La música de Franz Joseph Haydn viaja con frecuencia a Madrid desde hace más de doscientos años. El pasado sábado 5 de octubre 2019 llegó de la mano de El canto de Polifemo para inaugurar la nueva temporada de conciertos que este curso nos ha preparado Paco Quirce.
Ya en 1783, la condesa-duquesa de Benavente hizo un contrato con Haydn en el que este estaba obligado a enviarle sus composiciones en número no inferior a doce por año. Cobraría por una misa 16 florines, por los 24 minuet y contradanzas 450 florines, etcétera.
Sólo a tu númen, Háyden prodigioso
Las Musas concedieron esta gracia
De ser tan nuevo siempre, y tan copioso,
Que la curiosidad nunca se sacia
De tus obras mil veces repetidas.
Tiempo á que en sus privadas Academias,
Madrid a tus escritos se aficiona,
Y tú su amor con tu enseñanza premias;
Mientras él cada día
Con la inmortal encina te corona
Que en sus orillas Manzanares cria.
LA MÚSICA (poema), por D. Tomás de Yriarte (1779)
No es pues de extrañar, por tanto, que fuese a Haydn a quien se encargase un oratorio para la Catedral de Cádiz, ciudad cosmopolita e importante en la España del xviii. Fue el sacerdote Don José Sáenz de Santa María quien se lo pidió y acogió el estreno de Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz (Hob. XX:1B) en 1786. Un año después, Haydn escribió una versión para cuarteto de cuerdas, y es lo que escuchamos en la Iglesia de las Mercedarias de Góngora el pasado sábado.
Los intérpretes eran solistas de la Camerata Antonio Soler, un grupo formado en 2011 con la intención de recuperar patrimonio musical histórico. Para ello, si es necesario como en esta ocasión, utilizan instrumentos originales de la época.
La puesta en escena quiso parecerse a la original gaditana en que el obispo recitaba la primera palabra y, tras un sermón, continuaba la música, y así una tras otra las Siete Palabras. Aquí, el musicólogo Daniel Quirós subió al púlpito y fue leyendo el poema La muerte de Jesús de Karl Wilhelm Ramler, entrelazando así los fragmentos musicales. Lectura dramatizada y oportuna.
Los miembros del cuarteto, con naturalidad y sin esfuerzo aparente fueron desgranando las nueve secciones de la obra, desde el «Preludio» hasta el «Terremoto final». Quedamos conmovidos por la belleza de la sonoridad del conjunto, su perfecta afinación y empaste, la expresividad contenida pero intensa.
Cada instrumento con voz propia, y el violonchelo, que ya no es un simple bajo continuo sino que se interrelaciona y canta como los demás, una novedad para la época, invento de Haydn a partir de sus Cuartetos rusos op.33, compuestos unos años antes del oratorio de Cádiz.
Los jóvenes intérpretes de la Camerata Antonio Soler no tienen nada que envidiar a los cuartetos de fama internacional que nos venden las grandes empresas. Aquí mismo los tenemos, con mucho que decir y deseando volver a escucharles.
Sol Bordas
Franz Joseph Haydn: Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz. (Versión para cuarteto de cuerdas)
Solistas de la Camerata Antonio Soler. Olga Castiblanque (violín); Amaya Figueredo García (violín); Marian Herrero (viola); Víctor Esteban Iglesias (violonchelo); Daniel Quirós (narrador).
El canto de Polifemo. Iglesia de las Mercedarias de Góngora
5 de octubre de 2019