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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Fulgor isleño (Orquesta Sinfónica de las Palmas)

Las Palmas de Gran Canaria - 30/07/2019

Brillante clausura de temporada de la Orquesta Sinfónica de las Palmas, que celebra durante 2019 los 20 años de su segunda etapa de recorrido profesional. El concierto, titulado "En Amistad", presentó un programa compuesto por célebres arias de ópera y zarzuela, así como motivos populares y cantos isleños. Dirigido por el actual responsable de la formación, el joven y proyectado maestro grancanario Rafael Sánchez-Araña, tuvo, además, como protagonistas especiales a tres relevantes tenores isleños de sobrada trayectoria internacional: Celso Albelo, Francisco Corujo y Jorge de León.

Desde la primera pieza abordada, el Preludio de Carmen de Bizet, pudo comprobarse el arrojo e intensidad interpretativa de la Sinfónica, equilibrada y fluida en todas sus secciones, y que respondió con total complicidad a las indicaciones de su director. Los tres tenores alternaron sus intervenciones desarrollando un acertado programa en recorrido y diversidad.

La nómina de voces solistas mostró las grandes cualidades líricas que les son propias en las distintas arias propuestas, escogidas muy a la medida de sus habituales y respectivos repertorios. Celso Albelo, muy asentado en el escenario, resaltó por la amplia gama de matices y dinámicas obtenidas, así como por la sorprendente y controlada proyección de su voz en Una furtiva lacrima y Vivi tu, te ne scongiuro, pertenecientes al Elisir d'amore y Anna Bolena, de Donizetti, o en su vivaz versión del aria Por el humo se sabe donde está el fuego, de Vives. Francisco Corujo, por su parte, se mostró especialmente sutil en lo expresivo exhibiendo un gran control técnico en la articulación del L'amour! Ah!, lève-toi, soleil, del Romeo y Julieta de Gounod, muy resuelto también en Tienes razón, amigo, de la Chulapona, compuesta por Moreno Torroba, y con gran calidez en su versión de Tamadaba, obra de Álamo orquestada por Bonino.

El tercer tenor, Jorge de León, desplegó una vocalidad firme, de timbre profundo y equilibrado, tanto en Addio alla vita como en el Nessum dorma, pertenecientes, respectivamente, a Tosca y Turandot de Puccini. Si en la segunda de ellas alcanzó uno de los momentos más impactantes de la velada no fue menos intensa y contrastante su versión de No puede ser, de La tabernera del puerto, de Sorozábal. El maestro Sánchez-Araña, absolutamente atento en todo momento a la coordinación entre la formación orquestal y los solistas, logró la adecuada imbricación de todas las partes implicadas.

Con el Intermedio de La Boda de Luis Alonso, de Giménez, y el popular Sorondongo, en arreglo de Hope, la orquesta volvió a evidenciar sus buenas dotes bajo la batuta de su director titular, manifiestamente seguro, preciso y natural en sus gestos. La frescura melódica e impulso rítmico obtenidos en la primera de ellas acentuaron el carácter españolista inherente a la pieza de Giménez, donde la sección de metales y percusión fueron actores fundamentales. Hope mostró una gran inventiva en su adaptación del Sorondongo, desplegándolo en las distintas familias instrumentales. Con una rica orquestación, descontextualizó al motivo popular mediante tics de corte cinematográfico o de swing, como pudo percibirse con claridad en la sección intermedia o en el final de su particular arreglo.

A medida que avanzaba la noche, la jornada se tornó mucho más festiva con las interpretaciones -esta vez en voz de los tres tenores canarios juntos- de los populares Cantos isleños, también adaptados por Bonino, así como de La donna é mobile del Rigoletto verdiano.

La profesionalidad, compenetración y más que palpable camaradería de todo el elenco creó una enorme empatía con el público asistente, completamente entregado, que respondió de forma efusiva a los bises brindados, sobretodo al Pasodoble Islas Canarias de Josep María Tarridas (también cantado a tres).

No podía tener mejor resultado este concierto conmemorativo que, con absoluta nitidez, reveló la madurez de una formación orquestal sin ánimo de lucro y preservadora de los valores musicales canarios, con más de 20 años de trayectoria y que, bajo la dirección de Rafael Sánchez-Araña, ha alcanzado un destacado nivel técnico, experiencia formativa y ductilidad en el repertorio. Quedó más que patente la gran salud de los músicos isleños, no siempre conocida y prodigada en su justa medida fuera del contexto insular.

Juan Manuel Ruiz

Celso Albelo, Francisco Corujo y Jorge de León.
Orquesta Sinfónica de Las Palmas / Rafael Sánchez-Araña. Obras de Bizet, Donizetti, Gounod, Puccini, Giménez, Moreno Torroba, Vives, Sorozábal,  Álamo, Verdi y Populares Canarias.
Auditorio Alfredo Kraus, Las Palmas.

Foto © Nacho González

1966
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