbre en el registro medio sino por su caracterización psicológica del personaje. La suya fue una Amneris cuya frustración es al principio una frialdad mal reprimida y al acecho de la víctima de sus celos. Ocasionalmente estalla en con una violencia momentánea por ejemplo, en su encontronazo como Aida en la primera escena del segundo acto, para después volver a una controlada represión. Pero finalmente se derrumba frente a Radames y los sacerdotes en una catarsis que finalmente la derrumba de su delirio de poder. Sólo le queda la lastimosa imploración de los “Pace” finales que después de esta interpretación emergen como la verdadera plegaria de una mujer frágil y desesperanzada. Frente a esta Amneris, Angel Blue interpretó una Aida inevitablemente menos impactante actoralmente pero de gran calidad vocal, con un “O Patria mia!” maravillosamente sostenido en los agudos.
Seokjong Baek cantó un Radames algo monocromo en color, pero a lo grande en materia de proyección y apoyo. En la primera función desarrolló un radiante passaggio al agudo final de Celeste Aida e incluso intentó el diminuendo en este “Vicino al sol” a plena voz, pero, ¡ay!, su voz se quebró levemente y me dicen que en las funciones subsiguientes prefirió falsetear un poquito como lo hacen hoy la mayoría de sus colegas.
Ludovic Tezier repitió un Amonasro ahora más incisivo gracias a un mordente mejor cincelado, que hizo justicia a sus cálidas frases de legato y el coro y la orquesta de la casa contribuyeron con excelente precisión y energía.
El trabajo de este excelente conjunto fue realzado por la inteligente puesta de Carsen ya comentado en RITMO, que traslada la acción al ámbito de un asfixiante militarismo contemporáneo, fundamentalmente una mezcla de Corea del Norte y China en la adoración a un Führer, pero también a los Estados Unidos de América en esa marcha “triunfal” transitada por féretros de patriotas muertos y seguida de una ballet concebido como un acrobático ejercicio de marines.
Hacía falta esta actualización para realzar un aspecto fundamental de la obra que frecuentemente se pierde entre camellos y pirámides de sabor turístico. Gracias a Carsen el espectador contemporáneo puede apreciar mejor la atmósfera de opresión y militarismo frente a la cual terminan sucumbiendo Aida y Radamés.
Agustín Blanco Bazán
Angel Blue, SeokJong Baek, Elina Garanca, Ludovic Tezier, Soloman Howard.
Escena: Robert Carsen.
Coros y Orquesta de la Royal Opera House / Mark Elder.
Aida de Giuseppe Verdi.
Royal Opera House, Londres, mayo de 2023
Foto: Inolvidable caracterización de Amneris de Elina Garanca / © Tristram Kenton