La trigésima edición del Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid vio ayer felizmente su inauguración, tras la incertidumbre de las últimas elecciones, que finalmente permitieron que el festival continúe con la novedosa, valiente y exitosa trayectoria que impusiera su director, Pepe Mompeán, en las cuatro ediciones pasadas, puesto que él mismo ha sido renovado en su cargo. Las cifras de la presente edición son realmente abrumadoras, tanto por la cantidad de conciertos, como por la diversidad de sus géneros y estilos.
Del 27 de febrero al 2 de abril de se ofrecerán 51 conciertos de los que 35 son estrenos, con 13 encargos producidos por el propio festival. Además, la apuesta por los músicos y grupos españoles es un aspecto a destacar, ya que son una abrumadora mayoría en la programación, en géneros tan dispares como la Música Antigua, con más de 20 agrupaciones, la Música Contemporánea, o las músicas más actuales (Fusión, Flamenco, Jazz…). Todo ello permite que el concepto de ‘arte sacro’ evolucione y se acerque a nuevos públicos, sin desdeñar a la fiel audiencia tradicional.
Los espacios en donde se desarrollará esta explosión artística son lugares tan emblemáticos como sorprendentes: iglesias, museos, salas de teatro alternativas, centros culturales…, que, aunque casi todos se localizan en la villa de Madrid, también hay lugar para la difusión cultural en otras localidades de la Comunidad de Madrid, como Alcalá de Henares, San Lorenzo del Escorial o Las Rozas.
Para la inauguración del festival, todo un acontecimiento en la vida cultural madrileña, con esa cola de decenas de metros formada horas antes del evento por el entusiasta público, se escogió a un grupo español emergente de música antigua, Concentus König, dirigido por Jorge Suárez-Muñoz, con un programa bellísimo e infrecuente. Bajo el título de El primer réquiem alemán, se ofreció la poética música en torno a la muerte que los autores germanos de comienzos del siglo XVII compusieran en estilo veneciano, ya que lo aprendieron en Italia de autores como Claudio Monteverdi o Giovanni Gabrieli, pero utilizando poéticos versos sacros en su propio idioma, el alemán, lo que permitía que fuera inmediatamente comprendida por los fieles luteranos.
Con un orgánico muy grande para lo que estamos acostumbrados en un grupo español de música antigua, 4 sopranos, 2 altos, 4 tenores, dos bajos, un cornetto, 3 sacabuches, 3 flautas de pico, viola da gamba, archilaúd, violone y órgano, que demuestra la solemnidad e importancia de la ocasión, se interpretaron obras de Heinrich Schütz, Michael Praetorius y del italiano Giovanni Gabrieli.
La primera obra que escuchamos, Selig sind die Toten, de Schütz, conforma claramente el título del programa, Un réquiem alemán, puesto que es el mismo texto utilizado por Johannes Brahms en su Ein deutsches Requiem op. 45.
Concentus König estuvo conformado en esta ocasión por un plantel de cantantes profesionales, de sobra conocidos por el público madrileño, al que se sumaron un consort de tres flautas de pico más una viola da gamba que casi siempre doblaba al Coro I, y un grupo de metal -un cornetto y tres sacabuches- que hacían lo propio con el Coro II. Como bajo continuo actuaron Daniel Oyarzabal al órgano, Pablo Martín Caminero al contrabajo y Ramiro Morales al archilaúd. Con estos exuberantes medios se lograron unos acordes finales de gran riqueza tímbrica, puesto que la suma de estos instrumentos con los 12 cantantes creaba una textura profunda y espectaculares fortes.
Teniendo en cuenta la experiencia y el valor de los cantantes e instrumentistas que conformaron el ensemble, junto a la excepcional música que contenía el programa, el concierto prometía ser una velada magnífica. Pero, sorprendentemente, nos encontramos con una interpretación plana, carente de recursos y con una gran falta de comunicación entre los intérpretes y el director.
Los deliciosos textos que acompañan esta soberbia música deben ser expresados profusamente, diferenciando la multitud de afectos tan característicos de esta época, pero tristemente la expresión de éstos se hizo inapreciable, haciendo imposible su distinción por parte del público de qué se estaba expresando, muy difícil de comprender ya de por sí de un idioma tan lejano a la mayoría del público español como es el alemán.
El concierto se convirtió en una suma de individualidades, en lugar de erigirse como el fantástico conjunto que pudo llegar a interpretar estas magnas obras. Aún con todo podemos destacar la labor de las tres sopranos que actuaron como solistas en la mayoría del programa, Manon Chauvin, de bello timbre y gran musicalidad, Margarita Rodríguez, de generoso volumen que debió haber moderado en ocasiones Suárez-Muñoz y Rosa Miranda, siempre segura en su línea de canto. Asimismo, el tenor Ariel Hernández Roque ofreció una bellísima interpretación de sus difíciles partes de tenor agudo.
Los instrumentistas que lograron una labor más destacable fueron el conjunto de metales, especialmente en Canzoni per sonar ‘La Spiritata’ de Giovanni Gabrieli, en donde la cornetista Núria Sanromá mostró el virtuosismo de su instrumento, junto a los tres sacabuches, Álvaro Martínez, Jordi Navarro y Ricardo Ortiz, que sonaron en todo momento equilibrados, afinados y compactos.
Quizá el concierto hubiera sido más virtuoso si se hubieran efectuados más ensayos o si Jorge Suárez-Muñoz hubiera sabido desarrollar más la comunicación entre las complejas secciones de esta música, a la vez que hubiera podido imprimir un tempo estable, que en muchos momentos del concierto no existió. Echamos de menos también una forma definida en el fraseo, muy notable por ejemplo en los dos corales de Praetorius que los cantantes interpretaron a capella, quizás el momento de más fragilidad interpretativa de la velada.
El público dedicó una gran ovación a los intérpretes, lo que obligó a la interpretación del monumental O bone Jesu, de Heinrich Schütz.
Simón Andueza
Concentus König, Jorge Suárez-Muñoz, dirección.
Obras de Heinrich Schütz, Michael Praetorius y Giovanni Gabrieli.
Jueves 27 de febrero de 2020, 20:00 horas.
XXX Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid.
Iglesia de San Jerónimo el Real, Madrid.
Foto © Tempo Musicae (Twitter)