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Crítica / Forma, fidelidad y... fantasía - por Luis Mazorra

Madrid - 20/04/2021

La Orquesta Sinfónica de Madrid dirigida por Ivor Bolton adoptó en su sección de cuerda, una interesante disposición simétrica en su concierto del Auditorio Nacional de Música. Una disposición que saltaba a la vista al margen de la notable magnitud del elenco... (Más que notable, diría yo, para estos tiempos y circunstancias.)

Y, así, dispuso de una cuerda dimensionada sobre la base de seis contrabajos (en realidad, tres más tres, repartidos en puntual simetría geométrica en los extremos derecho e izquierdo del escenario), ocho violonchelos (igualmente, simétricos, cuatro y cuatro), diez violas en el corazón mismo del conjunto, etc.

Una simetría de la que sacaron su partido de inicio, las Cuatro piezas españolas (para orquesta de cuerda) de Cristóbal Halffter servidas en calidad de encargo BBVA y estreno.

Oleadas espacio-musicales enmarcaron sus Sevillanas. De seguido, el célebre y sentido tema folclórico que recoge y ocupa el corazón de Las diez melodías vascas de Jesús Guridi, en diversa armonización. De vuelta a Sevilla, Fantasía sobre la, no menos célebre, Fantasía X "que contrahaze la harpa en la manera de Ludovico" de los tres libros para vihuela editados en la citada capital hispalense por Alonso Mudarra, y, "at last but not least..." el popular y emblemático pasodoble Suspiros de España de Antonio Álvarez, en revisión Halffter.

Una sugerente Escena en el campo donde las virtudes que transmite este elevado atril y podio con Bolton, se vieron premiadas, fue también (una vez más) el corazón de una Sinfonía fantástica de Berlioz que contara, por su parte, con una nada desdeñable orquesta, ya en disposición tradicional, dimensionada sobre cuatro de aquellos seis contrabajos.

Antes, el sentido formal al margen de toda subjetividad y el deslinde de los innovadores gestos de orquestación propuestos por Berlioz, dieron carácter severo y cabal a lo que es, sin duda, más allá de opiáceos y otras fantasías, una sinfonía (con la preceptiva repetición de la exposición en el Allegro agitato e appassionato assai, de sus primeros Ensueños y pasiones, incluida).

La potencia de los cuatro fagotes en la Marcha a la ejecución, aportaron tono grotesco y descarnado. Una sonoridad directa que, unida al ostentoso acorde con que culmina, arrancó aplausos más despistados, reflejos y pavlovianos (¿condicionamiento... "clásico"?) que furtivos.

Unas efectivas y contundentes campanas y las dos tubas crearon el momento más teatral y perturbador, en el Sueño de una noche de akelarre.

Una versión, en suma, que se apartó de lo poemático, para aportar fidelidad, concisión y forma.

Aplauso final unánime de un público entregado de principio, con excelente sensación de entrada y precios relativamente populares en taquilla.

Luis Mazorra Incera

Orquesta Sinfónica de Madrid / Ivor Bolton.

Obras de Álvarez, Berlioz, Cristóbal Halffter y Mudarra.

OSM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

Foto: Ivor Bolton / © Nancy Horowitz

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