El virtual compromiso de la Orquesta Nacional de España con la nueva creación trajo al podio de su temporada regular a Thomas Adès. Podio y autor de una obra de Concierto con solista, centro y corazón de un clásico programa tripartito. Un programa que arrancaba antes con una página telonera que remitió nada menos que a un Tchaikovsky algo camuflado, y que se servía a la postre de toda una Sinfonía, en el consabido homenaje beethoveniano de este año.
A priori en el centro de todas las miradas, el Concierto para violín y orquesta de Adès contó con un encomiable y exigido solista en la figura de Anthony Marwood.
Una partitura dentro de la gran tradición del concierto con solista, que llevara como título alternativo: "Concentric paths / Caminos concéntricos". Título tan ilustrativo como lo fueron los rótulos asignados a sus tres movimientos correspondientes: "Rings/Paths/Rounds" -más o menos: "Anillos/Caminos/Rondas".
Breves epígrafes que, pese a su común denominador y simplicidad, ayudaron a comprender, en términos levemente sugerentes, poéticos o "poemáticos", su concepto compositivo... "concertric/concértrico".
Una obra compacta donde el intrincado carácter solista defendido con detalle y brío por Marwood, quedaba supeditado a menudo, a la textura general y a las progresiones conjuntas, paralelismos e imitaciones. Técnica y concepto determinados ya de inicio, en un atmosférico "Rings" de lógica y progresión implacables hasta alcanzar su violento tramo cadencial.
Antes de este Concierto, como dije, el sucinto y volátil encargo y arreglo de Igor Stravinsky del Pas de deux del Pájaro azul y la princesa Florina, del tercer acto del ballet La bella durmiente de Tchaikovsky. Una rara curiosidad de entrante, resuelta en lugar propicio.
Y después, para terminar, Beethoven y su Octava sinfonía. Obra difícil por su abultado y ensombrecedor contexto en catálogo, que ha aguantado así, todo tipo de especulaciones, su tempo giusto entre ellas, y cuyas soluciones formales ofrecieron aquí una cara más circunstancial, correcta y bien dispuesta.
Un aspecto, el de la contemporaneidad musical, que también estaba reflejado en el potencial innovador, aún en el presente, de esta partitura escrita hace poco más de dos siglos.
Un programa de concierto en un solo tirón, como mandan los cánones, a vueltas con su natural centralidad contemporánea e histórica, de una innovación aún no resuelta.
Luis Mazorra Incera
Anthony Marwood, violín. Orquesta Nacional de España/Thomas Adès
Obras de Adès, Beethoven y Tchaikovsky/Stravinsky
OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid