La Orquesta de la Comunidad de Madrid dirigida por José Ramón Encinar ofreció un concierto dedicado a Tomás Marco con motivo de su (muy reciente además) ochenta cumpleaños, en la Sala 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Un programa que conjugaba tres conciertos para solista y orquesta del compositor madrileño, junto a una pieza final para orquesta de cámara de nutrido elenco. Tres conciertos que convocaron, lógicamente, a sus respectivos tres solistas destacados: Conrado Moya en la marimba; Cecilia Bercovich al violín; y Rafael Aguirre, guitarra.
El programa siguió, en cierto modo, orden cronológico inverso. Así, de inicio, se ofreció el estreno, para luego centrarse en piezas del autor homenajeado fechadas en los años setenta y primeros ochenta, culminando con la página más veterana de la tarde.
El Concierto para marimba y orquesta se presentó, pues, como estimulante arranque y carácter de primicia. Para empezar mencionemos algo que saltaba a la vista. Su solista, Conrado Moya, interpretaba su, siempre comprometido papel solista, sin partitura alguna, de memoria. Un alarde de profesionalidad nada frecuente sobre las tablas en estas circunstancias, que aplaudimos desde aquí (más aún para una partitura en riguroso estreno, como era el caso).
Un concierto que nacía de la natural dinámica impresa por una característica percusión con, a menudo, rítmica reconocible y ligeramente obstinada en sus giros, que se extendía a la textura orquestal.
El Concierto del alma (para violín y orquesta de cuerda), como dije, nos devolvió ya a los primeros ochenta (1982). Contraste, igualmente delimitado por bloques, y mayor inicisividad, que lució sobremanera la sonoridad de su solista, Cecilia Bercovich.
Una violinista que abordaba extremos de tesitura (a modo de intensos "pedales" en registro agudo) con extraordinaria, densa y poderosa intensidad. Pedales, notas tenidas, que equilibraron las texturas de la orquesta (en esta ocasión, orquesta de cuerda).
El más breve Concierto Guadiana para la guitarra de Rafael Aguirre en su rol solista, desarrolló planteamientos análogos, explotando aquí, en buena parte de su amplia sección final, técnicas propias de la guitarra, atmósferas móviles con relativa limpieza de planteamiento, nuevamente, a modo de un concepto extendido de "pedal" (móvil).
Para terminar, como ya dije, con la obra más alejada en el tiempo del programa (1970), Mysteria (para orquesta de cámara).
Nuevamente los bloques que conformaban las diversas texturas, quedaron aquí más patentes, para concluir, así, este programa monográfico, homenaje del CNDM-Series 20/21 a Tomás Marco, en la claridad gestual llevada por José Ramón Encinar al grupo instrumental de la Orquesta de la Comunidad de Madrid que se cita detalladamente bajo estas líneas.
Luis Mazorra Incera
Cecilia Bercovich, violín; Rafael Aguirre, guitarra; y Conrado Moya, marimba.
Orquesta de la Comunidad de Madrid / VIOLINES I: Víctor Arriola (concertino), Ema Alexeeva (ayuda de concertino), Claudia Sansón, Antonio Navarro, Pablo Griggio y Julen Zelaia. VIOLINES II: Rocío García (solista), Paulo Vieira, Igor Mikhailov, Felipe Manuel Rodríguez y Robin Banerjee. VIOLAS: Iván Martín (solista), Fran Ainoza, Blanca Esteban y Almudena Arribas. VIOLONCHELOS: Stanislas Kim (solista), Nuria Majuelo (ayuda de solista) y Dagmar Remtova. CONTRABAJOS: Francisco Ballester (solista) y Luis Otero (solista). ARPA: Laura Hernández. FLAUTAS: Violeta de los Ángeles Gil (ayuda de solista) y Jorge Rivero. OBOES: Lourdes Higes (solista) y Lourdes Vigueras. CLARINETES: Víctor Díaz (solista) y João Oliveira. FAGOTES: José Vicente Guerra (solista) y María Bernal. TROMPAS: Iván Carrascosa (solista) y Ángel G. Lechago (ayuda de solista). TROMPETAS: César Asensi (solista) y Óscar Grande. CELESTA: José Segovia. TIMBALES y PERCUSIÓN: Alfredo Anaya (ayuda de solista), Eloy Lurueña (ayuda de solista) y Jaime Fernández.
José Ramón Encinar, director.
Obras de Tomás Marco.
CNDM-SERIES 20/21. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid.
Foto © Elvira Megías