El último programa de abono de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria con dirección de Karel Mark Chichon, tras las cancelaciones de los cantantes encargados de la selección de Madama Butterfly de Puccini, quedó configurado por la Sinfonía nº 40 de Mozart, Don Juan y una Suite de valses de El caballero de la Rosa de Richard Strauss.
La Sinfonía nº 40 de Mozart en manos de Chichon se alejó del rococó galante para internarse en el prerromanticismo. Con un sonido denso y oscuro aportado por una sección de cuerdas de considerable amplitud para lo que se estila actualmente en Mozart, 12/12/8/6/4, esa densidad instrumental tuvo su contrapeso en unos tempi ágiles, vibrato muy medido y fraseo anguloso y claramente perfilado, potenciado por unos contrastes forte-piano muy marcados.
Los inquietantes cromatismos, que tanto asombraron a los contemporáneos de Mozart y que aparecen en los momentos más inesperados, fueron remarcados en una lectura de gran atractivo que miraba más hacia el futuro que al pasado.
Por el contrario, el equilibrio entre vientos y cuerdas, que las lecturas historicistas colocan en primer plano, no resultó tan bien parado, tanto en algunos solos de las maderas, en los que el súbito contraste forte-piano impedía escuchar claramente el diseño de la frase, como en los tutti donde frente al contingente de cuerdas, las maderas resultaban diluidas.
Con Richard Strauss cambiamos totalmente de tercio. El Strauss de Chichón es pasional, de brillo cegador y fraseo arrebatado. Sabe destacar los principales puntos de tensión y distensión, consciente de donde se encuentran los grandes climax hacia los que avanza implacable, pero también de los pasajes líricos, como las sucesivas apariciones del tema de amor, especialmente en la amplia sección central.
En la suite de Valses del Caballero de la rosa, en arreglo del propio Chichón, nos adentramos en la apoteosis del vals con un Chichón que controla el difícil arte del rubato en los valses, algo que no siempre está al alcance ni de las más grandes batutas, retardando o acelerando el tempo a voluntad sin que la música pierda su sentido y direccionalidad, contando con la complicidad de la orquesta que lo siguió como un único músico.
Un gran fin de fiesta que presagia los mejores augurios para la ya anunciada próxima temporada. Que así sea.
Juan Francisco Román Rodríguez
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Karel Mark Chichon.
Obras de Mozart y Richard Strauss.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.