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Crítica / Gautier Capuçon y Jaume Santonja triunfan con la OSCyL - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 31/01/2023

                                      

Una 1ª parte de primicias para la OSCyL: Nocturno sinfónico (2017), IX Premio de Composición AEOS-Fundación BBVA, de Marcos Fernández Barrero (Barcelona, 1984) y Concierto para cello y orquesta (1956), aquí hecho en su versión revisada de 1961 en su parte orquestal, de William Walton (Oldham-U.K. 1902, Isquia 1983); y una 2ª con la Sinfonía nº 3 en Do M., op. 52 de Jean Sibelius (Hämeenlinna 1865, Ainda 1957, Finlandia), en 2ª vez, integraron el 8º programa de temporada 22-23. Como invitados actuaron el cellista Gautier Capuçon (Chambéry 1981), 3ª vez con la OSCyL con su Matteo Goffriller "El Embajador" (1701) y el Director Jaume Santonja Espinos (Bocairent 1986), Principal invitado en la Sinfónica de Milán, 2 temporadas asociado en la Euskadiko Orchestra y Asistente en la CBSO, UK, que debutaba con la OSCyL.

El Nocturno sinfónico, inspirado en los mágicos y misteriosos estados psicológicos que se producen frecuentemente en el descanso nocturno, cuando ni pensamos ni decidimos qué hay en el subconsciente. Dice su autor que ha pretendido innovar en las texturas orquestales, respetando la interpretación clásica de los instrumentistas. Y así lo hace durante los 13 minutos que dura su exposición, que divide en dos secciones: Somnolencia y Pesadilla, hechas sin pausa y que obedecen a sus nombres, tranquila y onírica la 1ª, a medias voces confusas pero distinguibles y más agitada la 2ª, con sobresaltos tímbricos contenidos y volúmenes superiores que aparecen y se borran como los personajes o ideas que los generan y desaparecen. La pieza se escucha con agrado y fue bien entendida y conducida por el Maetro, que obtuvo máxima colaboración de sus músicos, con buena prestación de piano y timbales. Fernández-Barrero, presente en la Sala, compartió ovación con OSCyL y Santoja, que condujo "a la mano".

El Concierto para cello de Walton, que él mismo valoró como el mejor de sus 3 para cuerdas, se mueve en una tonalidad inquieta e inestable, lo que le une en cierta manera con la de Sibelius que le acompañó en programa, así como en la fina orquestación que permite siempre escuchar al solista. Dedicado a Piatigorsky, el gran cellista que lo estrenó en 1957 y que el autor escogió por juzgarle capaz de superar sus dificultades técnicas y exhibir los delicados timbres y colores que su bien estructurada y unidad temática que la partitura contiene. Para mejorar esa condición, aún revisó la orquestación en 1961, disminuyendo un punto la parte de vibráfono, que podía ocluir el sonido del cellista y así la escuchamos. Gautier hizo una versión estupenda, bien concertado con Santonja y la plantilla orquestal, cantando con nobleza y color oscuro la melancólica melodía del Moderato con arpa, bajos y vibráfono; impoluto en el complicado trabajo en la zona aguda, sobre la figura rítmica de pizzicati en cuerdas, que dan pasión t velocidad al movimiento; y en el original Tema e Improvisaciones final, presentó el Tema, elegante, sobre justo pizzicati de cellos y violas, para hacer sus variaciones a solo risoluto, tempo giusto con impecable afinación y Rapsódicamente con lirismo y delicadeza; la orquesta hizo la I y la III sola con empaste y alegría en la expresión y terminando, juntos, con el cello de nuevo en los oscuros colores iniciales, con ideal conjunción.

El éxito fue grande como la acogida de la Sala casi al completo, en particular a Capuçon que tras varias salidas, regaló junto con Marianne ten Voorde, arpa solista, la versión para ambos del nº XIII de El carnaval de los animales, R. 125 de Saint-Saëns: El Cisne , hecho con tanta sensibilidad y belleza, que volvieron a repetirse ovaciones y salidas, que el artista compartió con la arpista, a gran nivel, en varias ocasiones, en triunfal despedida.

En la 3ª Sinfonía de Sibelius, Santonja, que demostró conocer y dominar el repertorio, obtuvo excelentes resultados sin alharacas, sólo buscando expresión y equilibrio en un sonido que no crispa nunca y que en escasos momentos duda en ajuste por lo ligado del gesto. Dio énfasis a lo amable y aparentemente simple de la obra, en particular a su 1er. movimiento, done usa el tritono Do-Fa# para, con econnomía de medios, pasar de la tensión a la resolución reposada. Flauta, oboe, trompas y los corales de metales y maderas, con firmes cuerdas y timbal, fueron cimientos sobre los que la obra se edificó poco a poco, reiterando el tritono en el 3er. movimiento final. La OSCyL volvió a rayar a gran nivel, en una versión sobresaliente. Otra jornada para feliz memoria.

José M. Morate Moyano

 

Gautier Capuçon, cello

Orquesta Sinfónica de Castilla y León / Jaume Santonja

Obras: M. Fernández-Barrero, W. Walton y J. Sibelius

Sala sinfónica "J. López Cobos" del CCMD de Valladolid                                                                                 

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