Cuando se puede escuchar un concierto de cámara como el ofrecido por el cellista muniqués Adolfo Gutiérrez Arenas (español efectivo de origen astur-leonés), con el donostiarra Patxi Aizpiri al piano, en una Semana Internacional de Música como la de Medina del Campo, puede parecer un milagro; pero si se fija en el ordinal que la precede, vigésimoctava, la verá ya habilitada para ello y, de paso, ver vendidos todos los abonos para la misma a un público ya habituado a degustar buena música.
Y es que Adolfo Gutiérrez, en primera actuación tras reciente muerte de su padre, mentor y compañero eterno, Adolfo Gutiérrez Viejo, dispuso un programa sin concesiones, difícil y arriesgado, apoyado en técnica sólida y fácil, sin gestos inútiles y serena e íntima musicalidad, se permite distinguir nítidas relaciones y dinámicas que ganan al auditorio por calidad expresiva y pureza de sonido, servidos en el Francesco Ruggieri-1673 que toca, cedido por mecenas anónimos. Si sumamos que Aizpiri fue ""colega, protagonista, vigilante y respetuoso, no mero acompañante”” como pedía Brahms, nos hallamos ante un dúo de alto nivel.
Las Piezas de fantasía, op. 73 de Schumann en transcripción que él mismo hizo para cello y piano, recuerdan sus imágenes mentales opuestas, Eusebio y Florestán, por los distintos caracteres que se plasman en cada una que, aún independientes, forman una unidad expuesta con claridad y finura de arco por Gutiérrez, desde “suave y expresivo” inicio, hasta solicitado “más y más rápido” del fogoso final.
Vino después la joya romántica que es la Sonata nº 1 en Mi m., op. 38 de J. Brahms que, calificada con ironía de “no difícil de tocar”, animó al editor encontrado. En honor a su admirado Bach, toma de su “Arte de la Fuga” los “Contrapunctus 4 y 13” como tema de sus Allegros inicial y final, amplio y cálido el primero, de hábil factura el 2º asemejado a Fuga, donde el dúo pudo lucir comunión de ideas y modos, tras haber hecho el “quasi menuetto” con grácil e idéntica agógica en excelente versión.
La segunda parte, para la Sonata en Re m., op. 40 de Shostakovich, escrita en 1934 antes de ser censurado y dudando de la estabilidad de su matrimonio. El dúo volvió a brillar: Aizpiri arpegió con clase en inicio y penetrante en el ingenioso ostinato, p permitiendo al cello asumir como naturales cambios tonales y alegría enérgica de cada Allegro; el Largo fue muy emotivo por el hermoso canto íntimo y reflexivo de Gutiérrez, rematado con el rondó final donde ambos se cambian 5 veces el tema rico e irónico, para un duro y brillante final. El público reaccionó con satisfacción y consiguió, tras varias salidas, un serio regalo: Sonata de Franck y aún Meditación de la ópera “Thaïs” de Massenet. Honda huella.
La prestación anual de la OSCyL, aportó la banda sonora original del film “Tiempos modernos”, 1936, de Charlie Chaplin (guionista, compositor, director y productor), en proyección simultánea conducida por Rubén Gimeno desde el atril. Asombra que siendo sólo autodidacta y silbador, compusiera 14 números tan descriptivos por ritmo, gracia y efectos a escenas fílmicas tan geniales, incluyendo un leitmotiv para cada personaje y lirismo de fino estilo como Sonrisa en los momentos románticos; incluso oír por única vez su voz (respetada del original) cantando “charabia”, texto ininteligible con el que versó la conocida “Busco tras Titina” de L. Daniderff. Gimeno condujo a sus músicos con seguridad, ajuste y flexibilidad; lo justo para adecuarse plenamente al desarrollo de una película, que no ha perdido un ápice de actualidad. Éxito total ante un Auditorio al completo, que despidió a la OSCyL entre ovaciones.
José Mª Morate Moyano
A. Gutiérrez Arenas, P. Aizpiri: Schumann, Brahms, Shostakovich.
Orquesta Sinfónica de Castilla y León: Charlie Chaplin.
Auditorio Municipal de Medina del Campo.
Foto © Francisco Jiménez del Bosque