Una aria-prólogo expresamente reposada desde su primer aliento instrumental en esta versión, dio comienzo en la voz de la soprano Lucía Martín Cartón al concierto final de temporada del Coro y Orquesta de la Comunidad de Madrid dirigidos por Víctor Pablo Pérez en el Auditorio Nacional de Música.
Y así fue, con algún (relativo y puntual) contraste interno con “improperios” y otras consideraciones dramáticas, paradójicas con la Divinidad (“Cum sceleratis reputatus est...” / “Fue contado entre los malhechores...”), la tónica general de este fresco sinfónico-coral de Pasión de César Franck.
Tónica, pues, contrita, con tempi comprometidos para la continuidad melódica y comprensión del texto (latino) así como, en cierto modo, para el “fiato” de los cantantes, como, sin ir más lejos, en aquella aria inicial de soprano solista que comentamos como exordio de este mismo texto y bello Prólogo de la propia obra (“O vos omnes qui...”).
Tres solistas, la soprano citada, el tenor Airam Hernández y el barítono Gabriel Bermúdez, exigidos por respiración o tesituras, incluso por la dinámica (relativa) del registro grave (como ocurriera en el solo central de barítono de la Quinta palabra: “Sitio” / “¡Tengo sed!”).
Por lo demás, un clima lírico intermitente el planteado por Franck, para una obra que no sabe si quedarse con la propia religiosidad, con cierta melodía tardo-rossiniana o la monumentalidad con la que coquetea.
En orden inverso al anunciado e impreso en el programa (virtual) del acto, estas Siete palabras de Franck se siguieron de un transitado Requiem de Gabriel Fauré que se inició por los mismos fueros, cuando, sin duda, la obra no precisa de tamaña contención. Aunque, eso sí, se acercó de seguido a su moderado y lenitivo cariz con reguladores dinámicos meritorios (por mascarillas y distancias, de los cantantes al podio y de éstos entre sí).
Destacados detalles de coro a cappella en el Ofertorio con atención al fraseo junto a, en la tónica anterior, aquella fluidez comprometida, como en el final del Agnus Dei y, de inmediato, en un Libera me que, bromeando un poco, podría llegar a parecer que dudara de la urgencia de dicha petición.
Curioso, por puntual y relativo (de nuevo), contraste al alcanzar un ciertamente logrado “In Paradisum” postrero, para dos obras elegidas a priori e interpretadas (¿sin embargo...?) con ostensible homogeneidad.
Luis Mazorra Incera
Lucía Martín Cartón, soprano; Airam Hernández, tenor; y Gabriel Bermúdez, barítono.
Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid / Víctor Pablo Pérez.
Obras de Fauré y Franck.
ORCAM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto: Lucía Martín Cartón / © Teatro de La Meastranza - Guillermo MENDO