Las siempre comprometidas Danzas sinfónicas de Serguéi Rachmaninov dieron estimulante comienzo al concierto inaugural de la temporada en el Auditorio Nacional de Música de la Orquesta de la Comunidad de Madrid junto a su Joven Orquesta y el Coro, dirigidos por Marzena Diakun.
Su vistosa alternancia de texturas orquestales más masivas o virulentas con otras transparentes y melosas de cierto protagonismo solista para diversos atriles, casi camerística por momentos, fue resuelta con solidez y sentido.
Un arranque de concierto generoso con una obra que, por su extraña extroversión, pinceladas eslavas y contundente remate, a menudo se sitúa en los instantes finales o, al menos, en avanzadas segundas partes.
Fue la tarjeta de presentación de un programa dinámico en su conjunto, basado, en su totalidad, en la danza y sus diversas aproximaciones y metáforas, con un iniciso vocal brahmsiano a suave ritmo de vals entre tanto: Canciones de amor.
Un respiro, éste de Brahms, que lució las cualidades del apartado coral de esta institución: claridad, energía y fraseo en breves piezas de impacto inmediato.
La atmósfera misteriosa del primer movimiento de la Danza para violonchelo y orquesta de Anna Clyne con Inbal Segev en su rol solista, era otra historia, pese a su común título: veladas sugerencias que aprovechaban registros extremos en las proximidades más delicadas del unísono… Y un fondo cantabile, casi litúrgico que se siguió de movimientos más inquietos o scherzantes como el segundo, junto a episodios más o menos fugados o melódicos, siempre en aquel aura inicial.
El vals de Ravel fue un espléndido colofón a este programa sinfónico-coral trenzado alrededor de la danza; un atractivo y poderoso final. Me quedo aquí, con la firme pero flexible plasticidad impresa a la voluble vena medular de este vals.
Luis Mazorra Incera
Inbal Segev, violonchelo.
Orquesta, Joven Orquesta y Coro (Josep Vila) de la Comunidad de Madrid / Marzena Diakun.
Obras de Brahms, Clyne, Rachmaninov y Ravel.
ORCAM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto © Íñigo de Amescua - Fundación ORCAM