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Crítica / FIVE: Celebración inaugural con Juan Diego Flórez - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 07/08/2023

Brillante inauguración de la tercera edición del Festival Internacional de Verano de El Escorial (FIVE). Puede parecer una frase tópica, que lo es, sin embargo, traduce con exactitud el tono de celebración que aquí se vivió.

Y sí, la presencia del largamente celebrado tenor Juan Diego Flórez, acompañado de Vincenzo Scalera al piano, fue todo un acontecimiento en todos los sentidos.

Un rotundo acontecimiento a tenor, también, primero de lo escuchado, especialmente en una estimulante segunda parte junto con su generosísima y variadísima propina, y, claro está, a tenor de la respuesta de un público que abarrotaba el amplio aforo del Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial.

Un marco que, así, colgaba con orgullo en este su día inaugural, el siempre deseado cartel de: "no hay billetes". Un público además, de entrada y, mucho más a la postre, entregado y deseoso de que las propinas se prolongaran hasta el infinito... "y más allá…"

El recital tocó muy diversos palos con obvio protagonismo del repertorio operístico italiano y verdiano en particular. Un protagonismo de la ópera italiana en un programa apuntalado con arias de primer nivel en ambos extremos, tanto de inicio como en su remate.

La primera parte, de hecho, era un "tutto Verdi", mantenido incluso en los breves descansos del cantante, con los correspondientes solos alternativos del pianista.

Y, al otro extremo, el remate de la velada volvía a la gran ópera italiana, con Puccini: un Intermedio de Manon Lescaut de preparación versado al piano solo, y, de seguido, una exigente aria de referencia: la emotiva Che gelida manina de La bohème.

Simetría operística italiana, pues, que abarcara, entre tanto, exquisiteces de otros repertorios, en cierto modo, más populares y con relativa raíz folclórica.

Magnífico dominio técnico y estético en la primera parte verdiana citada, con arias como alguna de las de Rigoletto iniciales, para abrir boca. Destacadas con mayor intensidad, cuando Flórez afrontaba con maestría, estilo y musicalidad, las consabidas (y comprometidas) cadencias a solo y ad libitum que las caracterizan a menudo. Arias destacadas con las que un público sensible, estuvo receptivo y correspondió con un plus de entusiasmo.

Tras el descanso, el panorama se presentaba mucho más variado (y no digamos ya con la notable propina que le siguiera).

El repertorio de zarzuela al inicio de la segunda parte siguió con aquel trazo impecable, añadiendo a esta sólida base, convincentes expresión y sentido.

Romanzas tan incombustibles como la jota arrebatada del Trust de los tenorios: Te quiero, morena, la tersa, melosa e inspirada Bella enamorada y, sobre todo, el No puede ser, tuvieron versión excepcional.

Esta última romanza de Sorozábal, ofrecida con una sutileza de matices tan extraordinaria como apropiada, no nos deja de sorprender. Un mundo dramático condensado con sabiduría sobre el papel, es verdad, pero también hoy, una versión para encuadrar.

Tras un bello Intermedio de Ponce al piano por Scalera, un nuevo tramo con música italiana de otra ascendencia y pretensión más popular, con igualmente sus agudos repartidos con criterio y estudiado lucimiento, de los Tosti, De Curtis o Leoncavallo.

Música de poderoso desarrollo vocal en las facetas más queridas por el gran público y no por ello menos valiosas: proyección vocal, carácter, tensión dramática y un melodismo absoluto.

Las arias de Puccini finales remataban el programa previsto uniendo con verdadera brillantez, como ya adelanté, las cualidades técnicas y estéticas de aquella primera parte verdiana con las disfrutadas con lograda emotividad en la más variada segunda. Un certero broche a una actuación que no se iba a quedar ahí… (ni mucho menos…)

Ovación incontenible… y, de resultas…, propina tras propina… con una generosidad, gusto y empatía propia de otros tiempos.

Flórez pasó, en principio sentado en proscenio y acompañándose a la guitarra, del más sentido folclore andino (arrancando desde casa, Perú, con: José Antonio) o mejicano (como un popular Currucucú… muy personal… con un simpático alarde de fiato incluido y envidiable proyección en su pianísimo incluidos) tan cercanos y universales… a arias más en línea con las operísticas que integraban el propio concierto… Para terminar con leve nostalgia esta sustancial propina-concierto: Una furtiva lágrima… impecable.

Una velada excepcional, estimulante, en un marco serrano, noble y madrileño, privilegiado, llevada con la naturalidad de los grandes artistas.

Luis Mazorra Incera

Juan Diego Flórez, tenor y Vincenzo Scalera, piano.

Obras de De Curtis, Leoncavallo, Ponce, Puccini, Serrano, Sorozábal, Soutullo, Tosti, Verdi, Vert…

FIVE-2023. Festival Internacional de Verano de El Escorial. Madrid.

 

Foto © Pablo Lorente

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