La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria ofreció la Sinfonía nº 8 de Bruckner, en un concierto extraordinario fuera de abono, para conmemorar el 200 aniversario del nacimiento su autor, junto a su Director Honorario Günther Herbig.
El director alemán, que lleva colaborando con la orquesta más de 20 años, es un eslabón de la tradición centroeuropea al que se recurre para esta fundamental parcela del repertorio, con resultados siempre sólidos fruto de su amplia experiencia.
Con 93 años, el maestro Herbig nos ofreció una lectura rigurosa dentro de su estilo imbuido en la tradición de los grandes kapellmeister germánicos. De tempi certeramente calibrados, lejos de las espaciosas lecturas de los directores ancianos, sostuvo la tensión de la monumental estructura sinfónica sin grandes altibajos, con un mesurado empleo de acelerandos y ritardandos y un fraseo suficientemente variado y expresivo.
En el complejo primer movimiento el equilibrio entre secciones fue problemático, con unos metales excedidos, aunque nunca estridentes ni forzados, y un desarrollo temático que avanzó con algunos tropiezos, derivado de un fraseo un tanto incierto y algunos finales de frases deshilvanados. Ya en el Scherzo la batuta logró un mejor equilibrio, con unos metales mejor embridados, acertando a reflejar el contrastado carácter poético del trío central. En el famoso adagio, Herbig supo plasmar convenientemente los amplios crescendos, de tensiones certeramente calibradas, que condujeron progresivamente al gran clímax del movimiento, diestramente ejecutado, para concluir en una coda especialmente notable por la excelente respuesta de trompas y tubas wagnerianas, en una parte especialmente expuesta. El finale tuvo la grandeza deseable, enlazando con naturalidad los diferentes temas, diferenciando sus muy diversos caracteres, para concluir en una coda expuesta con majestuosidad y un pertinente control de las tensiones.
La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria se desempeñó con autoridad en una obra nada complaciente, con un sonido de gran calado y generalmente empastado, pese a ciertos problemas de ajuste y equilibrio, ataques no siempre certeros o algunos finales de frases desmadejados, probablemente resultado tanto de la extrema complejidad de la pieza como del proceso de renovación de efectivos en que está inmerso el conjunto grancanario, que avanza adecuadamente y esperamos culmine con éxito. El homenaje final ofrecido por los músicos al director, en unas emocionadas palabras, hacen presagiar que esta pueda ser la última aparición de Herbig ante la orquesta. De ser así, agradecer al maestro su dedicación de tantos años al conjunto grancanario y reconocer el poso que ha dejado, tanto en los músicos como en el público, su labor hecha siempre con el máximo rigor y entrega.
Juan Francisco Román Rodríguez
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Günther Herbig.
Octava Sinfonía de Bruckner.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.